TODOS IGUALES EN UN MUNDO DE MISERIA.
Vienen a la memoria aquellos escritores de novelas, adelantados a su época, que se aventuraban a describir situaciones y elementos no propios de su "temporalidad", recordemos a Julio Verne o Emilio Salgari.
Fuerzas fantásticas, que dirían ellos, mueven hoy nuestro universo, nuestro mundo, nuestras culturas, nuestras economías, nuestras creencias y hasta nuestra genética.
Movimientos "globalizantes", teledirigidos hacia un proceso en el que la esencia o núcleo está compuesto por economía y demografía, materia e individuo, con un fin excluyente, el poder.
Los medios de comunicación, máquinas totalmente atemporales, redes globalistas de usuario y contraseña, "sellarán", con la fuerza totalitaria, todo sentimiento de capacidad individual y libertad.
Habíamos creído que los "yugos" desaparecieron cuando nos permitieron trabajar con derechos disfrazados, pero no... Todo era un sistema de "domesticación del individuo" para ser utilizado en el circo de "luces y estrellas" que nunca será suyo.
Avanza el ciclo y vemos, con estupor, cómo nos convencen de que los principios y las tradiciones eran los "yugos disfrazados", que la Religión era una herramienta conformista y que el trabajo era circunstancial, mientras el "gran circo de luces y estrellas" se inauguraba.
Siglo XXI, las pandemias son nuevos sistemas de guerra (todas, siempre, han buscado la "riqueza" y el "equilibrio demográfico")... Mandan los generales.
Siglo XXI, caminos opacos, conocidos con el nombre de redes, teledirigidos mediante descodificadores programados desde la "nube"... Dirigen los generales
Siglo XXI, la ceguera muda comerá gratuitamente... Podrá entretenerse con programas auditados... Podrá llenar las playas sin sitio, sin derechos y todo subvencionado... Podrá sentirse libre... Convencen los generales.
Siglo XXI, la sencillez la pintarán como bella, la pobreza como virtud, la humildad como educación, la prudencia como política y la pobreza como honrosa austeridad... Lo han escrito los generales.
Siglo XXI, convertidos en "robots", descansaremos sin pensar y tendremos lo necesario, sólo con decir sí al "universo panteísta", a la "nube bancaria" y a las "redes utilitarias"... Todo eso sin pensar, sin sentir, simplemente obedeciendo.
A esto lo llamaremos globalización, panteísmo elitista excluyente.
Veinte siglos para esto, ¡Dios mío!
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