A ritmo de la música de la película Rocky y su famoso 'Eye of the tiger' saltó Rafa Nadal a la central de la Caja Mágica. El ruido, el clamor popular y su humanidad encogieron a un Stakhovsky que tardó trece juegos y una hora en inaugurar su marcador, momento que acompañó con todo tipo de gestos de alegría y júbilo. Lógico, había hecho un juego al número dos del mundo y a un deportista que por momentos parece aparcar la condición humana para asumir el papel de héroe, pero no de cómic y sí de carne y hueso. El ucraniano sabía que poco más iba a hacer, tal y como reflejó el 6-0, 6-0 y 6-4 que reflejó el marcador y que sirvió para poner el dos a cero a favor de España tras el triunfo de Verdasco sobre Dolgopolov.
Nadal se ha convertido en un ejemplo a imitar. Por todos. Por rivales y por amigos; por el público que acude a las pistas a ver su tenis o los que simplemente le admiran por su talante y a través de la televisión. Es admirado y lo es por gestos repletos de sensibilidad como al que ha dado forma durante toda esta semana y que piensa culminar con España manteniendo la categoría. Hasta el propio protagonista sabe que no es un simple deportista. "Todos estamos haciendo un gran esfuerzo a nivel de superación, impuestos, solidaridad. Hay que ver lo que realmente hay que invertir y solucionar lo que tenemos que arreglar en nuestro país". El pasado lunes conquistó su décimo tercer Grand Slam de su carrera en Nueva York, tras otra lucha de gladiadores ante Djokovic. Agotado, con sus fuerzas al límite, renunció a los privilegios que la Federación de Tenis le ponía a su alcance. Nada de vuelo privado. Linea regular para aparecer por Madrid con el tiempo justo para entrenarse un par de veces, acudir a la cena y sentir el cariño y la admiración de la gente.
Ayer volvió a comprobar lo que representa en una sociedad necesitada de ídolos, de gente que no le defraude. Nadal se ha convertido en un referente para la sociedad española y pancartas como las que ayer se dejaron ver por la Caja Mágica de Gallardón disipan cualquier duda. 'Rafa, orgullo de España', 'Eres nuestro héroe', pero sobre todo una muy simple y que define la química que tiene con el pueblo, 'Gracias por existir'.
Rafa estaba en deuda con el equipo español. Desde Sevilla en noviembre de 2011, con la Davis en juego, no se dejaba ver y ahora era el momento de regresar, de volver y ayudar a salvar la categoría a un equipo que merece estar entre los elegidos. Cuando en el pasado mes de julio, tal y como adelantó El Confidencial, decidió volver a defender la camiseta de España lo hacía convencido, con pleno compromiso, tal y como ha demostrado. Ayer corría por todas las bolas, celebraba los puntos y gritaba su famoso "vamos" como si un nuevo GrandSlam estuviera en juego. Gen ganador.
Ya con el punto en el bolsillo confesó que no le sorprendió ver la Caja Mágica a medio gas y con muchos asientos libres. "España vive un momento complicado y las entradas tienen un precio demasiado alto para una eliminatoria como esta.". Habló del año que está viviendo. "Me toca disfrutar y prepararme para cuando esto no sea un camino de rosas". Para terminar lanzó un mensaje a la clase política y la carrera olímpica. "No sé lo que hay que hacer para que nos den unos Juegos. Como deportista y espectador quería los Juegos, como ciudadano, no lo sé".
COMENTARIO:
Necesitamos que gente como Nadal o como el panadero de mi pueblo, trabajadores de toda la vida y que se han ganado todo lo quieren a pulso, entren en política y sustituyan a la panda de chiquilicuatres sin oficio ni beneficio que nos gobiernan.
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