La mayoría ética.
Derivadas de las palabras del ministro Gallardón sobre la honestidad de Rajoy.
Tras la mayoría silenciosa, la mayoría ética. Dijo el ministro Gallardón en la tribuna del Congreso de los Diputados: «Estamos absolutamente convencidos de que la honestidad personal y en toda su actuación pública a lo largo de toda su vida del señor Mariano Rajoy como presidente del Gobierno es un motivo de orgullo y de ejemplo para esa mayoría ética que en España reclama acabar con la corrupción».
La mayoría ética está orgullosa de Rajoy, esta es la idea. Veamos las derivadas.
¿Qué es lo contrario a «ético»? ¿Tal vez «deshonesto»? Entonces, según se infiere de las palabras del ministro, quienes no sienten ningún tipo de orgullo ante la honestidad del presidente forman parte de la «minoría deshonesta», que es lo contrario de la «mayoría ética». Bastante fuerte. A nadie le gusta que un ministro le acuse de deshonestidad por desconfiar de un gobernante, incluso si ese fuera un comportamiento minoritario.
Por otra parte, ¿qué ocurriría si se demostrara un amplio sentimiento de desconfianza hacia la proclamada honestidad del presidente? ¿Qué cabría deducir de encuestas que pusieran de relieve una escasa credibilidad de Rajoy en dicho capítulo? Tal falta de orgullo nos llevaría necesariamente a plantear un dilema. O bien nos encontramos en presencia de una «mayoría deshonesta» que se contrapone a una «minoría ética» convencida de la bondad presidencial, o bien el ministro se equivoca y es precisamente la ética quien nos lleva a desconfiar del gobernante. Si es el primer caso, va a ser difícil convencer a una mayoría de su deshonestidad, pero cosas como esas son las que intentan los predicadores enviados en misión en tierra de pecadores, con la esperanza de obtener un generalizado «mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa».
En la tribuna del Congreso, el ministro cejialbo se asemeja a un predicador administrando, por gracia de su ministerio, el conocimiento íntimo de la mayoría ética, como otro administró el de la mayoría silenciosa. Ambos saben de corazón que el buen pueblo está con su presidente. ¿Aciertan? ¿Yerran? En mayo hay elecciones europeas y allí se podrá hacer la prueba del nueve. Aunque no faltarán ministros del culto interpretativo dispuestos a administrar el pensamiento de los abstencionistas, que suelen ser muchos en tales comicios y serán más con el bajón moral que arrastramos, ética y silenciosamente.
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