Vean el absentismo parlamentario que no corresponde con los grandiosos sueldos que se adjudicaron.
Otro concepto salarial.
Sus señorías y la asignación complementaria.
Sus señorías, los diputados de la Junta General, se han estrujado la mollera para pagar impuestos por el dinero que ingresan de los contribuyentes y equipararse en sus obligaciones fiscales al resto de los ciudadanos. Han dado muchas vueltas hasta poder echarse y, sin embargo, no se puede decir que hayan acertado en el supuesto cometido de no distinguirse de los demás. No, al menos, en lo que concierne a la vida personal y familiar, que ellos consideran, por lo que se ve, mucho más digna de conciliar con el trabajo que la del común de los mortales.
Por ese motivo se han puesto de acuerdo para introducir un curioso concepto llamado asignación complementaria, por el que se tiene en cuenta salarialmente las consecuencias que se derivan de las distancias entre el palacio de la Junta y el hogar y el daño que por ello sufre la vida personal y familiar de sus señorías. Conmovedor.
Por más que lo he intentado ha sido imposible imaginarme a las empresas en los tiempos que corren ajustando las realidades geográficas y la inversión de tiempo de sus trabajadores para resarcirles salarialmente. Para abundar en los agravios que brinda con tanta frecuencia la política profesional, recuerdo, no sé sigue existiendo todavía, el disparatado concepto de dieta de los eurodiputados por el tiempo de espera en los aeropuertos tras las maratonianas semanas en Bruselas o Estrasburgo.
De nuevo surge la distancia de parámetro y el tiempo perdido como ensoñación privilegiada de una casta que no deja de ingeniárselas para salirse con la suya, incluso en circunstancias en que debería dar un paso atrás y acercarse a la altura del resto de los españoles que por el momento siguen acudiendo a votarles en las urnas pero ya empiezan a hartarse de tanta tomadura de pelo.
Si nuestros diputados empleasen tanto ingenio para resolver los problemas que afectan a los ciudadanos como para burlar la equidad otro gallo cantaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario