Parricidio en Aranjuez: «Los servicios sociales me van a tomar por loca y no quiero que mi hija sufra»
Una mujer de 39 años con problema mentales asesina en la cama de una cuchillada a su hija de 5 y se suicida. Dejó Whatsapp y una carta de despedida de siete folios
Un parricidio conmocionó ayer la ciudad de Aranjuez. Una mujer, Laura García García, de 39 años, que sufría problemas psiquiátricos, acabó con la vida de su pequeña, de apenas 5, a cuchilladas, y se quitó la vida. Antes de cometer semejante atrocidad, se despidió de su familia a la que mandó mensajes de Whatsapp, entre ellos a su madre y a su marido, y a varias madres de la guardería a la que acudía su hija. Además, dejó en casa una carta de siete folios en la que explicaba los motivos de su acción: «Los servicios sociales me van a tomar por loca y yo no quiero que mi hija sufra», decía entre otras cosas.
Lo cierto es que sus allegados, residentes en la misma localidad, corrieron, alarmados, hasta el domicilio familiar, situado en el tercer piso del número 22 de la calle del Mar.
Los peores presagios se cumplieron. Llamaron al timbre e intentaron abrir la puerta, sin éxito. Temiéndose lo peor, avisaron al teléfono de Emergencias 112. La alerta entró como intento de suicidio. Eran las 12.16 horas. Hasta el lugar tuvieron que desplazarse tres dotaciones de Bomberos de la Comunidad de Madrid, a las que costó echar la puerta abajo. Además de que la puerta era muy resistente, la parricida había puesto un mueble para impedir la entrada.
Cuando la Policía Nacional y lo sanitarios del Summa lograron acceder al piso, se toparon con la terrible escena. Tendida encima de la cama estaba la mujer junto a su pequeña, envueltas en sangre. La menor presentaba varias cuchilladas, algunas en el tórax, al igual que su madre. Las primeras hipótesis policiales apuntan a que Laura acabó con la vida de su hija y se suicidó.
«Si la hubiera llevado a la guardería...»
«¡Si la hubiera llevado a la guardería mi hija estaría viva!», gritaba de forma desgarradora el marido y padre de la criatura, sin poder contener el llanto. Al parecer, su mujer había enviado también mensajes de despedida a varias madres de los amiguitos de la escuela infantil de la cría, poco antes de que consumara su acción, sin que estas supieran con certeza si la había matado o pensaba hacerlo.
«Últimamente estaba un poco rara», comentaban algunos allegados, que, en goteo continuo, acudían hasta el domicilio de la pareja y de la menor, consternados y rotos de dolor. Los más cercanos tuvieron que ser atendidos por psicólogos de Cruz Roja. «Pobre criatura y pobre mujer, es muy triste, no se puede explicar», decían los vecinos, aún sin dar crédito a tamaña desgracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario