Un hombre intenta asfixiar y tirar a su bebé de 10 meses por la ventana
La Policía Nacional le arrestó tras una hora intentando evitar el parricidio, en Hortaleza
La Policía Nacional impidió que un bebé de diez meses muriera a manos de su propio padre la madrugada del pasado domingo en el distrito de Hortaleza. El hombre, un marroquí de 41 años que responde al nombre de Hicham, trató primero de arrojar a su hijo al vacío por la ventana de su vivienda, situada en un quinto piso del número 10 de la calle de Abizanda. Después, cuando llegaron los agentes, cambió de estrategia e intentó asfixiarle, apretándole el cuello con sus manos.
Los agentes estuvieron una hora tratando de convencer al presunto agresor para que depusiera su actitud, ante su cerrazón y la violencia. No dejaba de repetir, poniendo a su hijo como escudo:«¡Como os acerquéis, lo mato!».
En un descuido, sin dejar de hablar con él y cuando la criatura dejó de llorar y comenzó a palidecer, los dos funcionarios se abalanzaron sobre él y le arrebataron al niño.
Fueron sesenta minutos largos y angustiosos los que se vivieron en ese domicilio en el que no faltaron –antes del intento de parricidio del que se acusa a Hicham–, la agresión a su mujer y madre del crío durante la pelea previa que mantuvo la pareja. Por ello, al detenido se le acusa también de un presunto delito de violencia de género, explicaron fuentes policiales.
Fueron los vecinos del inmueble quienes, alarmados por la fuerte discusión que estaban escuchando y que parecía que iba de mal en peor, decidieron marcar el 091 la madrugada del domingo. Eran las tres de la mañana.
De inmediato se presentó un coche patrulla del Grupo de Atención Ciudadana ( GAC). Los dos funcionarios que subieron al domicilio escucharon desde el descansillo gritos y llantos de un niño pequeño.
Problemas de pareja
Llamaron al timbre y fue la mujer de Hicham quien les abrió. La escena hablaba por sí sola: ella sangraba abundantemente por la nariz y tenía manchada la ropa. «¡Por favor, ayúdenme!», les pidió, presa de pánico. «Mi pareja quiere arrojar a nuestro hijo menor por la ventana», explicó, atropelladamente. Indicó que tenían problemas, que discutieron y que él zanjó la disputa pegándole y propinándole patadas por todo el cuerpo, según su versión.
A continuación, su marido, visiblemente nervioso, le dijo:«No puedo más» y fue en busca del menor, diciendo que le iba a matar, tal vez como venganza. Muy alterado, su esposo, se dirigió al cuarto del bebé y trató de lanzarlo al vacío ante los alaridos desgarradores de su mujer, que trataba de impedirlo. Cuando entraron en el dormitorio, el hombre se encontraba junto a al ventana con su hijo en brazos. «Lo voy a tirar, como os acerquéis, lo tiro», repetía sin cesar, con los sollozos de fondo del menor.
Los agentes trataron de tranquilizarle y hacerle entrar en razón. No obstante, el sujeto hablaba muy mal y apenas entendía el castellano, por lo que necesitaron la ayuda de un improvisado traductor:el hijo mayor del matrimonio, de 12 años, que asistió a la tensa escena. Su progenitora, presa del miedo, era incapaz de articular palabra; solo tenía su mirada fija en Hicham y en su bebé. El primero se dirigía, visiblemente excitado, del dormitorio al salón con el crío, al que puso de escudo y utilizó de rehén para que los agentes no se acercan a él. «Como deis un paso más, le asfixio», comenzó a decir en un cambió de táctica.
La espantosa situación se prolongó hasta las cuatro de la madrugada, cuando el presunto agresor, que tenía agarrado a su hijo por el cuello con las manos, apretó. La criatura dejó de llorar y comenzó a palidecer por falta de oxígeno. Entonces, en un descuido, los dos policiales se lanzaron sobre Hicham y le quitaron a su hijo.
La tragedia que parecía inevitable no s e consumó y todos los allí presentes respiraron aliviados. El Samur-Protección Civil fue activado y los sanitarios trasladaron al pequeño, con síntomas de asfixia, hasta el Hospital Ramón y Cajal. La mujer fue atendida y dada de alta en el lugar. Al parecer, las peleas y las discusiones entre el matrimonio eran frecuentes pero no constaban, hasta ahora, denuncias por violencia de género ni malos tratos en el ámbito familiar. Hasta el lugar se desplazaron otros dos coches patrulla de la comisaría de Hortaleza
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