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miércoles, 4 de septiembre de 2013

EL ENGAÑO DE LAS PENSIONES UNA ESTAFA A LOS COTIZANTES DE 40 AÑOS

El Gobierno no dice la verdad a los pensionistas.LOS JUBILADOS NO SON TONTOS.¡ TODOS A LA CALLE YA¡
Ha nacido el IRP (índice de revalorización de pensiones). Un placebo, un engañabobos con aroma electoralista. Eso es en realidad el anuncio de que el Gobierno del PP revalorizará siempre las pensiones, por lo menos un 0,25%. ¿Y si el coste de la vida sube por encima del 0,25%? Pues que el pensionista lo perderá en poder adquisitivo real. No hace falta ser Euclides para darse cuenta. Sin embargo, en el año electoral que se avecina los pregoneros del partido en el poder podrán hartarse de ventear la idea de que el Gobierno de Rajoy nunca congelará las pensiones, a diferencia de lo que hizo Rodríguez Zapatero (sólo las contributivas, pero eso se calla).
Los pensionistas siempre cobrarán más de lo que cobran ahora, eso es nominalmente cierto. Y aun así, la subida garantizada sería de dos euros mensuales para una pensión de 800. ¿Eso es una revalorización? La verdad distraída es que las pensiones quedan realmente condenadas a una progresiva pérdida de poder adquisitivo en nombre del sagrado equilibrio presupuestario. Ese es el efecto inmediato (irá ya en los Presupuestos Generales de 2014) de la derogación del mantra político-social fijado en el Pacto de Toledo, que garantiza por ley la revalorización de las pensiones al mismo ritmo, en paralelo y en la misma cuantía que el IPC (índice de precios al consumo).
El celebradísimo anuncio de que el Gobierno revalorizará las pensiones es un bote de humo para hacerse perdonar que en dieciocho meses no las ha actualizado, ha subido todos los impuestos a los pensionistas, les hace pagar medicinas y les ha quitado ayudas a la dependenciaEn cuanto al efecto mediato, se coloca en 2019, como punto de no retorno, el tajo a la deuda de la sociedad con sus trabajadores amortizados. No se puede esperar más, según los expertos (informe del comité de doce sabios, junio de 2013), en la racionalización del sistema para hacerlo sostenible. Racionalizar significa calcular la cuantía de las pensiones públicas en función de la demografía, la esperanza de vida y las disponibilidades presupuestarias. De esos indicadores también dependerá, por tanto, ese supuesto “techo” del que habla la ministra Báñez en la revalorización en tiempos de bonanza económica: la subida del IPC más el 0,25% garantizado.
En mi opinión, el celebradísimo anuncio de que el Gobierno del PP revalorizará anualmente las pensiones es un bote de humo para hacerse perdonar que en sus dieciocho meses de gestión no las ha actualizado, ha subido todos los impuestos a los pensionistas, les hace pagar medicinas y les ha quitado ayudas a la dependencia. Pero encima lo hace dando gato por liebre. Es decir, les anuncia que les va a subir las pensiones cuando en realidad se las va a bajar. Todo ello al hilo de las recomendaciones de la Unión Europea y el informe de los expertos. Rigurosos desde el punto de vista técnico, insensibles desde el punto de vista social.
La revisión de las futuras pensiones en función de la demografía, el ciclo económico y el estado de cuentas del propio sistema (gastos e ingresos) suponen una inevitable disminución del poder adquisitivo y un paso atrás de los pensionistas en la escala social. En resumen, un retroceso en el llamado Estado del bienestar que se ha ido forjando a lo largo de nuestros últimos treinta años.
COMENTARIO: Un laboral al que se enchufó en la administración, cotizando al máximo durante quince años, y sin haber trabajado nunca antes, acabó cobrando la pensión máxima. Más de un empresario usó ese mismo modelo, aunque al menos había cotizado con anterioridad.
 
Otra persona, habiendo cotizado 40 años, muuuuchos de ellos por la base máxima, acabó, tras quedarse en paro con 56 años, perdiendo el 40% de la pensión que le hubiera correspondido. Y eso, después de haber sufragado de su bolsillo dos años de cotizaciones (no por la máxima, claro) hasta poder llegar a la jubilación anticipada.
 
Todo un ejemplo de justicia y de buen hacer por parte del sistema de pensiones.

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