«Los etarras están aplaudiendo, han encontrado un filón en Sánchez»
Cero arrepentimiento, pero tiene cáncer. Antonio Troitiño está en la calle tras 22 asesinatos y 2.895 años de condenas.
Dicen los que saben de ETA que el escalafón de lo nauseabundo empieza por Henry Parot, el maldito de los coches bomba; sigue con De Juana Chaos, jefe del Comando Madrid que santificaba los tiros en la nuca con champán, e inmediatamente detrás va su compinche, Antonio Troitiño. El que accionó los 35 kilos de goma-2 que en 1986 volaron uno de los dos autobuses de la Guardia Civil que los terroristas veían cada mañana pasar por la madrileña Plaza de la República Dominicana. Mataron a doce agentes, aunque lo que querían era calcinar a los 70 del convoy.
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