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sábado, 9 de enero de 2021

LA MALA GESTIÓN DE LA PANDEMIA..

 LO LLEVARÁN SIEMPRE SOBRE SUS ESPALDAS.

¡Son muertos! No son números para hacer gráficos y estadísticas a diario con ellos. Deben ser la vergüenza de ustedes mismos, de todos nosotros.

Sabemos que el bicho mata, sabemos que escoge con especial cuidado a los inconscientes y a los irresponsables para propagarse. Si sabemos todo eso, ¿cómo es posible que nuestros políticos, nuestros gobiernos, los responsables y los que gestionan esta tremenda crisis no se pongan las pilas? La vida está por encima de todo lo demás, de lo contrario, estaremos entendiendo por qué, en plena masacre vírica, se aprueba la ley de eutanasia. Quien apuesta por la muerte en vez de por la sanación y la vida ya está inmerso en un bucle siniestro, ya no le importará una muerte más, cien o 200.000.

Ahora comprendemos mejor, nada hay mejor para destruir una sociedad que dejarla en manos de imberbes, de egoístas y de incapaces.

¿Cuánto vale una muerte más después de muchas anteriores? Nada. Hay que proteger la vida, poner todo el empeño en ello, no jugar a que no me toca, la vida es un soplo, enseguida, tú y tú, sufriréis en vuestras carnes la dejadez de otros, el abandono de otros.

Hay muertes inevitables, todos moriremos, algunos ni se enteran, pero de ahí a sentir el cómo importa nada la muerte de los demás, incluso la de nuestros seres “queridos”, va un trecho.

Sabemos (si no lo sabemos es peor todavía) el comportamiento del virus, pues ustedes, los que dirigen, los que cobran por ello, deben evitar muertes o serán responsables de todas ellas. ¿Cómo? Obligando a todos a cumplir las normas de seguridad, nada de contemplaciones con los que ponen en riesgo la vida de sus seres queridos y del resto. Leyes duras contra los irresponsables.

Sabíamos que las Navidades traerían un final de enero y principios de febrero de verdadero dolor, de muerte y de colapso de la sanidad. ¿Qué hicieron ustedes, los políticos de todo signo, más los que tienen el poder? Nada, se la pela todo. Ustedes, si fueran serios y con personalidad (responsabilidad, ya sabemos: ninguna), tendrían que poner pie en pared a principios de diciembre para anular todas las fiestas fuera del ámbito de convivencia; pero, no, prefirieron mirar para otro lado, lo cual el peso de todas esas muertes lo tendrán que soportar y algún día pagar por ello ante la justicia. No podemos seguir siendo tan condescendientes con el poder mal ejercido, con los irresponsables.

Ante este virus tenemos dos parámetros a solucionar: los problemas que causa y el cómo evitar que los siga causando. Todo queda a la espera del resultado de la vacuna. Ustedes están perdidos, no han dado muestras de tener controlado nada, llegan tarde, van por detrás del bicho y de los problemas que causa. A estas alturas debiéramos tener claro el cómo protegernos del contagio, y debiéramos tener previsto las herramientas necesarias para evitar muertes. ¿Qué estudios hacen? Por supuesto, también dando soluciones sin retraso a los problemas económicos y laborales de empresarios y trabajadores. Si no son capaces de poner unas pocas vacunas a tiempo, ¿cómo harán para colocar millones? Son un desastre en toda regla, ustedes no debieran gestionar ni su comunidad de vecinos. Den nociones a estudiantes de enfermería, veterinaria y medicina, hagan lo propio con el Ejército y aprovechen toda la sanidad y las posibilidades que dan las nuevas tecnologías, de las que debieran ser expertos.

Ustedes deben estar en permanente crisis, trabajar 24 horas si fuera necesario hasta solucionar este problema, ¡pero si en verano fueron los primeros en irse de vacaciones! Pónganse las pilas; si no saben, déjenlo y busquen gente madura y dispuesta a trabajar por los demás. Están en juego como nunca miles y miles de vidas, ustedes serán los máximos responsables de todas ellas.

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