La escritora Francie Healey, autora de «Honjok: el arte de vivir en soledad» habla de cómo estar solo no es algo negativo, sino que puede estar lleno de ventajas-
Dicen que aprender a vivir solo es todo un arte. Que la soledad, muchas veces elegida, puede llegar a ser un placer. Por ello, aunque hay quienes no se ven capaces de ir al cine solos, o ir de viaje sin acompañante, los que sí lo hacen muchas veces encuentran en ello una virtud desconocida. Vivimos en un mundo en el que la soledad se encuentra a la orden del día. Incluso hiperconectados, muchas veces vivimos el día a día en soledad, y no pasa nada. Porque la histórica «demonización» de la soledad es agua pasada y cada vez vivimos más en paz con la idea de, por un rato, o un tiempo, ser nuestra única compañía.
De esta idea parte «Honkok: el arte de vivir en soledad» (Libros Cúpula), un libro en el que su autora, Francie Healey, explora la idea de la falta de compañía y llega a buen término con ella pues, según aclara, vivimos unas vidas en las que estar solos es una «tendencia» y no pasa nada. «Honjok», el término que da nombre al libro, es una manera, en surcoreano, de llamar a aquellos que se identifican como solitarios. Por ello, a lo largo de las páginas de libro, Healey explora la idea de esta soledad, plantea estrategias para aprender a estar solos, y da consejos para poder hacer planes sin compañía y que no suponga un mundo.
Lo primero que se pregunta la autora es lo siguiente: «¿Es lo mismo estar solo que sentirse solo?». Ya se sabe aquello que muchas veces estamos solos aun rodeados de una multitud de gente. «Tanto si la soledad nos hacer sentir cómodos o incómodos, estar solo es un estado mental», explica la autora, que continúa explicando que para algunos estar solo es una oportunidad para reflexionar, mientras que para otros estar solo equivale a no ser digno de compañía y por ello, temen a la quietud. «Esa es la clave: estar solo es una elección; la soledad, no», especifica.
Cómo «tratar con la soledad»
Si lo que sentimos es soledad, y no placer en el estado, debemos trabajar para sentirnos cómodos, ya que muchas veces no queda otra opción que prescindir de compañia. Para «tratar la soledad», la autora deja en el libro algunas recomendaciones:
- Debemos ganar confianza en nosotros mismos aprendiendo cómo interactuar mejor con nosotros.
- Podemos «crear» interacciones sociales apuntándonos a clases o formando parte de grupos locales.
- Podemos realizar voluntariado: no solo conoceremos gente nueva, sino que ayudaremos a los demás, una actividad muy beneficiosa para nuestro interior.
Un viaje hacia la «autoreflexión»
Vivir solos es, apunta Francie Healey, «todo un viaje de autoreflexión». Por ello, es importante hacr un proceso en el que, llegando a buen término con la idea de estar solos, seamos capaces de establecer unos límites y dirigir nuestra vida de una manera auténtica y significativa.
Si realizamos este «viaje», y conseguimos aceptar la soledad, podremos tener una vida de lo más plena. La autora resume las ideas de su libro en un simple concepto: no es lo mismo ser un «solitario» que un «honjok». Lo explica de manera simple, ya que, mientras los primeros son aquellos que se sientes rechazados por la sociedad, sufren de su soledad, y son recluidos e introvertidos, los «honjok» son aquellos que disfrutan tomándose tiempo para uno mismo, siempre disfrutan de compañía, sean extrovertidos o introvertidos y se centran en la autosatisfacción como modo de prosperar.
HAY QUE ESTAR BIEN DE SALUD PARA HACERLO.
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