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domingo, 25 de marzo de 2012

MONTI PRESIDENTE ITALIANO QUIERE MÁS AJUSTES PARA ESPAÑA

Impresionismo.Museo d´Orsay-París(foto J.A.Miyares)

Monti: "España está dando a toda Europa motivos de gran preocupación".

El Gobierno italiano matiza las palabras de su jefe tras el malestar de La Moncloa
Mario Monti lanzó este sábado una sonora llamada de atención al Gobierno de Mariano Rajoy: “España está dando a toda Europa motivos de gran preocupación porque sus tasas de interés suben. No hace falta mucho para recrear fenómenos que, a través del contagio, nos puedan afectar a nosotros”. Aunque hace un mes el primer ministro italiano recibió a su homólogo español en Roma y elogió su política económica, ahora ya no lo parece tener tan claro: “Sería muy desagradable que nos dieran la espalda. Una nueva crisis en la eurozona nos podría hacer perder meses…”.

El jefe del Gobierno tecnócrata aprovechó un foro organizado en Cernobbio (norte de Italia) por la Confederación General de la Empresa (Confcomercio) para dejar por una vez la diplomacia a un lado y lanzar un correctivo a su colega Rajoy. “Estamos muy atentos”, dijo, “ante algunos países que no han tomado las decisiones drásticas que sí hemos tomado nosotros. España ha hecho una reforma laboral muy incisiva, pero no ha prestado la misma atención a las cuentas públicas”. Nada más llegar al Gobierno, Monti aprobó un decreto que llamó Salva Italia y que supone un ajuste de 30.000 millones de euros entre 2012 y 2014 —se reducirán gastos por valor de 12.000 millones y se aumentará la recaudación en 18.000—. La medida más traumática, que tomó sin pactar ni con partidos ni sindicatos, fue el recorte de los derechos adquiridos de los pensionistas.

Mario Monti, que justo el viernes aprobó en Consejo de Ministros una reforma laboral que amenaza con romper el apoyo mayoritario con el que hasta ahora contaba, también se despachó a gusto contra Silvio Berlusconi, a quien hasta ahora ha tratado con guante de seda. El actual primer ministro reprochó a su antecesor la “tardanza en reconocer el problema” de la crisis. “Lo digo”, añadió, “como ciudadano que se siente agraviado por esa omisión que nos ha llevado al hecho de que hoy en día sea más difícil poner a Italia en la vía del crecimiento y nos ha obligado a subir los impuestos”.

La inusual, por dura, forma de expresarse de Monti sorprendió a los empresarios reunidos en Cernobbio. “No nos engañemos: la crisis es el resultado de la falta de decisiones durante las últimas décadas. No saldremos ni en cinco meses ni en un año. El país no está en una situación de hacer promesas”, añadió. Cuando acabó su intervención, el auditorio, en vez de aplaudir, guardó silencio. Solo entonces recobró el ex comisario europeo su retranca para romper la tensión: “Estoy seguro de que este silencio significa un gran aplauso”.

La intervención de Monti sentó como un tiro en el Gobierno español (PP). La Moncloa trasladó su malestar al Ejecutivo italiano, aunque Monti y Rajoy no hablaron directamente. Las declaraciones se entendieron desde Madrid como “muy inoportunas” y así se lo hicieron saber a Roma, informa Carlos E. Cué.

Después de unas horas de polémica, el Ejecutivo español logró que Italia emitiera una nota. La portavoz del primer ministro, Elisabetta Olivi, envió un comunicado a los corresponsales españoles en Italia subrayando la “plena confianza” de su jefe en el Gobierno español. Más que por lo que dice de su gestión —que Italia ha hecho un esfuerzo y que “ya no es una fuente de infección” para otros países de la eurozona—, por tener que decirlo. Cuando un jefe de prensa o un portavoz tiene que saltar al ruedo para hacerle el quite a su jefe, malo. Desde el lado español, es evidente que el malestar no se va a diluir tan fácilmente y mucho menos la preocupación sobre el efecto que las palabras del primer ministro italiano puedan tener en los mercados.

Mario Monti, que llegó al Gobierno de Italia el 16 de noviembre de 2011 para intentar solucionar la desastrosa situación en que había dejado al país Silvio Berlusconi, ha gozado hasta ahora de un salvoconducto expedido por prácticamente todos los partidos parlamentarios. Esa licencia para hacer el trabajo sucio puede caducar en los próximos días, cuando someta a la confianza de diputados y senadores la reforma laboral aprobada el pasado viernes. Los sindicatos están dispuestos a parar el país y la izquierda de Pier Luigi Bersani se verá en la difícil coyuntura de seguir apoyando a Monti o alinearse al lado de los trabajadores. Su ataque —matizado o no— a la actuación de Rajoy y sus críticas —por primera vez a cielo abierto— hacia Berlusconi reflejan sin lugar a dudas un alto estado de preocupación.



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