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jueves, 26 de agosto de 2021

ESTADO ISLÁMICO-JORASÁN, EL GRUPO TERRORISTA QUE AMENAZA A AFGANISTAN Y RIVAL DE LOS TALIBANES

 Estado Islámico-Jorasán, el grupo terrorista que amenaza a Afganistán y rival de los talibanes

Liderados por Shahab al Muhajir, los miembros de esta filial de Daesh se han extendido por varias regiones del país y casi todas las miradas apuntan a ellos tras los atentados en torno al aeropuerto de Kabul.

En medio de la desbandada occidental por el ascenso al poder de los talibanes en Afganistánuna «alerta terrorista muy importante» ha agravado aún más el caos la evacuación desde Kabul y ha llevado a la interrupción antes de lo previsto de las evacuaciones. Las explosiones registradas en torno al aeropuerto este jueves confirman que el riesgo era real. Pero ¿quién está detrás de esta nueva amenaza?

Casi todas las miradas apuntan al Estado Islámico en Irak y el Levante-Jorasán (EIIL-J), una filial de Daesh asentada en suelo afgano y rival acérrimo de los talibanes. Al frente de este grupo está Shahab al Muhajir, también conocido como Sanaullah, considerado un árabe experto en la guerrilla urbana y al parecer el cerebro de algunas de las operaciones más sofisticadas del ISKP, según recoge Europa Press (Ep). Algunas fuentes apuntan a que anteriormente estuvo vinculado con Al Qaida.

Fundado en 2015, en plena expansión del ‘califato’ que entonces lideraba Abu Bakr al Baghdadi, Estado Islámico-Jorasán se nutrió de talibanes desencantados, tanto afganos como paquistaníes, captando reclutas entre los numerosos grupos armados existentes en la región.

Se calcula que en su momento álgido, en 2016, llegó a tener entre 2.500 y 8.500 combatientes, si bien las continuas operaciones antiterroristas del Ejército afgano con apoyo aéreo y de las fuerzas especiales estadounidenses mermó esta cifra a finales de 2019 hasta entre 2.000 y 4.000, y redujo su presencia esencialmente a las provincias de Nangarhar, donde surgió, y Kunar, ambas fronterizas con Pakistán, recoge la citada agencia.

Entre 2015 y 2021, ISKP ha perdido a seis de sus líderes, los cuatro primeros en bombardeos y los dos últimos porque han sido detenidos. Hasta el momento, cinco de los seis líderes del grupo eran paquistaníes -tres antiguos miembros de Tehrik-e-Talibán Pakistán (TTP, los talibán paquistaníes)- y un desertor talibán.

Células durmientes

De acuerdo con el último informe del equipo de análisis y vigilancia de la ONU para las sanciones contra Al Qaida y Estado Islámico, del pasado 22 julio, a pesar de «las pérdidas territoriales, de liderazgo, de personal y financieras sufridas durante 2020 en las provincias de Kunar y Nangarhar», esta filial de Daesh «se ha desplazado a otras provincias, como Nuristán, Badghis, Sari Pul, Baghlan, Badajsán, Kunduz y Kabul, donde los combatientes han formado células durmientes».

El documento señala que el grupo «ha reforzado sus posiciones en Kabul y sus alrededores, donde comete la mayoría de sus atentados, dirigidos contra minorías, activistas, empleados del Gobierno y personal de las Fuerzas Nacionales de Defensa y Seguridad Afganas».

En este sentido, señala que recientemente «reivindicó el brutal atentado del 8 de junio, en el que murieron 10 desminadores humanitarios que trabajaban con HALO Trust -una organización británico-estadounidense dedicada a la retirada de minas- en la provincia de Baghlan y resultaron heridos 16».

El dispositivo de evacuación en el aeropuerto de Kabul
El dispositivo de evacuación en el aeropuerto de Kabul - Efe

Así mismo, indica que, en «sus esfuerzos por recomponerse», el Estado Islámico-Jorasán ha dado prioridad al reclutamiento y el entrenamiento de nuevos partidarios». Sus dirigentes, señala el grupo de la ONU, esperan atraer a «talibanes intransigentes y a otros militantes que rechazan el Acuerdo para la Paz en el Afganistán» alcanzado en febrero de 2020 entre EE.UU. y los talibanes y que dio pie a la salida norteamericana del país, así como reclutar combatientes de Siria, Irak y otras zonas de conflicto.

Las estimaciones sobre la fuerza con que cuenta del EIIL-J varían notablemente según la fuente. Mientras que un estado miembro los cifra en entre 500 y 1.500 combatientes, otro apunta que pueden alcanzar los 10.000 a medio plazo.

El comité de la ONU asegura que el grupo «ha reforzado sus posiciones en Kabul y sus alrededores, donde comete la mayoría de sus atentados»

Shahab al Muhajir, el líder de la filial, coopera con el jeque Tamim, que dirige la oficina de Al Sadiq, según este informe, que asegura que el núcleo de Daesh «ha encargado a Tamim y su oficina la supervisión de la red que conecta al EIIL-J con las presencias del EIIL en la región».

El blanco de los ataques de Estado Islámico-Jorasán en estos años han sido principalmente las autoridades del país y las fuerzas de seguridad, pero también minorías como los hazara, chiíes, a los que ha atacado en repetidas ocasiones provocando verdaderas masacres, indica Ep.

En el último año, a raíz del mencionado acuerdo entre EE.UU. y los talibanes y el inicio de conversaciones entre el Gobierno afgano y estos últimos, EIIL-J centró todos sus esfuerzos en intentar torpedear la posibilidad de un acuerdo de paz tras décadas de conflicto en el país.

Estado Islámico no escatimó críticas al acuerdo de 2020 que establecía el compromiso norteamericano de retirar sus tropas, y que finalmente se está cumpliendo bajo el mandato de Joe Biden, a cambio de la promesa de los insurgentes de que Afganistán no sería usado como retaguardia para lanzar ataques terroristas contra Occidente.

El portavoz del grupo, Abú Hamza al Qurashi, denunció que el acuerdo era una tapadera de la «actual alianza entre los apóstatas talibán y los cruzados para combatir a Estado Islámico», y buscaba «establecer un gobierno nacional» que reúna a este grupo con otros a los que igualmente tacha de apóstatas.

La «falsa victoria talibán»

Tras la victoria talibán el pasado 15 de agosto, Estado Islámico ha vuelto a menospreciar el logro del grupo fundado en su día por el mulá Omar. En un editorial en su revista ‘Al Naba’, el grupo terrorista considera que se trata de una «falsa victoria». «Estados Unidos ha restaurado el Gobierno de los talibán y le concedió Kabul sin disparar un solo tiro«, incide. Asimismo, pone en tela de juicio su voluntad de aplicar verdaderamente la sharía en el país.

En los últimos años, subrayan Carlos Igualada y Javier Yagüe en un artículo publicado por el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET) citado por Ep, los principales atentados terroristas de EIIL-J se han producido en Kabul y con la población civil como objetivo destacado.

Así pues, «no se debería descartar la posibilidad de que miembros de la organización traten de volatilizar todavía más la inestable y difícil situación en el aeropuerto de Kabul con alguna acción terrorista que desate el caos por completo», subrayan.

«Lo mismo puede ocurrir en los meses venideros, ya que tratarán de sabotear cualquier intento de los talibán por imponer su gobierno», vaticinan, recordando que la implantación de Estado Islámico en Afganistán «nunca ha sido fácil», puesto que buena parte de la población ve en sus combatientes a «un enemigo invasor más».

De esta manera, se plantea ahora un posible entre los talibanes y los miembros del Estado Islámico-Jorasán: los primeros tratando de zancadillear al nuevo régimen y los segundos buscando merar al EIIL-J y aprovechar la victoria para captar a sus combatientes.

VA A SER UN CAMPO DE BATALLA

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