Cataluña activa un plan para llevar la inmersión en catalán a la universidad
Exige a los centros que informen cada seis meses a la Consejería sobre la lengua que usan en sus clases los docentes
Arranca el curso escolar y académico en Cataluña y el Govern de ERC y Junts ya ha destapado sus cartas sobre la estrategia que desplegará en los próximos meses para afianzar el uso del catalán en los entornos escolares –en las aulas ya lo ha conseguido con la inmersión– y en la universidad.
Veinticuatro horas antes de que la Plataforma per la Llengua, la ONG que espía a los alumnos en el patio, presentara su nueva campaña para 'catalanizar' las relaciones sociales de los menores a través de sus referentes lingüísticos (padres, docentes, amigos...), avanzada por este diario en su edición del 15 de septiembre, los rectores, capitaneados por la consejera Gemma Geis, acababan de cocinar en el marco del Consejo Interuniversitario de Cataluña (CIC) su estrategia para «inmersionar» en catalán la universidad.
En una reunión mantenida el pasado martes por la tarde, los responsables académicos dieron luz verde a un plan para fiscalizar el uso de las lenguas que se hace en la docencia de las universidades catalanas, tal y como informó ABC en su edición digital del mismo día.
Quejas de algunos estudiantes
El anuncio llega tras las quejas de algunos estudiantes que habían pedido clases en lengua catalana y acabaron recibiéndolas en castellano, y ante el retroceso del uso de la lengua autonómica en las clases de máster. Es también la culminación de un acuerdo cerrado el pasado abril por el Consejo Interuniversitario en el que las universidades reafirmaron oficialmente su compromiso con el uso del catalán. De hecho, el catalán es «la lengua propia y oficial» de la universidad, aunque, a diferencia de lo que ocurre en la escuela, donde se impone un modelo prácticamente monolingüe en esta lengua, en el ámbito académico el profesor tiene libertad para utilizar en clase cualquiera de los idiomas oficiales en la comunidad (catalán y castellano). También el inglés, en función de la planificación del centro. Del mismo modo, los alumnos tienen la misma libertad para expresarse en ambas lenguas en sus actividades académicas.
El plan acordado esta semana por la Consejería y las doce universidades públicas prevé controlar por primera vez el uso de las lenguas en la docencia universitaria. En concreto, propone realizar un seguimiento semestral para garantizar que se acaba impartiendo la asignatura en la lengua que consta en el plan de docencia.
Así, según las nuevas instrucciones del Gobierno catalán, las universidades deberán elaborar informes cada seis meses que entregarán a la Consejería, donde se recogerán todas las incidencias que se produzcan sobre cambios en la lengua de docencia. La Generalitat quiere, según arguye, que las clases universitarias se impartan en la lengua que aparece en los planes y no haya cambios de última hora para «garantizar los derechos lingüísticos de los alumnos y el profesorado», aunque subyace de fondo una «intencionalidad política».
De hecho, los últimos informes lingüísticos de la Generalitat constatan, por un lado, que la lengua autonómica gana peso progresivamente y se mantiene como lengua de uso mayoritaria en los grados, pero que «la batalla del catalán» se ha perdido definitivamente en los másteres, donde el castellano sigue siendo la lengua hegemónica. En estos estudios, el impacto del catalán es menor debido a la vocación internacional que tienen, ya que atraen a un gran número de estudiantes extranjeros, especialmente de países latinoamericanos.
2.960 asignaturas en catalán
Los datos del último Informe de Política Lingüística, consultado por ABC y que refiere al curso 2018-2019, constatan un aumento sostenido de las asignaturas en catalán en los grados, donde sigue siendo la lengua de uso mayoritario por parte del profesorado. Según las citadas estadísticas, desde el curso 2014-2015 se han ganado 2.960 asignaturas en catalán, un 21,5 por ciento más. Sin embargo, –y así lo admite la Generalitat– el castellano no está dispuesto a ceder terreno a la lengua autonómica pese a las estrategias del Govern.
La universidad catalana no quiere renunciar a su internacionalización por imperativo político. Sabe que gran parte de los alumnos que atrae para este tipo de formación proceden de Latinoamérica. Según datos facilitados por la Generalitat, en el 77 por ciento de los estudios de grado que se imparten en Cataluña la lengua de docencia es el catalán, mientras que el uso del castellano oscila entre un 12 y un 25 por ciento, y el del inglés se mueve en cifras similares, pese a que su presencia en las aulas ha aumentado progresivamente en los últimos cursos.
En el caso de las clases de máster, el impacto del catalán es menor –se ofrece en esa lengua cerca del 55,3 por ciento de las clases en el total de universidades–, aunque en algunos centros como la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona o en la Universidad de Barcelona (UB), la presencia del castellano en estos estudios supera a la del catalán desde hace años. En el primer centro, en el cuso 2019-2020 (el último del que se dispone de datos) de las 12.459 horas de docencia de máster que se impartieron, el 30,5 por ciento fueron en castellano, frente al solo 7,9 por ciento que se usó el catalán. El resto se impartieron en terceras lenguas, mayoritariamente el inglés.
En la UB, el castellano supera también al catalán en horas de docencia –40.430 horas (47,5 por ciento), frente a 26.777 horas (31 por ciento) en la lengua autonómica–. Cataluña es, después de Madrid, la comunidad que recibe más alumnos de otras comunidades. Esta cifra ha aumentado ligeramente en los últimos años –el curso 208-2019 había registrados 13.719 estudiantes de otras comunidades en Cataluña, lo que supone un 8,22 por ciento del total; frente a los 12.263 que había en el curso 2014-2015 (7,44 por ciento)–.
El número de estudiantes extranjeros también ha ido al alza. En el curso 2014-2015 se matricularon en las universidades catalanas 9.095 estudiantes exranjeros, un 5,4 por ciento del total; cifra que en el curso 2018-2019 aumentó hasta los 12.239 alumnos, un 7,1 por ciento con respecto al total. La llegada de alumnado extranjero a los másteres ha sido también un factor común en las universidades públicas catalanas. El curso 2017-2018, un total de 10.147 alumnos de máster (37 por ciento) procedían de otros países y 3.429 (17,6%) del resto de comunidades españolas. El grueso de los alumnos extranjeros que cursan posgrados procede de Latinoamérica, seguido de Europa y Asia.
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