Las críticas de Podemos a la Justicia y la Monarquía erosionan la coalición: «No están cumpliendo»
La estrategia de Iglesias dificulta la respuesta socialista, que pide paciencia y espera que Sánchez gane margen de maniobra tras aprobar los Presupuestos.
La parte socialista del Gobierno asiste con importantes dosis de irritación y resignación al incremento de la presión pública por parte de Unidas Podemos (UP). Una presión que llega en dos direcciones. En primer lugar las batallas internas en el Ejecutivo para condicionar la agenda económica y social. Y en segundo término los reiterados ataques que llegan desde Unidas Podemos a la Monarquía o a la Justicia.
La primera de estas vertientes tiene más efectos prácticos. Y está generando importantes tensiones en el seno del Gobierno. Ayer mismo la formación de Pablo Iglesias difundió a los medios su malestar por el bloqueo, que había avanzado ABC, en la medida que evitará los cortes de suministros básicos como agua y electricidad. «Lo normal es debatir dentro del Gobierno y luego comunicar; así es como nos conducimos la mayoría de los miembros del Ejecutivo», dijo ayer la portavoz María Jesús Montero, evidenciando el malestar.
Ya por la tarde se produjo un tenso pleno en el Congreso de los Diputados en el que se dio luz verde a iniciar la tramitación de la ley que recortará las funciones del Consejo General del Poder Judicial, en el que PP y PSOE se acusaron mutuamente de politizar la Justicia. Y en el que los socios del Ejecutivo aprovecharon para atacar a la Justicia. EH Bildu se refirió a los jueces como «togas franquistas que se revuelven cuando no les gustan las decisiones políticas». También en esta línea se manifestó ERC, acusando al Tribunal Supremo de prevaricar. El presidente del grupo parlamentario de UP, Jaume Asens, se refirió a «cloacas judiciales» que suponen una «amenaza para la convivencia y para la democracia».
Desde UP certifican que en estas cuestiones han tomado la decisión de bajar el perfil de Pablo Iglesias y de sus ministros, dejando todo el peso de estos choques en Asens y en el portavoz del grupo parlamentario, Pablo Echenique. Esa estrategia de desdoblamiento está dando margen público a Sánchez para no desautorizar a Iglesias por cuestiones sensibles. También se ha visto en esa tesitura la portavoz María Jesús Montero. Tratando de minimizar las críticas al ceñirlas exclusivamente al grupo parlamentario de Podemos y no al seno del Gobierno.
Tras el tenso pleno de ayer, no se encuentra a nadie en la parte socialista del Gobierno que se encuentre cómodo con esos discursos o que los justifique. Tampoco nadie que demande al presidente del Gobierno un volantazo. O una desautorización pública. Aunque muchos lo desearían. En La Moncloa se contentan con el diagnóstico de que «esas palabras» que se escucharon ayer en el Congreso de los Diputados «no representan al Gobierno». Y remiten a las palabras de Juan Carlos Campo en el día de ayer tras el Consejo de Ministros en las que negaba cualquier fin político o partidista en las decisiones de la Justicia. « El ministro fue contundente», insisten.
«Nos coloca a la defensiva»
Sin embargo la hostilidad de UP está incrementando el malestar en el seno del Ejecutivo. «Nos coloca a la defensiva y hablando de temas que no interesan a la gente», afirma un ministro consultado que lamenta que estos ataques a la Justicia y la Monarquía «dan argumentos al PP en su estrategia de bloqueo del CGPJ».
Otro miembro del Gobierno consultado constata que Iglesias «no está cumpliendo» su compromiso de respetar las directrices del PSOE en asuntos de Estado. Este miembro del gabinete considera que todo tiene que ver con que Iglesias «se ha dado cuenta durante la gestión dramática de la pandemia que sus competencias reales son muy limitadas y que incluso en las que tiene capacidad de decisión tiene filtros por encima», explica. «Han llegado a la conclusión de que necesitan reforzar su perfil contestatario aunque estén en el Gobierno para no perder su espacio político», insiste este ministro.
Desde el ala socialista se reclama «paciencia» con Iglesias porque «ya sabemos cómo juega sus cartas». Es en este espacio del Gobierno donde desde hace semanas se viene fantaseando con la posibilidad de que el presidente del Gobierno gane margen de actuación tras la aprobación definitiva de los Presupuestos.
El cuadro de la coalición se parece poco en estos momentos a ese Gobierno con una única voz que proclamó Sánchez. Desde Unidas Podemos certifican que su prioridad número uno es lograr réditos dentro del Gobierno para condicionar la respuesta económica a la crisis. Mientras que la parte socialista, en esencia, considera que la nueva situación condiciona la aplicación del programa de Gobierno suscrito por ambos partidos, en Unidas Podemos consideran que en alguna de sus partes debe acelerarse.
PABLO IGLESIAS ES UNA TERMITA PARA EL GOBIERNO.
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