En ocasiones, la vida compensa las carencias y hace del defecto, virtud. Antropólogos de la Universidad de Emory en Atlanta (Georgia, EE.UU) han publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) una investigación que puede dar una buena pista a las mujeres a la hora de elegir pareja (al menos, si no quieren ser las únicas que cambien los pañales). Según los científicos, los hombres con los testículos pequeños se involucran más en el cuidado de sus bebés que otros aparentemente mejor dotados. Son padres más abnegados y atentos.
Los investigadores trataban de determinar por qué algunos varones invierten más energía que otros en la crianza de sus hijos. «La pregunta es importante -dice James Rilling, responsable del laboratorio donde se realizó el estudio-, porque estudios anteriores han demostrado que los niños con padres más involucrados tienen mejores resultados sociales, psicológicos y educativos». Como es lógico, su equipo tenía en cuenta que muchos factores económicos, sociales y culturales pueden influir en el grado en el que los hombres procuran cuidados a sus retoños, pero querían aclarar si era posible encontrar también alguna causa biológica.
Para empezar, sabían que los niveles más bajos de testosterona en los hombres están relacionados con una mayor participación en la familia y la búsqueda de menos «aventuras» extraconyugales, mientras que los niveles más altos de la hormona predicen divorcio y poligamia. Dos estrategias distintas ante la energía limitada que podemos entregar a la reproducción. Dado que el volumen de los testículos se relaciona con la producción de esperma y la testosterona, los investigadores decidieron echar un vistazo a la entrepierna de un buen número de hombres.
Los autores reclutaron a 70 padres biológicos de los alrededores de Atlanta de entre 21 y 43 años de edad, con hijos pequeños de 1 a 2 años, que convivían con el niño y su madre biológica. Primero, las madres y los padres fueron entrevistados por separado acerca de la participación del varón en el cuidado de los niños, incluyendo tareas como cambiar pañales, alimentar y bañar al pequeño, quedarse en casa para cuidarlo si se pone enfermo o llevarlo al médico. Después, se midieron los niveles de testosterona de los hombres y el volumen de sus testículos, y se les sometió a una resonancia magnética para conocer su actividad cerebral mientras veían fotos de sus hijos con expresiones felices, tristes o neutras. También se les ensañaron fotos de niños y adultos desconocidos.
Testículos que encogen
Los resultados mostraron que tanto los niveles de testosterona como el tamaño de los testículos se correlacionan inversamente con la cantidad de cuidado paternal directo de los padres. Es decir, más testosterona y testículos más grandes, menos cuidados.
El volumen de los testículos del padre también tiene relación con la actividad en el área ventral tegmental (VTA), una parte del cerebro medio relacionado con la recompensa y la motivación. «Los hombres con testículos más pequeños estaban activando esta región del cerebro en mayor medida al mirar las fotos de su propio hijo», dice Jennifer Mascaro, coautora del estudio.
Los investigadores matizan que esta relación entre tamaño de los testículos y paternidad abnegada no es perfecta, lo que indica que hay que tener en cuenta la voluntad personal. Además, señalan que en vez de una causa quizás podríamos encontrarnos ante una consecuencia. «También podría ser que cuando los hombres se involucran más como cuidadores, sus testículos se encogen. Influencias ambientales pueden cambiar la biología. Sabemos, por ejemplo, que los niveles de testosterona bajan cuando los hombres se involucran como padres», apunta Rilling.
El antropólogo señala la importancia de estudiar el papel de los varones en la paternidad, algo que ha sido poco considerado en los estudios científicos frente a la importancia otorgada a las madres.
COMENTARIO:PARECE CUANDO MENOS UNA NOTICIA CURIOSA PERO ME PARECE QUE NO TIENE NADA QUE VER CON SER BUENO O MAL PADRE.DEPENDE DE LOS SENTIMIENTOS HUMANOS DE CADA UNO,EDUCACIÓN Y FAMILIA.
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