Hacia dónde avanzar.
Entre parados, Olimpiadas y gastos quijotescos anda el juego a nivel nacional.
Las cifras de empleo de agosto arrojan resultados contradictorios. Por una parte el paro registrado bajó en 31 personas, lo que podría tomarse a broma -a ese ritmo el desempleo no remitiría hasta el siglo XXII-, pero su trascendencia estriba en ser el primer agosto en que baja el desempleo en este siglo en España. Sin embargo también en este mes estival hay 100.000 afiliados menos a la Seguridad Social (personas que cotizan para su sostenimiento en proporción a los ingresos por su trabajo). Dato que puede tomarse por botella medio llena o medio vacía, pues se trata de la menor disminución desde el inicio de la actual crisis económica, y al tiempo nos revela que en nuestra nación sigue destruyéndose empleo, incluso con récord de llegada de turistas extranjeros (habrá que saber cuánto han gastado), este verano caluroso.
La recesión económica parece haber tocado fondo el último trimestre de 2012, cuando coincidieron bajada de sueldos, aumento de impuestos, bajada del consumo y aumento del déficit público. Seguimos no obstante lejos de poder lanzar las campanas al vuelo, como acaso pretende el gobierno de los de Rajoy para hacernos olvidar los escándalos de Bárcenas y compañía -que incluye a sus jefes-. Un primer indicio lo aportan los censos de población. Si España aumentó 6 millones de habitantes en la primera década, por la llegada de 5 millones de inmigrantes, en 2012 la población se ha estancado aún con la natalidad superior a la mortalidad, es decir hay más emigrantes que se van que inmigrantes que llegan, lo que podría explicar en parte la paradoja según la cual se destruyen empleos y al tiempo hay menos parados registrados en España.
Este sábado 7 se elige en Buenos Aires la ciudad que organizará los juegos olímpicos de 2020, a los que opta Madrid junto a Estambul y la favorita Tokio. Que España ya los haya organizado con Barcelona 92 no es obstáculo para repetir, pues Londres ya los ha celebrado tres veces. Probablemente el principal lastre sea la percepción desde el extranjero de la crisis económica del sur de Europa, que golpea duramente a Portugal y sobre todo Grecia y de paso arrastra a Italia y España, respecto a la capacidad de financiación y éxito. Ello es un arma de doble filo. Si las infraestructuras e inversiones resultan provechosas, será un reto y un impulso; si por el contrario gastamos en obras faraónicas de escasa utilidad posterior, habremos echado fuego al incendio. Los dos casos más llamativos en este sentido negativo están en Sevilla con el estadio olímpico, costoso y ahora muerto de risa, pues tanto el Betis como el Sevilla tienen su propio estadio, y en la isla de la Cartuja, donde encontramos los grandes espacios desaprovechados junto al parque temático Isla Mágica, de momento de dudosa rentabilidad.
En Gijón tenemos otros dos ejemplos superpuestos de quijotismo, el túnel del llamado "Metrotrén" terminado desde 2007 entre Poniente y la plaza de toros del Bibio, esperando mejores tiempos presupuestarios, y las grandes explanadas del Plan de Vías, con 140.000 metros cuadrados en superficie, ámbito con el que no saber qué hacer y antes o después tendrán que replantear su formulación, adaptada a la nueva realidad inmobiliaria. De momento tiran la estación de tren del Humedal, en vez de rehabilitarla como estación de autobuses, y pronto se quejarán de no tener dinero para construir una nueva estación de autobuses digna; lo que implica que ni ella ni la de tren de larga distancia sean subterráneas, grave perjuicio para los usuarios, que normalmente suelen viajar con maletas. Sólo deben ser subterráneas las estaciones de Cercanías en Gijón y Oviedo.
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