Muchas organizaciones internacionales están comenzando a dar cada vez más importancia a criterios intangibles como el bienestar, la felicidad o el nivel de progreso, en detrimento de otros factores como el producto interior bruto, a la hora de jerarquizar la calidad de vida de los países.
El Informe sobre la Felicidad Mundial cuya segunda edición acaba de publicar las Naciones Unidas, es uno de los más importantes. El informe mide el bienestar y la felicidad de 156 naciones de todo el planeta con el objetivo de servir como guía a las políticas públicas de los diferentes gobiernos. Los resultados confirman algunas de las ideas que ya aparecían en estudios previos, como que los países que reportan una mayor satisfacción se encuentra en Escandinavia, América del Norte u Oceanía, y los más desfavorecidos, en África o ciertas regiones de Asia.
Los países felices cada vez lo son más
El país que se encuentra en primer lugar es Dinamarca, seguido por otro país escandinavo, Noruega, que escala de manera sensible en la lista. Suiza completa el podio, y le siguen Holanda, Suecia, Canadá, Finlandia, Austria, Islandia y Australia. En los puestos del 11 al 20 se encuentran Israel, Costa Rica, Nueva Zelanda, los Emiratos Árabes, Panamá, México, Estados Unidos, Irlanda, Luxemburgo y Venezuela. Precisamente, Estados Unidos ha pasado del puesto número 23 al 17.
Este ranking mide para su realización seis variantes: el producto interior bruto per cápita, las posibilidades de llevar una vida saludable, el respaldo social, la libertad personal para tomar decisiones vitales, la ausencia de corrupción y la generosidad. Como señala el informe, la felicidad es importante no sólo por sí misma, sino porque garantiza una mayor esperanza de vida, ser más productivos, tener sueldos más altos y ser mejores ciudadanos. En términos generales, la felicidad media del planeta se encuentra en un modesto 5,1 sobre 10.
Curiosamente, existen diferencias sustanciales respecto al pasado año. En el primer puesto, que ocupaba Islandia en el pasado se encuentra ahora Dinamarca, quizá por el cambio político y la inestabilidad del país islandés los últimos años. Nueva Zelanda, que se encontraba en el segundo puesto, ha caído hasta la posición número 13. Latinoamérica y el Caribe han aumentado sensiblemente su nivel de felicidad, así como los países que en el pasado fueron parte de la URSS, el África subsahariana o Asia del Este.
España y los PIIGS, cada vez peor
¿Qué ocurre con España? Que nos encontramos en la posición número 38 con 6.322 puntos, en el tercio superior de la tabla, aunque sin grandes alardes. Como indica el estudio, mientras seis de los 17 países de la Unión Europea han aumentado sensiblemente su felicidad (principalmente, los del norte y Centroeuropa), hay algunos en los que esta ha disminuido sensiblemente, y que coinciden con aquellos que han sido objeto de un rescate bancario, es decir, Portugal, Italia, España y Grecia.
En el último puesto se encuentra Togo, seguido por su vecina Benin y la República CentroafricanaEl informe señala que ls felicidad de estos países se ha visto afectada no únicamente en lo que concierne al aspecto relacionado con el producto interior bruto, sino también en otros aspectos como el bienestar subjetivo. En ese grupo, Grecia es el que ha experimentado una mayor bajada, seguida por España, Italia y Portugal. Otras zonas en las que se ha identificado un declive de la felicidad son Oriente Medio y África del Norte, Asia del Sur y cuatro de los países industriales más importantes del mundo, como Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Australia, que no obstante, siguen ocupando los primeros puestos.
En la cola de la lista figuran, sobre todo, países africanos. En el último puesto se encuentra Togo, seguido por su vecina Benin y la República Centroafricana. Junto a ellos, en el cuarto y quinto puesto, figuran Burundi y Ruanda. Tanzania, Guinea, Comoras (un archipiélago al lado de Mozambique), Siria y Senegal.
La creación de este documento fue aprobada por primera vez en julio de 2011, durante una Asamblea General en la que se animó a los países miembros a medir la felicidad de sus habitantes a través de una metodología proporcionada por la OECD. Una iniciativa que fue impulsada por el primer ministro de Bután, Lyonpo Jigme Thinley.
COMENTARIO:
Es que no les han preguntado a los políticos españoles. Hubiesen respondido que aquí se vive de put.. mad... con el dinero de los demás.
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