Entradas populares

domingo, 16 de junio de 2013

LA FALSA MORAL DE LOS ESPAÑOLES CONSECUENCIA DE UNA CORRUPCIÓN CASI GENÉTICA

El vicio de apropiarse del dinero de los ciudadanos.
Milité en Intendencia. Cuerpo en otro tiempo proclive a que sus miembros se apropiaran de las sobras que no sobran. Del gerifalte hasta el último chusquero iban desgajándose por aquel entonces, según graduación, migajas la mar de consistentes que constituían un sobresueldo. Y los turutas, a pesar de nuestra simpleza e ingenuidad, capiscábamos lo que se cocía a fuego lento fuera de las cacerolas. No meter la mano en el puchero era una gilipollez.

Dejé el ejército, me fui a la vida y, hoy, sexagenario, turuta sin uniforme, caigo en la cuenta: el que no chupa no mama, y el que no mama, pues las mama por no haber entrado al juego de la mamada universal. A mi no me hubiera importado chupar del bote como chupa todo el que se precie de chupador profesional, pero me faltó ese punto, el de los escrúpulos, que te permite meter la mano y vaciar los bolsillos de los otros y dormir a pierna suelta con la conciencia tranquila. El vicio de apropiarse indebidamente del fondo común de la ciudadanía es práctica normal y perseverante. No respeta esa pandemia social ni a reyes, ni a súbditos.

De los que roban a manos llenas se encarga la tele. Son los renovados teleñecos. Las cámaras los siguen por las pasarelas de los corruptos que se levantan ante la puerta de cualquier Juzgado. Con qué garbo, desparpajo y gomina desfilan, artistas, que son unos artistas del celuloide de los cincuenta; a mi me recuerdan mucho a Clark Gable en «Lo que el viento se llevó». También a Al Pacino en «El padrino». Y se ríen de su público, seguros de sí mismos, y de los jueces, impotentes o cómplices, pues comulgan con las ruedas de molino que les imponen los nuevos capos. En fin, en un modelo de sociedad carcomida en sus cimientos, las bacterias de la podredumbre son los nuevos líderes, galanes de lujo sobre un pedestal de barro, y el barro, amigo, somos usted y yo. ¿Hasta cuando resistiremos?

Pero, ¿y los rateros de poca monta? Esos lacayos hijos de la trampa que conviven con los de a pie constituyen una legión de langostas que arrasan el erario a pequeños mordiscos. Y sus pequeños hurtos merman el bolsillo común con el que se pretendía montar la utopía del bienestar, con el culo al aire queda la hucha. ¿Facturina? No, hombre no. ¿La mitad en blanco y el resto en negro? Coño, claro. Una de dos, o es nuestro pueblo el más gilipollas del planeta o el más ladrón. Y lo triste es que la naturaleza choriza campea a sus anchas, gracias a los controladores de vuelos rasos que miran a la luna. Vamos, lo mismo que en América del Norte. Dicen que los «yankees» no se andan con chiquitas. No digamos los chinos. Pero, resignémonos y robemos, esto no es USA. Tampoco China. A fin de cuentas, la costumbre aquí es la mordida y la estafa, a grande y pequeña escala.

No hay comentarios: