El nacionalismo se empeña en politizar hasta el vino
Y siempre, con tintes identitarios y sin tener en cuenta ni la historia, ni la cultura ni la estabilidad de un negocio indispensable para esa región, pero también para España
La nueva ofensiva del nacionalismo vasco para que la denominación de origen Rioja para los vinos de esa región se fragmente y permita aprobar una nueva especificación para los vinos de Álava -por tanto, ya no Rioja Alavesa- amenaza con romper un ‘statu quo’ con lustros de historia y con afectar a los equilibrios económicos de un negocio que funciona extraordinariamente bien. Es la obsesión del nacionalismo de apropiarse de todo lo que considere favorable a sus intereses. Y siempre, con tintes identitarios y sin tener en cuenta ni la historia, ni la cultura ni la estabilidad de un negocio indispensable para esa región, pero también para España como marca de prestigio exportadora a todo el mundo. Bruselas debe tener la palabra definitiva, pero es lógico que el sector vitivinícola de La Rioja asista con rechazo y desesperación a decisiones políticas carentes de más lógica que la de seguir claudicando a los intereses de un nacionalismo insaciable.
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