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viernes, 13 de agosto de 2021

EL NUEVO RELATO DE LA MENTIRA

 Y EL EMBUSTE.

En cuanto a la llamada "inmunidad parlamentaria", nuestro Diccionario de la Lengua Española dice que es "prerrogativa de los parlamentarios, que los exime de ser detenidos o presos, procesados y juzgados sin autorización de la cámara a la que pertenecen salvo en los casos que determinan las leyes".

El fugado Carles Puigdemont (Gerona, 1962), diputado del Parlamento Europeo, presume desde hace un tiempo de tener inmunidad y por ello no pueden juzgarlo los tribunales españoles por graves delitos contra nuestra democracia y contra la Constitución de 1978, entre otras cosas.

Sin embargo, a José Calvo Sotelo (Tuy, Pontevedra, 1893-Madrid, 1936), su inmunidad parlamentaria no le sirvió de nada porque el 13 de julio de 1936, que era el líder de la oposición en ese momento y tras ser detenido de manera irregular, recibió un tiro en la cabeza del socialista Luis Cuenca Estevas (La Coruña, 1910-Somosierra, 1936), un pistolero que formaba parte del grupo de guardaespaldas que tenía el dirigente socialista Indalecio Prieto (Oviedo, 1883-Ciudad de México, 1962), por cierto, de los pocos socialistas de aquella época que, años después y ya en el exilio, reconoció que fue un error el apoyo que él dio en su día a la Revolución de Asturias. Y el asesinato de Calvo Sotelo fue el que desencadenó una insurrección armada (otros se conforman con decir golpe de Estado) encabezada por un general leal a la República hasta ese momento, Francisco Franco (Ferrol, 1892-Madrid, 1975), un levantamiento armado contra el contexto revolucionario que impregnó la vida social y política española desde 1934 a 1936, aunque algunos sigan creyendo que la II República promovía la democracia. Me parece que no. Generó un ambiente revolucionario que llevó al país a una guerra civil que duró tres largos años, como cuenta Stanley G. Payne en dos de sus numerosos libros: "El camino al 18 de julio" (2016) y "La revolución española" (1936-1939) (2019), que estaría bien, ya que estamos, que los ojeara Adriana Lastra, claro.

Sería una muy buena noticia que en estos días, y tras retirarle la inmunidad parlamentaria al tal Puigdemont, fuera detenido y llevado ante los tribunales españoles para que respondiera de sus actos. Pero ya veremos cómo continuará esta historia.

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