Los «todos» y «todas» de la doctrina del lenguaje inclusivo llegan a los libros de texto en Valencia
Un manual de Ciencias Sociales para alumnos de Primaria elude el uso del masculino genérico para explicar el modelo democrático español.
Un libro de texto de Ciencias Sociales de sexto de Primaria que se utilizará el próximo curso académico en las aulas en la Comunidad Valenciana emplea la doctrina del lenguaje inclusivo con términos como «españoles y españolas», «vecinos y vecinas», «ciudadanos y ciudadanas», «diputados y diputadas» o «candidatos y candidatas».
Esta nueva duplicidad de términos al no emplear el masculino plural genérico se repite profusamente, por ejemplo, en el apartado dedicado a explicar el funcionamiento del modelo democrático español y las elecciones, tanto municipales, como autonómicas y generales.
La llegada de este material escolar está prevista para el próximo curso y en estos momentos se siguen utilizando en las clases los libros con una sola forma gramatical. En el caso concreto de este manual, es de la editorial Santillana y está publicado en valenciano.
En la comunidad educativa, no parece que tenga muchos partidarios. «De momento, el uso de las expresiones desdobladas es minoritario entre los profesores, por incómodo, inútil, innecesario... Pero es cierto que hay un sector reducido que, sobre todo en el lenguaje escrito, recurre a estos artificios», describe Álvaro Mellado, portavoz de la Plataforma de Docentes por la Libertad Lingüística y profesor de Filosofía.
Una opinión coincidente con la del presidente del ANPE-Sindicato Independiente de Enseñanza en la Comunidad Valenciana, Lauren Bárcena: «Lo que el docente tiene que hacer es enseñarle al alumno métodos como, por ejemplo, aprender a aprender, y simplificar, por lo que todo lo que sea dificultar ese principio por la complejidad que pueda tener la extensión de un texto o la redundancia, me parecen temas de polémica innecesaria, como pedagogo».
En principio, son los docentes de cada centro educativo quienes eligen el libro de texto, si bien en las reuniones con los sindicatos no ha salido a relucir este tema del lenguaje inclusivo «bajo ningún concepto, no ha pasado por la mesa sectorial», asegura el representante de ANPE.
«Me llamó la atención cuando lo leí hace unos días en ABC sobre un libro de texto en Andalucía, y ahora aquí también en la Comunidad Valenciana», añade.
Poco pedagógico
Como criterio pedagógico, aboga por «ser lo más prácticos posibles» y desde su punto de vista esta doble denominación «no ayuda, puede dificultar» la enseñanza. «Son debates estériles y tenemos que centrarnos en ver el currículo, es una pena que no todos los alumnos estudien los mismos contenidos en un territorio u otro en España, tendríamos que unificar criterios».
Acerca de si hay directrices o consignas desde las autoridades, Bárcena desconoce si se producen. «Las editoriales se ajustan a los criterios que creen que son los de las administraciones educativas a la hora de organizar sus contenidos en los libros de texto, en coordinación con los currículos, y viendo cómo se llevan las cosas a cabo, tal vez piensen 'así no me equivoco', aunque esto es una apreciación mía», se plantea, como hipótesis.
VIVIMOS EN UNA LOCURA.
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