Junts y ERC amagan con un gobierno de republicanos y la CUP en solitario
La purga de Cuevillas por cuestionar la desobediencia dificulta el acuerdo
Las hojas van cayendo del calendario y la investidura de Pere Aragonès sigue atascada. La negociación entre ERC y Junts para lograr un pacto de investidura, pero también de gobierno, no avanza; es más, el tono entre los tres partidos implicados -además de los dos citados, la CUP- es cada vez más hosco. Cunde la sensación entre los republicanos de que los neoconvergentes están dispuestos a estirar la cuerda hasta el final. Si hace pocos días un histórico como Joan Tardà aludía a las dificultades de quien ha sido ‘siempre señor’ (Junts) para entender que es ahora el ‘aparcero’ (ERC) quien manda, ayer era Ernest Maragall, diputado y líder republicano en Barcelona, quien insistía en que hay un problema de fondo con los problemas del partido de Carles Puigdemont para asumir su derrota.
La distancia es ahora grande, hasta el punto de que empiezan a ponerse sobre la mesa escenarios hasta ahora impensables, como la posibilidad de que Junts vote la investidura de Aragonès pero no entre en el ejecutivo y deje a ERC y la CUP gobernar en solitario. «Estamos dispuestos, o creo que deberíamos estarlo», agregó Maragall sobre esta posibilidad tras reconocer que las negociaciones con Junts están siendo «complicadas» y que el papel de Puigdemont no debería ser un obstáculo, como queda claro que ahora sí es: «El presidente Puigdemont se acaba de presentar a unas elecciones, era el número uno de su lista, han quedado terceros, simplemente».
Al mismo escenario de gobierno ERC-CUP en solitario se refirió la presidenta del Parlament, Laura Borràs, reconociendo que Junts está dispuesta a quedarse en la oposición si no logra un buen acuerdo, pese a garantizar la investidura del candidato republicano, una tesis a la que ya se refirió anteriormente el secretario general de Junts, Jordi Sànchez. « En estos momentos estamos más lejos de entrar en el Govern que de no entrar», asumió Borràs, que abrirá una nueva ronda de consultas solo cuando haya la certeza de que habrá investidura.
Fuentes de ERC consultadas por ABC consideran que el acuerdo con Junts es inevitable, pero que los neoconvergentes quieren repetir el esquema de la negociación tras las elecciones de 2017, cuando Esquerra, y en eso coinciden ambos partidos, jugó bien sus cartas y obtuvo buena tajada. Así lo reconocía la misma Borràs, asumiendo que en 2017 Junts cedió mucho. En la misma línea, el hecho de que en este caso la CUP haya cerrado un acuerdo previo con ERC, lejos de forzar a Junts a ceder, parece haber provocado lo contrario, expresando ahora los de Puigdemont reparos en aspectos ideológicos que antes no contemplaban.
Purga y recomposición
Las cuitas internas en el seno de Junts añaden dificultades a la negociación. La purga emprendida contra Jaume Alonso-Cuevillas, abogado del expresidente fugado, es un ejemplo. Tras expresar Cuevillas dudas sobre la estrategia de la desobediencia, Puigdemont y Borràs forzaron su dimisión como miembro de la Mesa del Parlament, un ejemplo para ERC de que la línea de Junts es zizagueante. «Esta es otra muestra de hasta qué punto hay un problema de coherencia y una cuestión de consistencia en el proyecto y la posición actual», apuntó Maragall respecto a Junts.
La salida de Cuevillas abre además un problema añadido. Su sustitución en la Mesa por una fiel a Waterloo como es Aurora Madaula debe ser acordada previamente con Esquerra, partido que se hace rogar. Y si renovar la Mesa ya supone un problema, formar gobierno aún más.
TODO ES UN DESCONCIERTO Y UNA RUINA.
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