Esperanza y colas interminables en el Wanda para recibir la vacuna: «Parece que vamos al matadero»
Este jueves Santo, 6.400 madrileños recibieron la fórmula de AstraZeneca en el estado del Atlético de Madrid. Este viernes, también festivo, la jornada se ha repetido entre las ganas de ser vacunados y horas de espera.
Como si de un día de derbi se tratase, el Wanda Metropolitano bulle con los madrileños que este Viernes Santo están citados para recibir la vacuna contra el coronavirus. Algunos, ataviados con la zamarra rojiblanca; otros, con mascarillas estampadas con el escudo del Real Madrid. Los más forofos, incluso, bromean con el hecho de tener que pisar el estadio del eterno rival. Pero en el Metropolitano esta Semana Santa no se jalean goles, se mira de frente a la esperanza. Todos los allí congregados, madrileños de entre 60 y 65 años, buscan la puerta 34, esa donde, incluso después de cuatro horas de cola, les espera la fórmula de AstraZeneca.
Sobre el paseo de la fama del Atleti, los nervios y, sobre todo, la larga espera marca la jornada este festivo. Una imponente fila serpenteante reta la paciencia de los ciudadanos, que se preguntan entre sí cómo les afectará la vacuna. Ninguno tiene dudas: todos dicen que quieren ser vacunados, pero los posibles efectos secundarios, así como el temor a contagiar una vez inmunizados es común. Entre unos y otros encuentran respuestas a sus dudas y la fila, más que una cola, parece una tertulia en la que, eso sí, nadie pone en duda la fórmula desarrollada por la Universidad de Oxford.
A medida que avanza la cola, la impaciencia es cada vez más común. En el tramo final, donde muchos han tenido que pasar más de una hora y media dando vueltas por el interior del parking del Metropolitano para volver a salir al exterior y llegar a la puerta 34, el hartazgo se puede palpar. «Llevamos más de una hora y media ahí abajo. ¡Parece que vamos al matadero en vez de a vacunarnos!», espetaba una ciudadana a un miembro del Summa.
Las horas pasan, y cuando el reloj marca más de las dos no se para ni para comer. Aunque los miembros del Summa se dan el relevo, la vacunación no se frena. Tampoco los traslados en silla de ruedas para aquellos que no puedan moverse con facilidad o la atención a ciudadanos que necesitan ayuda. Alguno, despistado, tiene que volverse a casa sin vacuna porque, a pesar de que en el Metropolitano solo inoculan AstraZeneca, ha sido citado y por cuestiones médicas no es apto para la fórmula. Otros piden hablar con un médico porque por error rechazaron la cita. «La emoción de que me tocaba ser vacunada y le di sin querer a rechazar», le dice al doctor. «No puedo hacer nada, tiene que llamar usted o esperar a que la vuelvan a citar, pero es que no está en la lista», le responde él.
«Solo queda tener paciencia»
Al otro lado de la valla de la puerta 34, donde los familiares protagonizan su particular espera, el sentimiento se repite. «Esto es un descontrol, pero solo queda tener paciencia, es por algo bueno», comentaba un hombre, cuya mujer estaba dentro, por teléfono. «Hija, no sabemos cuándo van a vacunar a tu abuela, come ya y ya lo haré yo cuando llegue que son las tres de la tarde», decía otra a su lado. Las llamadas son la tónica en las inmediaciones del estadio una vez que los citados y los acompañantes se separan y, aunque no cesan, ninguno sabe decir con exactitud cuándo volverán a casa.
Ayer mismo, la ministra Margarita Robles (de 64 años), acudió al Wanda para recibir la vacuna. Sobre el tiempo de espera, la titular de Defensa señaló que esperaba que la cola fuera «más rápido». Robles, además, aprovechó su turno para defender la fórmula anglo-sueca. «Es importante también poner en valor que la vacuna es con AstraZeneca. Creo que es un paso importante», manifestó en declaraciones a los medios de comunicación.
El reto, desde luego, es mayúsculo. Durante la jornada de ayer, también festivo, la Comunidad de Madrid vacunó casi a 17.000 personas en el dispositivo de Semana Santa, que se divide entre el Hospital Zendal y el Wanda Metropolitano. De ellas, 6.400 fueron vacunadas en el estadio del Atlético de Madrid, donde la sala VIP, que acoge este centro de vacunación improvisado, ya se ha convertido en patrimonio de todos los madrileños.
AHORA SOMOS TODOS REBAÑO POR DICTADURA.
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