Condenar la violencia, sin matices ni coartadas
Alimentar el extremismo y fabular amenazas es la mejor manera de avivar un fuego que nos quema a todos, sin distinciones.
El ataque registrado en la sede de Unidas Podemos de Cartagena (Murcia) pone de manifiesto los riesgos de la polarización y el extremismo que -de las propias instituciones a la calle, mero reflejo de la radicalidad que proyectan las Cortes- impregnan la política española y el debate público. Cualquier acto de esta naturaleza representa una agresión a todos los demócratas, y es su condena sin matices la reacción obligada entre quienes son partícipes de un sistema en el que no cabe la violencia, y tampoco el sectarismo para ampararla o tolerarla en función de quiénes sean los agresores y quiénes las víctimas. En un Estado de Derecho no hay conflictos políticos -figura habitual en el discurso de la izquierda- que puedan servir de excusa para que el vandalismo sustituya al diálogo y la ley de la selva, el acoso y el matonismo campen a sus anchas. Alimentar el extremismo y fabular amenazas es la mejor manera de avivar un fuego que nos quema a todos, sin distinciones.
LOA HAN HECHO ELLOS MISMOS PARA CULPAR A VOX SON MAESTROS DE LAS CLOACAS.
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