Elegida para el día 1 de la vacunación contra el Covid: «A la vez que me siento afortunada, me da miedo»
Las residencias y sus usuarios y trabajadores se preparan para el inicio de la campaña.
En el pequeño pueblo de Horche (Guadalajara), la residencia de mayores San Bartolomé se ha convertido en todo un símbolo. Primero, porque el coronavirus no ha conseguido penetrar dentro de sus instalaciones en estos diez meses de pandemia. Y, ahora, porque residentes y trabajadores se contarán entre las primeras personas en España en recibir este mismo domingo la vacuna de Pfizer contra el Covid-19. Nini Olivenza, como parte del equipo, será una de ellas. «A la vez que me siento afortunada, no quita que me dé miedo», confiesa, con la mente puesta en sus posibles efectos a largo plazo. Pero tras dos días asimilando la noticia, lo tiene claro: «Si tienes que correr un riesgo, lo corres. Hay que confiar en la ciencia».
España da este domingo en Guadalajara el pistoletazo de salida a la campaña de vacunación más esperada en lo que llevamos de siglo. Allí Pfizer, la primera farmacéutica en lograr la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento para el codiciado remedio, cuenta con un almacén que servirá como punto de distribución del material. Será el primer ensayo de lo que ocurrirá durante los próximos tres meses, ya que el Ministerio de Sanidad distribuirá a las comunidades autónomas 350.000 dosis semanales de la vacuna. Con ellas se espera inmunizar en esta primera etapa a 2,3 millones de personas, prácticamente toda la población diana de la primera fase de vacunación: ancianos de residencias, usuarios de centros de día y quienes más tratan con ellos, sus trabajadores.
La residencia pública de Los Olmos, en Guadalajara, será la que mañana acapare todos los flashes. Allí, a eso de las 8 de la mañana, sus 70 usuarios y casi 120 empleados comenzarán a recibir las primeras dosis de todo el país. «A todos nos parece que es el principio del fin», decía ayer la directora del centro, Marina Vadillo, en Cadena Ser.
Por sorpresa
Unas horas después le tocará el turno a San Bartolomé, a eso de las 10 de la mañana. Allí prácticamente todo el personal ha dado su consentimiento a la vacunación, igual que han hecho las familias de los 29 residentes que alberga.
La noticia llegó casi por sorpresa a la residencia de Horche. Aunque sabían que la vacunación empezaba el día 27, no imaginaron que serían de los primeros. «Fue todo muy rápido. Pensamos que primero sería en Madrid, Barcelona...», dice Olivenza. Por eso apenas hubo margen para pensar en la respuesta. Pero cuanto más tiempo ha pasado, más se ha convencido de que es lo correcto. «En el fondo sé que vamos a terminar todos vacunándonos, es la única solución que tenemos», dice a ABC. En su decisión, además, ha pesado la situación de los residentes. «Si les pasa algo, yo me voy a sentir responsable», cuenta la trabajadora, que apenas ha hecho vida normal desde que estalló la pandemia.
San Bartolomé es hoy una pequeña isla en medio de la tormenta. En Horche, la alta incidencia del virus ha hecho que el pueblo se encuentre bajo medidas especiales para frenar los contagios, al menos hasta final de año. Este pueblo a escasos 10 kilómetros de Guadalajara tiene una incidencia acumulada de 1.933 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, cuando los niveles de riesgo extremo los marca el umbral de los 250 casos por cada 100.000 habitantes. Eso sí, la localidad apenas tiene 2.535 vecinos, lo que implica que los positivos de las últimas dos semanas han sido un total de 49.
A pesar de la llegada de la vacuna, los trabajadores son conscientes de que no habrá pasado el peligro ni con la segunda dosis, ni tampoco hasta mucho tiempo después. Por ello, se mantendrán todas las precauciones. Especialmente en un momento en el que la pandemia en España está yendo en «la mala dirección», según reconoció hace unos días el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
NO ME FÍO PARA NADA DE TODO ESTE MONTAJE.
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