Elecciones en Austria:. Un tranvía pasa junto a un cartel electoral del candidato progresista Alexander Van der Bellen.
La ultraderecha pierde por la mínima en las presidenciales austriacas
El verde Alexander Van der Bellen se impone al ultra Hofer con el 50,3% de los votos
El nuevo presidente de Austria se llama Alexander Van der Bellen. Tras el recuento durante este lunes de miles de votos por correo, la balanza se ha inclinado del lado del candidato ecologista frente al aspirante ultraderechista, Norbert Hofer, quien ha admitido la derrota en su página de Facebook, en la que ha agradecido el apoyo recibido. Pocos minutos después ha comparecido el ministro del Interior, Wolgang Sobotka, quien ha confirmado Van der Bellen será el próximo jefe del Estado con un 50,3% de los votos frente al 49,7% de Hofer.
La jornada electoral del domingo dejó la elección en el aire, con ambos aspirantes prácticamente empatados. El escrutinio final también ha arrojado un final ajustado, con una diferencia de 31.026 papeletas a favor del candidato apoyado por Los Verdes, de 72 años y catedrático emérito de Economía, que comparecerá esta tarde ante los medios.
"Os doy las gracias por vuestro gran apoyo. Me hubiera gustado haber cuidado de nuestro maravilloso país para vosotros. Os voy a ser fiel y voy a seguir contribuyendo a un futuro positivo para Austria", ha afirmado Hofer en Facebook. La derrota supone un duro golpe para el FPÖ. Austria no será ahora el primer país de la Europa occidental con un presidente ultra, sino el primero en la Unión Europa con un jefe de Estado que se declara independiente pero ha salido de las finales de Los Verdes, de los que fue portavoz entre 1994 y 2008.
Durante la campaña, Van der Bellen apeló a los votantes a apostar por una Austria abierta y europea, y denunció que el candidato ultranacionalista pretendía convertir el país en una “república autoritaria” bajo el mando de su líder, Heinz-Christian Strache. Una parte del electorado ha respondido a ese llamamiento del candidato verde.
Los miembros de la UE respiraron aliviados poco después de conocerse la decisión final en Austria. "Es un alivio ver que los austriacos rechazan el populismo y el extremismo. Todos en Europa deben sacar una lección de esto", tuiteó el primer ministro francés, Manuel Valls. El Frente Nacional reiteró anoche su alegría por el gran apoyo a Hofer y esta mañana, la líder de Alternativa para Alemania, Frauke Petry, expresaba su confianza en que el dirigente ultra ganaría el esprint final.
El ultranacionalista del FPÖ partía con una clara ventaja en la carrera presidencial tras la primera vuelta del pasado abril, cuando el candidato del partido antiinmigración y euroescéptico logró el mejor resultado de su historia al ganar con un 35% de apoyos. Las urnas dejaron en segundo lugar a Alexander Van der Bellen después de encabezar durante meses las encuestas. El nuevo presidente de Austria quedó a 14 puntos que este domingo se desvanecieron ya con las primeras proyecciones de voto.
A última hora de la tarde del domingo, el Ministerio del Interior austriaco anunciaba un resultado provisional sin las papeletas enviadas por correo que daba una ligera ventaja al aspirante ultranacionalista con un 51,9% frente al 48,1% de su contrincante. Solo 144.000 votos separaban anoche a Hofer y Van der Bellen. Al final, el voto por correo (unas 750.000 papeletas, el 14% del censo) han dado la vuelta al escrutinio. La diferencia ha sido de poco más de 30.000 votos.
La larga campaña ha abierto brechas entre los ciudadanos austriacos y les dejó ante dos opciones contrapuestas. El auge de la ultraderecha ha protagonizado el debate después de la victoria del FPÖ en la primera vuelta, que causó un terremoto político al dejar fuera de la carrera presidencial por primera vez en más de 50 años a socialdemócratas (SPÖ) y democristianos (ÖVP), los socios de Gobierno que han dominado la escena política austriaca desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
La debacle electoral forzó la caída del canciller socialista Werner Faymann, acosado por las críticas internas, tras el endurecimiento de la política de asilo y el ascenso de una ultraderecha que ha logrado capitalizar el descontento de la población por la ausencia de reformas que impulsen la economía y la preocupación por la entrada en el país de miles de refugiados. Austria registró el año pasado cerca de 90.000 solicitudes de asilo y las encuestas reflejan una creciente inquietud con la que ha conectado Hofer con un discurso contra la inmigración y a favor de cerrar las fronteras a los “falsos refugiados”.
La posibilidad de una victoria de Hofer, que ha hecho campaña bajo el lema de “Austria y los austriacos primero” frente a la migración y el rechazo a las decisiones políticas tomadas desde Bruselas, ha sido seguida de cerca por otras formaciones populistas y radicales europeas como el Frente Nacional o Alternativa por Alemania, que ven en el ascenso del FPÖ un impulso a sus intereses.
Bruselas también ha estado pendiente del resultado austriaco. El presidente de la Comisión, Jean- Claude Juncker, no ha ocultado su rechazo a una victoria de la ultraderecha en Austria. “No me gusta. Sé que los austriacos no quieren oír esto, pero no me importa: con la extrema derecha no hay debate ni diálogo posible”, declaró el pasado viernes en una entrevista al diario francés Le Monde.
Los comentarios de Juncker y también del presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, que ha afirmado que una victoria del FPÖ y partidos similares cambiará el carácter de Europa, no han pasado desapercibidas en Austria, que quedó marginada durante meses por sus socios cuando en 2000 la ultradererecha —liderada entonces por Jörg Haider— formó una coalición gubernamental con los democristianos.
La situación, no obstante, ha cambiado desde entonces y el FPÖ continúa su curso ascendente a cuenta del retroceso constante de los partidos tradicionales. Ha ampliado su base de votantes con mensajes sobre el empleo, la inseguridad y advertencias contra la islamización de Austria con la llegada de migrantes.
Las urnas premiaron su estrategia en la primera ronda de las elecciones. Pero no solo castigaron a los dos grandes partidos tradicionales —socialdemócratas y democristianos, juntos en la actual coalición gubernamental— que no lograron reunir entre ambos más de un 22%, sino que también enviaron por primera vez a la segunda ronda a un candidato que, si bien se declara independiente, cuenta con el apoyo y la financiación de Los Verdes, de los que fue portavoz en el Parlamento.
LA ULTRADERECHA CRECE EN EUROPA A PASOS AGIGANTADOS, MIENTRAS LA UNIÓN EUROPEA LANGUIDECE.
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