Un avión de EgyptAir despega el jueves del aeropuerto de Charles de Gaulle (París).
Francia trabaja contrarreloj en el Charles de Gaulle en busca de pistas sobre el vuelo de EgyptAir
La búsqueda de la aeronave se intensifica en el Mediterráneo
Los agentes de la gendarmería del transporte aéreo (GTA) trabajaban contrarreloj en el aeropuerto parisino de Charles de Gaulle desde el que partió el avión que se estrelló en el Mediterráneo en la noche del miércoles al jueves. La fiscalía de París abrió el mismo jueves por la mañana una investigación de oficio para intentar esclarecer las causas, cuyas trazas podrían estar en el punto de partida. Para ello, la policía está peinando las instalaciones del gigantesco aeródromo (si bien el vuelo salió de la terminal 1) y analizando la identidad de los pasajeros y de todo el personal que haya podido tener contacto con la aeronave siniestrada. Temen que las pistas desaparezcan o que haya un nuevo incidente.
La investigación fundamental la dirigen las autoridades egipcias, pero Francia está colaborando estrechamente en el esclarecimiento de las causas de la desaparición del vuelo MS804 París-El Cairo. La búsqueda del avión se intensifica por mar y aire en el Mediterráneo. Este viernes, el Ejército egipcio ha asegurado que ha encontrado restos del avión y objetos personales de los pasajeros.
Tanto Egipto como Grecia han enviado aviones y buques de guerra. Francia ya tiene en la zona un avión operativo y enviará otro en breve. También ha zarpado de Toulon un barco militar. Además, esta mañana han llegado a la capital egipcia los tres investigadores franceses de la BEA, el organismo encargado de investigar siniestros aéreos que analizó lo ocurrido en el vuelo GWI9525 de Germanwings Barcelona-Düsseldorf en el que murieron 150 personas. Estados Unidos ha enviado un avión de vigilancia para ayudar en la operación.
Francia es un país especialmente amenazado por el terrorismo islamista. Desde los atentados de enero de 2015, se han reforzado las medidas de seguridad; muy especialmente en los aeropuertos. “El problema es que siempre hay puntos vulnerables”, explica el responsable de la seguridad del Charles de Gaulle, Sébastian Caron. La policía necesita trabajar contrarreloj para evitar la desaparición de pistas y también para evitar nuevos incidentes. El espionaje francés considera que este país corre el riesgo de nuevos atentados yihadistas. Según los expertos, basta una pequeña cantidad de explosivos (en una lata de refresco, por ejemplo) en un avión presurizado para provocar una catástrofe.
Desde enero de 2015, las autoridades aeroportuarias francesas han investigado a todo el personal de tierra y solo en el aeropuerto Charles de Gaulle, el más grande de París, a más de setenta trabajadores se les retiró el pase para que no puedan acceder a zonas sensibles. Son empleados que han dado señales de radicalización islamista. Desde ayer jueves, la policía examina a todos los que tuvieran relación con el despegue del vuelo, analizando también todas las imágenes de las cámaras del aeropuerto.
París y El Cairo mantienen todas las hipótesis abiertas, aunque las autoridades egipcias admiten que “un ataque terrorista es más probable que un fallo técnico”. Fuentes oficiales estadounidenses consultadas por Reuters han desmentido, a la luz de las imágenes tomadas por satélite, que una bomba explotase a bordo. Y el ministro de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, ha indicado esta mañana en France 2 que Francia quiere toda la verdad, pero que en estos momentos no dispone de “absolutamente ninguna indicación sobre las causas” del siniestro.
En el vuelo de EgyptAir viajaban 66 personas (tripulación incluida). Había diez nacionalidades a bordo, pero los pasajeros eran mayoritariamente egipcios (30) y franceses (15). Francia llora a los conciudadanos que viajaban en ese vuelo que despegó de París el miércoles a las 23.09 horas. Entre ellos había una familia completa de padres y sus dos hijos, pero también un ejecutivo de Procter & Gamble llamado Ahmed Helal, director de la compañía en Amiens y de origen egipcio. Varios de sus empleados han expresado su dolor ante un directivo muy querido que el mes pasado recibió, por cierto, al ministro de Economía, Emmanuel Macron, de visita en sus instalaciones.
POSIBLEMENTE FUERA UN SUICIDA A BORDO Y LA BOMBA EN SU MALETA.NO TENGO TAN CLARO QUE SE REVISE BIEN EL EQUIPAJE SOBRE TODO LAS MELTAS.
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