Faltaba eso, las llamas, el fuego desatado en un archivo municipal que arrasa y borra toda huella del pasado. Todos los elementos extremos que puedan imaginarse en un caso de corrupción podían encontrarse en el escándalo de los ERE de Andalucía pero faltaba esto de ahora, un incendio que se sabe intencionado en el Ayuntamiento de Los Palacios, objeto de investigación por múltiples subvenciones recibidas, entre ellas algunas procedentes del fondo de reptiles de la Junta de Andalucía. Faltaba eso, porque no hay símbolo más preciso de un acto delictivo que un puñado de documentos que se arroja a la chimenea, y cuando llegan los inspectores de Policía sólo encuentras volutas de ceniza revoloteando el hueco de piedra. No es invención, fue la estampa que se encontró, por ejemplo, un exsecretario de finanzas del PSOE de Andalucía, José Manuel Martínez Rastrojos, cuando se incorporó a su nuevo despacho y descubrió que durante la noche, en torno a la chimenea, sus compañeros de partido de la ejecutiva saliente habían desplegado una intensa actividad.
Unas llamas que prendían el mismo día que la flamante nueva presidenta de la Junta, Susana Díaz, tomaba posesión de su cargo, escasas horas después de que la sucesora de José Antonio Griñán declarara la guerra a la corrupción. "Me avergüenza la corrupción, rechazo tanto la complicidad como la tibieza hacia ella", remarzó Díaz. Quién le iba a decir a ella que sus palabras encontraría tan pronto una oportunidad para convertirse en hechos, una vez que la Guardia Civil determine si el incendio del archivo fue o no intencionado.
Susana díaz (i), durante su discurso en el pleno de debate de investidura. (efe)
Por el momento, en la localidad sevillana de Los Palacios todas las sospechas vinculan el incendio con las investigaciones judiciales que estaban en marcha, pero cualquier paso que intente ir más allá se queda en el aire porque nada lo sustenta. Lo que sí se conoce sobre el origen del incendio, es que fue intencionado y perfectamente planificado. Eran las cinco de la madrugada del jueves pasado. La noche había sido especialmente extraña para la Policía Local, porque en varios puntos de la ciudad los vecinos denunciaron la quema de contenedores de basura. Por eso y porque diez minutos antes de la hora clave, las cinco de la madrugada, los pocos agentes de Policía Local que estuviesen de servicio a esa hora tuvieron que desplazarse a una pedanía para atender una emergencia en un colegio, que resultó ser una denuncia falsa. Cinco de la madrugada. Se conoce la hora porque una limpiadora, que acabaría de llegar al Ayuntamiento para comenzar su tarea, oyó un ruido de cristales que se rompían en la planta en la que estaba el archivo municipal. Muy poco después, comenzaría el incendio que arrasó con todo.
El fuego comenzó exactamente en el rincón del archivo municipal en el que se encontraban los documentos que se referían a las investigaciones y se extendió poco después por toda la sala, reduciendo a cenizas toda la historia de la ciudad: libros de registros, decenas de miles de actas, todas las facturas… Todo destruido menos, milagrosamente, la principal joya histórica de aquel archivo, un libro del siglo XVII, llamado El Becerro, que se salvó gracias a que se guardaba en una caja que lo protegió de las llamas. Al archivero municipal, Julio Mayo, lo vieron acariciando las pastas del libro superviviente mientras contemplaba, desolado, el trasiego de bomberos y las ventanas ennegrecidas. “Había –decía el archivero- series continuadas de actas capitulares desde 1890, y todo parece que se ha perdido. Es decir, todas las actas de plenos, el fondo de secretaría, los expedientes, la documentación económica reciente, los asientos contables, los documentos de los libros del cementerio, la documentación urbanística de catastros y parcelas urbanísticas…”.
De lo que se culpa al anterior equipo de gestión del Ayuntamiento de Los Palacios es del mismo presunto delito que se repite en los caos abiertos en torno a la Junta de Andalucía
¿Tiene alguna vinculación esa catástrofe con la investigación que estaba en marcha? Para el partido que gobierna el municipio en la actualidad, las sospechas están más que fundadas para pensar que no ha habido otra intención que ésa, destruir pruebas de los delitos cometidos en el pasado por los anteriores gobernantes. Sin embargo, tanto el anterior alcalde como su partido han dejado claro que cualquier insinuación al respecto se encontrará con una denuncia en los tribunales por difamación. Lo más llamativo de todo es que unos y otros, el alcalde actual que acusa y el ex alcalde que lo niega, pertenecen a los dos partidos que gobiernan en coalición en la Junta de Andalucía, el PSOE e Izquierda Unida. El entendimiento y la complicidad de ambos en Sevilla, que se ha trasladado incluso a la investigación de los ERE en el Parlamento andaluz, salta por los aires a pocos kilómetros, en la localidad de Los Palacios, una de las múltiples ramificaciones de la trama de los ERE.
De lo que se culpa al anterior equipo de gestión del Ayuntamiento de Los Palacios es del mismo presunto delito que se repite en los casos abiertos en torno a la Junta de Andalucía: subvenciones que se conceden para la construcción de diversas instalaciones públicas que, al final, no pasan del proyecto. El dinero se desvía a otros fondos y, en el entramado de la contabilidad, se pierde el rastro. Cuando el Ayuntamiento de Los Palacios lo gobernó el Partido Socialista, el Gobierno andaluz, como también es habitual, se volcó con la concesión de subvenciones para los aspectos más variados, desde una guardería hasta un hipódromo. Y nada se construyó a pesar de que al Ayuntamiento llegaron 837.000 euros para la guardería y otros 901.000 euros para el hipódromo. Esta última partida, en concreto, salió del famoso ‘fondo de reptiles’ con el que se alimentó también la trama de los falsos ERE. ¿Y quién era el alcalde del PSOE que recibía un trato tan privilegiado del Gobierno andaluz? Su nombre es Antonio Maestre, un dirigente socialista bien relacionado con la cúpula del PSOE andaluz desde los tiempos de Manuel Chaves y, en la actualidad, con la de Susana Díaz, la nueva presidenta andaluza, junto a la que se sienta, como número tres, en la ejecutiva provincial socialista.
La madre del sindicalista Juan Lanzas, uno de los comisionistas más activo de la trama de los ERE, le dijo a la policía, cuando fueron a registrar la casa que su hijo tenía “dinero para asar una vaca”. Todas los casos de corrupción tienen su propia jerga, las frases que lo definen, y ésta de la madre de Lanzas, abrupta y grosera, en la que podemos imaginar a algunos de los protagonistas de este escándalo avivando las brasas con billetes de quinientos, con risotadas gordas, obscenas, será para siempre una de las estampas que representen ese fraude inmenso. Pero esas eran llamas de papel, imaginarias; las del Ayuntamiento de Los Palacios que lo han arrasado todo no tienen nada de literario.
COMENTARIO:
Ellos no se andan con bobadas. Que hay que destruir pruebas pues se le mete fuego a la planta donde estén.
Borrar un ordenador de un empleado expulsado para dárselo a otro empleado es la prueba del crimen. Pero quemar una planta o un edificio es lo más normal. Así no quedan ni huellas.
De qué se avergonzará ahora la Susanita ? Y todos los seguidores que votan en rojo en estos foros que dirán ahora.
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