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martes, 28 de diciembre de 2021

EL CHIP CON EL PASAPORTE COVID BAJO LA PIEL EN ESPAÑA

 Una empresa crea un microchip subcutáneo que contiene el pasaporte Covid

Los ingenieros informáticos suecos han diseñado un certificado sanitario que puede llevarse implantado bajo la piel

En el norte de Europa, el pasaporte sanitario, en el que consta el estado de vacunación, es ya un requisito imprescindible para dar casi cualquier paso en público. En Alemania y en Austria no es posible subir a un autobús o al metro sin un certificado de vacunación, del que hay que presentar una prueba homologada en Berlín, por ejemplo, para entrar a un restaurante, acompañar a un familiar al hospital o acceder a una zapatería. Tanto en su versión en papel como en la modalidad digital, que suele llevarse en forma de QR en el teléfono móvil, la casuística de situaciones en las que se olvida, pierde o no puede mostrarse por falta de batería genera un sinfín de contratiempos con lo que pretende terminar la empresa sueca DSruptive Subdermals, que propone utilizar su microchip subcutáneo para portar tan necesario documento.

Sus ingenieros informáticos han diseñado un pasaporte sanitario que puede llevarse implantado bajo la piel y que ha generado en las redes sociales una ola de especulaciones y reacciones inesperadas.

Se trata de un microchip del tamaño de un grano de arroz que se implanta en la mano, bajo la piel, y del que miles de suecos se sirven ya para portar la acreditación que les permite la entrada a la sede de la empresa en la que trabajan o informaciones personales a menudo relacionadas con su historial sanitario, lo que garantiza que pueda ser leído en caso de urgencia en cualquier tipo de situación. No es rastreable, se activa desde el exterior a través de un ordenador o un dispositivo móvil y hasta ahora venía siendo utilizado fundamentalmente en sustitución de las llaves de casa o de la oficina, los billete de tren o de avión y cualquier tipo de documento de acreditación de la identidad. DSruptive Subdermals propone además su uso como portador del pasaporte sanitario. «Es una forma rápida, cómoda y despreocupada de llevar encima siempre lo necesario», afirma Erik, un programador de 32 años en declaraciones a Aftonbladet. «Creo que responde a mis necesidades mejor que otros formatos y que protege mi integridad y la confidencialidad de mis informaciones personales», justifica otra portadora del microchip, Amanda Back, que vive en Estocolmo y es responsable de un espacio dedicado a las nuevas tecnologías.

Microchip de la empresa DSruptive Subdermals
Microchip de la empresa DSruptive Subdermals - AFP

«Un microchip implantado cuesta unos cien euros en el caso de las versiones más avanzadas, comparado con las pulseras inteligentes, que cuestan generalmente el doble, es mucho más económico. Además un implante puede durar 30 o 40 años, mientras que una pulsera dura 3 o 4 años», aduce Hannes Sjoblad, máximo responsable de DSruptive Subdermals, para quien el pasaporte sanitario es solo uno de los ejemplos de aplicaciones posibles de este dispositivo que él mismo lleva implantado. El empresario, que se muestra «muy preocupado» por las cuestiones de privacidad, observa no obstante «con gran inquietud» que mucha gente vea estos implantes con miedo, «como una tecnología de vigilancia», aunque recuerda que hace no tanto tiempo muchos ciudadanos se negaban también a utilizar una tarjeta bancaria para pagar un producto o servicio, o para sacar dinero de un cajero automático. Los microchips «no tienen batería y no pueden transmitir señales por sí mismos, no pueden decir dónde te encuentras y solo se activan en contacto con un dispositivo», recuerda, asegurando que defiende su uso exclusivamente voluntario y que si alguien intentara hacerlo obligatorio, él se opondría. Esta última parte de su respuesta se refiere sin duda a las teorías sobre «control global» que proliferan en las redes sociales y que consideran este tipo de instrumentos como herramientas de sometimiento de la humanidad.

«El implante se puede leer con un dispositivo exterior, que puede ser el propio teléfono móvil inteligente con función NFC inalámbrica, así que puedo ir a un restaurante o al cine y pasar mi mano por el teléfono para que aparezca en la pantalla la reserva o la entrada de cine. Esto mismo puede hacerse con el pasaporte sanitario«, explica Sjoblad. Este mismo sistema es el que habilita la entrada a los trabajadores de esta empresa de alta tecnología en Suecia, que cuenta con una sede inteligente a la que se accede a través del implante. La empresa aclara, sin embargo, que no comercializa estos implantes directamente al consumidor, sino que se dirige a empresas o instituciones al menos por ahora, aunque no descarta su distribución a través de potenciales socios comerciales.

Asimismo especifica que Dsruptive no tiene control sobre la información que los usuarios vuelcan en esta tecnología y que se trata de «implantes son pasivos» a los que el usuario dedica a diversas finalidades. Una de las más útiles desde el punto de vista sanitario es el control sobre la temperatura corporal gracias aun sensor BeUno. La empresa asegura en su página web que «estamos convencidos de que los implantes equipados con sensores representan un nuevo paradigma en el cuidado de la salud». «Hoy en día millones de personas utilizan dispositivos portátiles de registro para rastrear pulso, sueño, temperatura y muchos otros parámetros de la salud», señala la firma, «los werables son caros, frágiles y de vida corta por el desgaste, mientras que los implantes representan una alternativa segura, asequible y robusta».

YA ESTA AQUI EL CHIP DE LA OREJA COMO LAS VACAS O OVEJAS

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