SOMOS RACIONALES.
Infundir a la población (en especial a la sana y sin patologías) el “miedo a perder la vida” –si no se vacuna–, y dictar (sí, digo “dictar” de forma dictatorial y sin fundamento científico alguno) normas absurdas y draconianas como llevar mascarilla “por decreto” por la calle, en exteriores al aire libre, y bajo cualquier circunstancia, es propio de un Gobierno de necios, y además es denigrar al individuo y su capacidad pensante. No creo que sea la mejor forma de dirigirse a una sociedad “inteligente” salvo que se pretenda crear una sociedad de “adoctrinados”, carentes de todo sentido crítico y seguidores de “la fe del carbonero”... Señora ministra de Sanidad “de turno”: Salvo aglomeraciones o situaciones concretas como manifestaciones sin distancias o tumultos, el uso de mascarilla por la calle es innecesario, pues al aire libre los contagios son casi cero o inexistentes, ya que ocurren –en espacios cerrados– y por incumplimiento de normas... Y la mascarilla “no ha venido para quedarse”, sino para prescindir de ella, y cuanto antes se pueda mejor.
Yo he decidido no vacunarme, y el motivo es por “altruismo”, porque considero que hay personas con problemas de salud y múltiples patologías que lo necesitan mucho antes que yo, independientemente de su edad. Soy persona sana desde que nací (me nacieron así y doy las gracias a mis padres por ello), sin patologías, deportista y amante de la vida al aire libre. Por supuesto que hay que vacunar a las personas que realmente lo necesitan –por su historial clínico–, pero no indiscriminadamente a toda la población sana y sin patologías. Claro que puedo morir por covid-19 estando sano, algo altamente improbable, tanto como que muera usted de covid-19 por una reacción adversa tras ser vacunado. Seamos serios y utilicemos lo que nos diferencia de los animales irracionales.
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