El viacrucis de los niños y el Papa: «Bajaron hombres vestidos como astronautas a llevarse a mi abuelo»
Por segundo año consecutivo no se puede celebrar en el Coliseo de Roma
Por segundo año consecutivo, el viacrucis nocturno del Viernes Santo no ha podido celebrarse en el Coliseo de Roma sino en la plaza de San Pedro, de nuevo absolutamente vacía por el confinamiento en Italia.
A diferencia del año pasado, esta vez podían asistir algo más de doscientas personas -desde cardenales a muchachos que han participado en el proyecto- convenientemente separadas a ambos lados del estrado del Papa en el atrio de la basílica. Mientras Francisco participaba en la ceremonia desde su estrado, el crucifijo y el pequeño grupo de acompañantes se movía a lo largo de los senderos marcados en el suelo por pequeñas lámparas sobre los adoquines de basalto negro de la plaza.
Como el encierro forzado oprime también a los niños y adolescentes, el Papa invitó a escribir las 14 meditaciones del viacrucis a un grupo de boy scouts de Umbría y muchachos de casas de acogida de Roma.
Los textos, leídos en la inmensa soledad de la plaza de San Pedro vacía, eran conmovedores por su sencillez y sinceridad.
Reflejaban el dolor por la separación de un abuelo que fallecería solo en el hospital: «Bajaron de la ambulancia unos hombres que parecían astronautas, con guantes mascarillas y viseras, y se llevaron al abuelo…». O el miedo «a la oscuridad y la soledad» de largas jornadas en casa.
A los comentarios sobre el dolor de Jesús se añadían los del sufrimiento propio al ver discutir a los padres, o al no atreverse a defender a un compañero acusado falsamente de haber robado una merienda. Las meditaciones se completaban en un folleto con dibujos de los niños del hogar Madre del Divino Amor, contiguo al popularísimo santuario mariano en las afueras de Roma, y del hogar 'Tetto Casal Fattoria'. Eran dibujos ingenuos, pero ayudaban a 'ver' a Jesús con ojos inocentes.
NOS ESTAN QUITANDO LOS RITOS Y LA CULTRURA
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