Gesto ambivalente
Llegar y hacer tabla rasa de lo que se encuentra dice poco del respeto de un flamante alcalde por el Ayuntamiento que se dispone a gobernar.
El nuevo alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, anunció esta semana una moratoria en la aplicación de Madrid Central, la iniciativa del equipo municipal dirigido por Manuela Carmena para resolver los problemas de contaminación a los que se enfrenta la capital. El anuncio de Martínez-Almeida precedió en solo dos días a la manifestación convocada para hoy en defensa de unas regulaciones de tráfico orientadas a mejorar la calidad del aire en Madrid, en cumplimiento de la normativa europea y de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Los tres partidos que sostienen el nuevo Ejecutivo municipal, el Partido Popular, Ciudadanos y Vox, anunciaron durante la campaña su intención de poner fin a la iniciativa, dejándose llevar por una sobreactuación electoralista contra la gestión de Carmena. En aquel momento, estos partidos no tomaron en consideración los motivos por los que una iniciativa como la de Madrid Central era necesaria, tanto por los problemas de fondo que intenta resolver como por la necesidad de respetar la legislación comunitaria. Ahora la decisión resulta aún más contraproducente, puesto que los estudios medioambientales demuestran que Madrid Central ha funcionado desde el punto de vista de la mejoría de la calidad del aire. Y por lo que respecta a sus efectos sobre el comercio de la zona, el balance es cuando menos controvertido: junto a una plataforma de comerciantes perjudicados ha surgido otra que sostiene que Madrid Central ha producido beneficios.
El alcalde Martínez-Almeida ha querido presentar la moratoria como una muestra de firmeza frente a los colectivos que defienden el mantenimiento de Madrid Central, y que hoy salen a la calle; en realidad, se trata de un gesto ambivalente, a medio camino entre el implícito reconocimiento de que la iniciativa es necesaria y el mensaje a sus propios votantes. A estos ha querido decirles que cumple lo prometido cuando, como bien pone de manifiesto el hecho de que haya preferido la moratoria a la supresión, él mismo parece haber tomado conciencia de que lo prometido no debería ser cumplido.
El alcalde se ha concedido a sí mismo tiempo para rectificar, puesto que el final de la moratoria podría desembocar en el desmantelamiento de Madrid Central, pero también en su reactivación. En favor de esta segunda alternativa existen las mismas razones que aconsejaban poner la iniciativa en marcha, y que tienen que ver tanto con la salud pública como con el respeto a las normas. Pero habría, además, una última razón, que se refiere al mínimo sentido institucional que cabe esperar entre cargos electos. Llegar y hacer tabla rasa de lo que se encuentra dice poco del respeto de un flamante alcalde por el Ayuntamiento que se dispone a gobernar.
DESTRUIR LO HECHO PARA HACER MENOS
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