La trituradora catalana
De los siete líderes políticos del 21-D ya solo quedan dos, Iceta (PSC) y Riera (CUP), y todo indica que en breve quedará uno.
Se han cumplido 550 días de las elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2017. De los siete líderes de otras tantas listas que se presentaron aquel 21-D y obtuvieron escaños ya solo quedan dos, Miquel Iceta (PSC) y Carles Riera (CUP), y todo hace indicar que en breve solo quedará uno. Cumplido el primer año y medio (más cuatro días) de legislatura autonómica el panorama fáctico es, por un lado, desolador: solo seis leyes aprobadas (únicamente una a propuesta en exclusiva del partido más numeroso que forma el Gobierno) y los tres candidatos más votados fuera del ámbito parlamentario (por distintos motivos); y, por el otro, desesperanzador: nada indica que la situación vaya a mejorar ni que exista voluntad de cambio. La política catalana es una trituradora.
En manos de los partidos está cualquier posible solución que desemboque en una mínima normalización cívica. O los partidos deciden apostar por la convivencia o la anomalía catalana se convertirá en hecho diferencial, y, este sí, real, no inventado. Todos miran a Quim Torra, quien tiene en sus manos -nunca antes de la sentencia del Tribunal Supremo a los líderes del procés- activar la nueva fase. La desorientación y el vacío de liderazgos se extienden.
Junts per Catalunya (JpC). Nadie sabe en Madrid a qué número marcar para hablar con un interlocutor válido de JpC. De hecho, JpC compite en primer lugar con el PDECat, que dirige Bonvehí pero lidera Puigdemont. Dos sectores quieren hacerse con el PDECat: los no unilateralistas y los hiperventilados. Entre los segundos: Buch («Pueden contar conmigo», dijo el domingo) y Budó. Puigdemont los anima, pero sabe que en una escisión pierden todos. Mas queda libre en febrero de 2020, pero nadie duda de que el cabeza de lista será Puigdemont.
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). A diferencia de JpC, en ERC el vacío que dejará Oriol Junqueras tras la sentencia del TS puede evidenciar su falta de banquillo. Pere Aragonès contra Roger Torrent. Ambos juegan sus bazas. Nadie se acuerda de Marta Rovira. El tembleque de piernas se escuchó en la sede de ERC el 26-M: ¡Puigdemont es imbatible! El de Waterloo le sacó 250.000 votos a Junqueras. El 26-M lo cambió todo y ahora no tienen prisas electorales.
Candidatura d’Unitat Popular (CUP). Son determinantes y, a la vez, insignificantes. No hay proyecto independentista que no pase por sus manos. Y, sin embargola imaginaria república catalana no avanza.
Ciudadanos (Cs). Inés Arrimadas ganó aquel 21-D y se fue. Humanamente, comprensible. A nadie le gusta el insulto y el desprecio. Ganó para vivir en la trinchera. Cs está sin líder. Promueven a Lorena Roldán, pero muchas miradas se posan en Nacho Martín Blanco. De momento, las riendas las lleva Carlos Carrizosa. Para Cs, Cataluña es más problema que solución.
Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Queda Iceta pero, ¿por cuánto tiempo? Algunas voces aseguran que el primer secretario del PSC ocupará un cargo en el próximo Gobierno de Pedro Sánchez, tras su no salida al Senado. A Iceta le rodea un equipo con experiencia parlamentaria y claridad de ideas. Por ahí están Granados, Pérez, Pedret… que mantienen vivo al partido. Pero el proyecto sigue haciendo aguas. El 26-M ensancharon base municipal en la provincia de Barcelona, pero la perdieron fuera de esta.
Catalunya en Comú-Podem. La trituradora del procés pasó por encima de los comunes en 2017. Coscubiela y Dante Fachín no podían compartir espacio electoral. Xavier Domènech intentó lo imposible. Ni sus buenas relaciones con Pablo Iglesias funcionaron. Y lo dejó. Es casi la razón de ser de los comunes, antes ecosocialistas, antes ICV y antes PSUC.
Partido Popular (PP). El peor resultado del PP en el Congreso (66 escaños) oculta la delicada situación de los populares en Cataluña. Alejandro Fernández se salvó por la campana la noche del 21-D y tiene ante sí una tarea titánica: que el PP sobreviva en Cataluña. Por primera vez, el presidente del PP catalán tiene sintonía con Génova, lo que debería permitirle hacer todos los ajustes necesarios. Fernández será el candidato del PP.
SON INCORREGIBLES Y NO TIENEN SOLUCIÓN.
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