En estos días de Navidad, el Papa Francisco podría lanzarse a escribir su primera carta a los Reyes Magos como obispo de Roma. Su antecesor, Benedicto XVI, eliminó cualquier posible impedimento el año pasado al corroborar la existencia de Sus Majestades en La infancia de Jesús, el libro con el que cerró su trilogía sobre Cristo.
Si Francisco se decidiera a redactar su lista personal de deseos, probablemente habría en ella un espacio significativo para que se hagan realidad sus planes de reforma de la Iglesia católica. En los nueve meses que lleva como Papa, Jorge Mario Bergoglio ha puesto los pilares para realizar una renovación profunda en la comunidad cristiana llamada a concretarse durante 2014.
Estos son los 10 cambios principales para los que Francisco podría pedir a los Reyes Magos que le echen una mano.
1.-Una nueva Curia romana. Ya en las congregaciones generales, las reuniones previas al cónclave, los cardenales acordaron que el próximo Papa debía impulsar una administración central más ágil y ligera. Francisco ha recogido el guante y va a darle la vuelta al funcionamiento de la Curia: intentará que pase de ser el embudo que retrasa la toma de decisiones a convertirse en un organismo que de verdad esté al servicio del Papa y de las Iglesias locales.
En los nueve meses que lleva como Papa, Jorge Mario Bergoglio ha puesto los pilares para realizar una renovación profunda en la comunidad cristiana llamada a concretarse durante 2014En las dos rondas de reuniones con el Consejo de cardenales celebradas este año, Bergoglio ha radiografiado las congregaciones y los pontificios consejos, los “ministerios” vaticanos. A partir del año próximo habrá fusiones según áreas de interés. También se espera el nacimiento de un nuevo cargo, el de moderator curiae (moderador de la Curia), destinado a mejorar la coordinación entre dicasterios. Igualmente, podría darse un redimensionamiento de la Secretaría de Estado, que según algunos incluso cambiaría de nombre y pasaría a denominarse Secretaría papal. La reorganización de la Curia es probable que lleve de la mano una reducción en su plantilla, que hoy es de alrededor de 4.000 trabajadores. Se haría a través de prejubilaciones, pues el Vaticano pretende evitar a toda costa la imagen que supondría someterse a una suerte de Expediente de Regulación de Empleo.
2.-Adiós a la pederastia. Siguiendo los pasos dados por Benedicto XVI, Francisco ha ahondado en la línea de tolerancia cero frente a los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos. Para ello ha instituido una comisión, cuyos miembros todavía no se conocen, para atender a las víctimas (hasta hace poco las grandes olvidadas) y evitar nuevos casos de pederastia. De la comisión saldrán unas líneas a seguir para proteger a los menores e impulsar la formación de los sacerdotes, religiosos, catequistas y demás personas que estén en contacto con los niños. Será en 2014 cuando eche a andar este grupo de expertos inspirado en la experiencia del episcopado estadounidense en la gestión de los casos de abusos.
El Papa saluda a los creyentes congregados en la Plaza de San Pedro (Reuters).
3.-No más escándalos financieros. Por la gran cantidad de escándalos que ha protagonizado, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), la banca vaticana, parece que existiera desde siglos, pero fue fundado en 1942. Prácticamente ayer, según los tiempos geológicos con los que suele moverse la Iglesia. Los cardenales pidieron cambios en este organismo que gestiona un patrimonio de 7.100 millones de euros y 19.000 cuentas bancarias y Francisco va a responder. Él mismo reconoció que pensaba meterle mano al IOR más adelante, pero la situación se ha acelerado por los últimos escándalos, como el protagonizado por el eclesiástico Nunzio Scarano, conocido como “monseñor 500” por su querencia por los billetes de 500 euros.
El IOR y el otro organismo que gestiona el dinero y los bienes de la Santa Sede, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) van a sufrir cambios en 2014. Se espera que de la reunión del Consejo de cardenales del próximo febrero salgan decisiones de peso para limpiar de una vez las finanzas vaticanas.
4.-Más colegialidad. El Vaticano cuenta con un organismo que hasta ahora servía para muy poco, el Sínodo de los Obispos. Cada dos o tres años reunía en Roma a una representación de los distintos episcopados y aprobaba un documento que, cuando estaba circunscrito a un determinado ámbito geográfico, justificaba luego un viaje del Papa a esa zona del mundo. Francisco va a darle completamente la vuelta al Sínodo de los Obispos. Quiere que se convierta en una suerte de Parlamento en el que los prelados puedan participar en el gobierno de la Iglesia. También pretende que del Sínodo salga un grupo permanente de prelados que le ayude a llevar el timón de la barca de Pedro. Los cambios en este organismo probablemente se concretarán en la reunión del 24 y 25 de febrero del Consejo del Sínodo.
Bergoglio ha recogido el guante y va a darle la vuelta al funcionamiento de la Curia: intentará que pase de ser el embudo que retrasa la toma de decisiones a convertirse en un organismo que de verdad esté al servicio del Papa y de las Iglesias locales5.-Más poder a las Iglesias locales. Francisco quiere ser un Papa descentralizador. Confía en el principio de subsidiariedad, según el cual es mejor tomar las decisiones en el nivel más bajo posible. Las Conferencias Episcopales están destinadas a aumentar su poder y a no tener que consultar a Roma para muchas cuestiones que podrían resolver solas, como ocurre ahora. En el consistorio de febrero éste será a buen seguro uno de los temas estrella. Aunque los episcopados desean más influencia, son conscientes de que con el cambio también aumentará su responsabilidad y posibilidad de error, pues hasta ahora tenían la tranquilidad de saber que los temas pasaban por Roma.
6.-La mujer, protagonista. Es muy improbable que Francisco vaya a aprobar la ordenación sacerdotal femenina, como desea un sector de la Iglesia, pues considera que sólo serviría para aumentar la clericalización de la comunidad cristiana. Lo que él quiere es darle más espacio a los laicos y, entre ellos, sobre todo a las mujeres. Se esperan cambios canónicos para que puedan acceder a los puestos de decisión de los dicasterios vaticanos, lo que ayudaría a que en las Iglesias locales los obispos se atrevieran igualmente a aumentar el poder de las católicas.
El Papa lidera una oración en la Basílica de San Pedro (Reuters).
7.-Adiós a la clericalización. Infinidad de veces ha repetido el Papa que quiere curas callejeros y obispos “con olor a oveja”, no burócratas o gestores que se colocan por encima del resto de bautizados. Ser sacerdote “no implica una exaltación que lo coloque por encima del resto”, escribe en Evangelii Gaudium, su primera exhortación apostólica. Es este uno de los deseos del Pontífice más difíciles de hacer realidad, pues implica un cambio de mentalidad que dé la vuelta a la forma en que la Iglesia lleva funcionando desde hace siglos.
Francisco quiere dar más espacio a las mujeres. Se esperan cambios canónicos para que puedan acceder a los puestos de decisión de los dicasterios vaticanos, lo que ayudaría a que en las Iglesias locales los obispos se atrevieran a aumentar el poder de las católicas8.-Una Iglesia más pobre y sencilla. Desde que dijo aquella memorable frase de que quería “una Iglesia pobre y para los pobres” poco días después de su elección, Francisco ha dado numerosas muestras de que hace falta una desmundanización de la Iglesia, un concepto que ya planteó Benedicto XVI pero sin llegar a desarrollarlo. Roma está llamada a ser un ejemplo en este sentido y el Papa es el primero en mostrarlo, al renunciar al excesivo boato y a los oropeles y optar por la humildad y la sencillez. Se ve en su forma de vestirse, de hablar, de vivir e incluso de moverse. Él utiliza un Ford Focus para desplazarse por Roma, por lo que los coches de alta cilindrada que antes circulaban por el Vaticano han dejado de estar bien vistos. Durante el año que viene habrá que ver si su mensaje va calando entre la jerarquía eclesiástica.
9.-La misericordia, pilar del cristianismo. El Papa no va a cambiar los aspectos principales de la doctrina católica, ni siquiera aquellos relativos a la sexualidad y la familia, pero está en contra de que la Iglesia ponga su acento sólo en los puntos más polémicos, los que más división generan entre los fieles. Él prefiere hablar de lo que une, partiendo del amor de Dios que propugna el Evangelio y de la misericordia. “Dios no se cansa de perdonarnos”, ha dicho en multitud de ocasiones. El gigantesco respaldo popular logrado se debe en buena parte a esta actitud, que Francisco trata de contagiar al resto de la Iglesia. Pasada la fascinación de la primera parte de su pontificado llegará el momento de evaluar si ha conseguido que esta postura sea emulada por los cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos.
10-Comunicación más ágil y clara. Al leer Evangelii Gaudium, la exhortación apostólica de Francisco, la primera impresión era de sorpresa: ¡Un texto de un Papa que puede entender cualquier persona! Cuando escribe y cuando habla, el Pontífice muestra que, muchas veces, el medio es el mensaje. Tiene una forma de comunicarse sencilla, clara y cercana, en las antípodas de los pomposos circunloquios que utilizan en demasiadas ocasiones los eclesiásticos, sobre todo los que tienen poder. Habrá que ver si consigue acabar con estas altivas maneras en el Vaticano. La reforma comunicativa que tiene en mente también afectará a los medios de la Santa Sede. Se espera una mayor unidad y coordinación, así como un redimensionamiento de Radio Vaticana, el gran gigante mediático vaticano, que cuenta con alrededor de 400 trabajadores, un 10% de todos los empleados del Vaticano.
COMENTARIO:
No hay ideologización ninguna de la fe. La Iglesia en más de dos mil años de existencia siempre supo adaptarse a las situaciones y utilizó para ello sabias estrategias. El Papa Francisco no es ni progue ni reaccionario; fue elegido por la curia es con una misión estratégica prioritaria, recuperar la confianza y el terreno perdido por los casos de pederastia entre otros. Que sea sudamericano no es una casualidad, Brasil en particular y sudamérica-centroamérica en general son nichos importantes de catolicismo que la Iglesia no quiere perder. El Papa Francisco reune el perfil que la curia considera necesario para su proceso creciente de marketing con el fin de mantener y/o recuperar la pérdida de fieles que se venia registrando, especialmente en zonas estratégicas. El Papa Francisco es marketing puro del Vaticano; no actúa sólo por su propia voluntad, sino por un plan perfectamente diseñado. El populismo que muestra va dirigido a ese fin; hace pocos días recibió en el Vaticano a representantes del equipo de fútbol del San Lorenzo de Almagro del que dice ser seguidor, que le entregaron una camiseta de dicho club. El futbol no podía faltar en este marketing Vaticano, así como otros gestos populistas que proliferan. No obstante, confieso que me gusta su actitud y su puesta en escena.
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