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martes, 1 de marzo de 2022

ES VITAL OTRA SEGURIDAD EUROPEA.

 Es vital otra seguridad europea

El paso al frente de Alemania debería ser seguido por los demás países de la UE y la OTAN, porque empieza a decidirse no solo la libertad de Ucrania, sino cómo será la seguridad del mundo

La caída del Muro de Berlín y la liberación de los pueblos sometidos al imperio soviético fueron vistos como el fin de la historia que comenzó en Yalta. La democracia occidental, liderada por Reagan, doblegó a la dictadura comunista que mantuvo rehén a media Europa como precio que se pagó por la derrota del Eje Berlín-Roma-Tokyo. Los atentados del 11-S anunciaron años después un cambio de paradigma en la seguridad colectiva de Occidente, amenazada por un terrorismo global que ocupaba el hueco dejado por el comunismo. Ahora, la invasión de Ucrania por Rusia está recordando al mundo occidental que la libertad y la democracia tienen en toda época enemigos constantes. Varían sus versiones, no sus propósitos.

El sueño imperial del presidente ruso salta de coartada en coartada para ganar territorio y lo está consiguiendo.

La dinámica nacionalista en la que se ha instalado Putin no le ahorrará excusas para sentirse amenazado. La semana pasada avisó a Finlandia y Suecia de consecuencias militares si se adherían a la OTAN. Lo que Rusia está planteando al futuro de Europa ya no es una Guerra Fría, sino caliente. Ayer mismo, dio un par de pasos más al activar sus fuerzas de disuasión nuclear, algo más que una bravata si tenemos en cuenta su enloquecida deriva.

Con todo ello, el líder ruso ha retirado el velo al discurso occidental, la retórica sobre los equilibrios entre bloques y áreas de influencia se ha quedado vacía. Europa no ha querido ver lo que se le venía encima, confiando en que siempre podría contar con el poder disuasorio de Estados Unidos, que desde Obama ha mostrado un entusiasmo perfectamente descriptible por su histórico papel de gendarme mundial.

¿Y qué tiene que decir Europa de sí misma? La respuesta la dio ayer el canciller alemán, Olaf Scholz, con un discurso que es el guion para la nueva seguridad europea. El moderado y socialdemócrata Scholz dio ayer un puñetazo en la mesa ante el Bundestag para decir que el pasado de Alemania no va a condicionar las nuevas políticas de alianzas, de inversión militar y de seguridad energética que hacen falta para frenar a Putin. Con su serena y vibrante intervención ante los parlamentarios alemanes y dirigentes de otros países, Scholz anunció el envío de armamento ofensivo (misiles y antitanques) a Ucrania, el incremento del presupuesto militar hasta el 2 por ciento del PIB, la inyección extra de 100.000 millones para reforzar drásticamente al Ejército alemán, la alianza con Francia para impulsar los cambios estratégicos y el compromiso inquebrantable con la OTAN, que sale legitimada de esta crisis. No ver la dimensión histórica del nuevo papel de Alemania es un error absoluto.

Y, más concretamente ¿qué tiene que decir España? Pues que ha entendido que el paradigma ha cambiado y que por tanto debe cambiar su manera de afrontar su defensa. Solo ese dinero ‘extra’ anunciado por Scholz es diez veces más que la inversión anual de España en su Defensa. Así están las cosas en nuestro país, que bochornosamente sigue encabezando la lista de países de la Alianza que menos invierten en Defensa. Recordemos que antes de llegar a La Moncloa, Sánchez era partidario de suprimir el Ministerio de Defensa.

Este paso al frente de Alemania debería ser seguido por los demás estados miembros de la UE y la OTAN, porque ahora mismo empieza a decidirse no solo la libertad de Ucrania, sino cómo será la seguridad del mundo libre en las próximas décadas. La ‘realpolitik’ ya no consiste en contemporizar con Rusia, sino en obligarla a eliminar sus pulsiones imperialistas, que apuntan directamente, otra vez, a la Europa libre y democrática. Y para esto, hace falta una firme voluntad de estar dispuesto a defenderse con la fuerza legítima de la diplomacia y las armas.

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