«Que no se tengan que arrepentir de alimentar a la serpiente»
Las víctimas, Partido Popular y Vox advierten: «En el País Vasco, la equidistancia es ser cómplice»
Salen a la calle en Mondragón y culpan al Gobierno central y vasco de no prohibir los actos en favor de ETA
Esta mañana, en el País Vasco, se consumaron 51 actos a favor de los presos de ETA; uno por cada una de las convocatorias de la Red Ciudadana Sare, cuyo objetivo es conseguir la libertad de algunos de los más sanguinarios de la banda. Quizá no puedan ser catalogados penalmente como delitos de odio, pero odio había, y no poco, en muchos de los asistentes. Solo así se entiende ese apoyo sin fisuras que muestran a quienes durante décadas sembraron el terror en España causando miles de muertos y heridos, niños incluidos.
Sin embargo, esta vez los radicales tuvieron contestación en la calle, y no en un sitio cualquiera: en pleno Mondragón, delante de la fábrica abandonada en la que estuvieron secuestrados José Antonio Ortega Lara y Julio Iglesias Zamora, y en la plaza Garibai, en el centro de la localidad guipuzcoana, a apenas un centenar de metros de la concentración de los radicales. Eran menos que ellos, es cierto; pero su voz se escuchó alta y clara.
A pesar de haber dos actos distintos en favor de las víctimas, los mensajes fueron similares: el primero, el reproche a los gobiernos central y vasco por no prohibir la carrera de homenaje al sanguinario Henri Parot prevista para este sábado y desconvocada «in extremis». «Aquí la equidistancia es ser cómplice», denunciaba Ana Beltrán, vicesecretaria de Organización del PP y presidenta de partido en Navarra, ante la fábrica donde ETA tenía su «cárcel del pueblo»; «que no se tengan que arrepentir de alimentar a la serpiente de ETA», remachaba dos horas después María Jesús González, madre de Irene Villa, en la concentración de Voces contra el Terrorismo.
Y el segundo 'leit motiv', claro, el de recuerdo a todas las víctimas del terrorismo; la petición, una vez más, de «memoria, dignidad y justicia». El PP lo escenificó mostrando carteles con los nombres de las 39 víctimas mortales del asesino en serie Henri Parot; en el acto posterior se leyeron los nombres de las once personas, entre ellas cinco niños y un adoslecente, que murieron en el atentado del cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza por una bomba colocada por el terrorista al que hasta el viernes se pretendía rendir homenaje en Mondragón. En las dos convocatorias, además, hubo minuto de silencio.
Aun siendo los discursos muy similares; a pesar de haber víctimas del terrorismo en ambas citas, no fue posible una convocatoria unitaria. La presencia del líder de Vox, Santiago Abascal, junto a Francisco José Alcaraz, presidente de Voces contra el Terrorismo -también, hay que recordar, diputado de la formación política-, levantó suspicacias en los populares, que atisbaban un intento de sacar rédito político. En algunos de los asistentes a una y otra cita se palpaba cierta decepción por la falta de entendimiento en un asunto como este.
Hubo, no obstante, quien quiso superar esas reticencias. Daniel Portero, presidente de Dignidad y Justicia y diputado del PP en la Asamblea de Madrid, acudió a los dos actos; lo mismo que Carlos García, concejal popular en el Ayuntamiento de Vitoria, quien también se dejó ver un momento en la segunda convocatoria, aunque de forma discreta y cuando Abascal no había llegado aún.
El acto del PP se desarrolló sin el menor incidente, más allá de que anoche algún indeseable se hubiera entretenido en recibir a los populares con pintadas de «fascistas kanpora» (fascistas fuera) en la puerta de la fábrica. Carlos Iturgáiz, presidente del PP vasco, insistió, en castellano y euskera, en que «Bildu los quiere (a los presos de ETA) en las calles», y añadió que éstas «son de la gente de bien, no de los cómplices de los terroristas». «Estaremos siempre enfrente de los radicales, con la palabra, para desenmascarar a los que quieren dinamitar la libertad», concluyó.
Apenas acudieron a la cita medio centenar de militantes -tampoco el Partido Popular intentó una movilización mayor-, pero al contrario de lo que sucedió hora y media después, todos pertenecían al PP vasco y navarro; es decir, eran personas que viven a diario el acoso de los radicales, como el joven Ander García Oñate, golpeado el pasado día 6 en una discoteca de Vitoria simplemente por sus ideas.
El acto de los de Alcaraz tuvo un punto más festivo, con banderas de España y cánticos del 'Y viva España' que inmortalizó Manolo Escobar. El presidente de Voces contra el Terrorismo, que llevaba impresa en su camiseta blanca las fotografías de sus dos sobrinas, gemelas, muertas en el atentado del cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, reprochó al Gobierno que hubiera permitido los actos en favor de los presos de ETA: «¿Lo habrían hecho -se preguntó- si sus padres, sus hijos o sus hermanos fueran las víctimas?». Además, acusó a jueces y fiscales de mancharse sus togas por no prohibirlo.
Abascal, aclamado a su llegada, quiso estar en segundo plano durante el acto para dar todo el protagonismo a las víctimas, entre las que se encontraban, además de la madre de Irene Villa, Ana Velasco, hija de Ana María Vidal Abarca, o Santiago Ulayar, entre otras. Luego, eso sí, compareció para volver a acusar a Pedro Sánchez de traición por «ser presidente del Gobierno gracias a los votos de ETA». Para él, estar en Mondragón no era un plato de gusto. Le venían a la memoria días de mucho sufrimiento, dolor y angustia, entonces en las filas del PP.
SE VAN ARREPENTIR SIN DUDAS
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