Los errores de los médicos que pidieron la libertad de Noelia de Mingo
Los especialistas valoraron que había estudiado idiomas, hecho el Camino de Santiago, escribía relatos y no había tenido recaídas. «La enfermedad está en remisión», concluyeron en 2017. Pero lo cierto es que la homicida ha vuelto a intentar matar
Las consecuencias de la puesta en libertad de Noelia de Mingo, hace cuatro años, se veían venir. Incluso entonces, el abogado de la acusación del caso de la Jiménez Díaz (cuando mató a tres personas e hirió a otras cinco en ese hospital, donde trabajaba como doctora), Carlos Sardinero, advirtió a la Audiencia Provincial, por escrito, y también en público, de que «volvería a actuar, en un supermercado», repitió a quienes quisieron escucharle. Y ocurrió ayer en su pueblo, El Molar, donde acuchilló a dos empleadas del supermercado de su propio primo.
¿Qué ha ocurrido si se suponía que la enfermedad estaba «en remisión»?
El cuadro médico del módulo de psiquiatría de Fontcalent (Alicante) redactó un informe en el que se solicitaba la puesta en libertad de la paciente, que había sido condenada a un máximo de 25 años de internamiento y que, en ese momento, solo llevaba 14. Lo componían un psicólogo, un psiquiatra y un trabajador social.
Obsesión con los cuchillos grandes
Noelia de Mingo, de 49 años, padece, y así está registrado negro sobre blanco, tanto en la sentencia condenatoria de 2006 como en sus informes de evaluación, «esquizofrenia tipo paranoide con delirios de persecución y alucinaciones que afectaba a todo tipo de relaciones sociales y laborales y en pleno brote violento». En su caso, le daba por agredir con cuchillos de grandes dimensiones: en la Jiménez Díaz utilizó uno de 15 centímetros de hoja comprado ex profeso y ayer, en el supermercado de El Molar, uno jamonero.
En Fontcalent se la sometía a revisiones semestrales. Allí estaba en todo momento custodiada, vigilada y con la pauta farmacológica al día. Los médicos, en su evaluación, redactada el 7 de abril de 2017, arguyeron que su enfermedad estaba «en remisión total» y que la paciente se encontraba «estabilizada». La esquizofrenia es una patología que se trata, pero no se cura.
Destacaron, además, los logros y la integración de la exmédico: había realizado el Camino de Santiago; aprendió valenciano (certificado C2), inglés (C1) y portugués; siguió sus estudios por la Universidad Nacional a Distancia (UNED); e incluso había disfrutado para entonces de varios permisos con su madre, de 15, 30 y 60 días, en los que estuvieron en Caravaca (Murcia), entre otros lugares. Escribía relatos y quería dedicarse a la traducción. Tenía concedida una discapacidad del 43%.
Se la consideraba «estable», no había sufrido ninguna recaída ni rechazaba el tratamiento. Se destacaba su buena relación con la madre y los hermanos. «Se trata de una paciente con buen pronóstico, puesto que está asintomática, que tiene una visión real del futuro». Y se solicitaba que quedara bajo la custodia materna, que entonces tenía 77 años y ahora 81, y que siguiera el tratamiento ambulatorio en el Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes (donde ahora está de nuevo internada). La madre, octogenaria, era la encargada de darle las pastillas diariamente.
La puesta en libertad
Ese informe fue enviado al juez de Vigilancia Penitenciaria número 2 de la Comunidad Valenciana, con sede en Alicante, que lo elevó a la Audiencia Provincial de Madrid. Un psiquiatra forense de este tribunal redactó un segundo informe, tras explorarla durante dos horas, y ratificó el de sus colegas alicantinos.
Noelia de Mingo quedaba en libertad ese mismo octubre de 2017, al cargo de su madre y con tratamiento ambulatorio. Sus víctimas y familiares se esperaban lo peor y el abogado de la acusación pidió que otro especialista la tratara antes y confrontara las «contradicciones» del diagnóstico de las dos primeros evaluaciones. Los jueces se lo denegaron.
«Volverá a matar»
Sardinero, en conversación con ABC, cree que, aunque a la exdoctora se la vuelva a condenar por los hechos de ayer en El Molar, «volverá a matar». Ahora tiene 49 años. La pena impuesta en 2006 expiraba en 2028 y pese a que se le sumen más años de internamiento, será muy joven cuando regrese a la calle.
«Los médicos no valoraron la diferencia entre la vida real y las condiciones en que estaba en un centro psiquiátrico. Y más cuando te encuentras prácticamente sola y sin ayuda», explica este letrado, especialista en negligencias sanitarias.
«Si la enfermedad no tiene cura hoy por hoy, debe de tener otra medida de control. Lo lógico, por desgracia, es que se vuelvan a reproducir los hechos, y para ello la ley no tiene ninguna herramienta», se queja.
¿QUIÉN TIENE LA CULPA?
No hay comentarios:
Publicar un comentario