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domingo, 24 de febrero de 2019

LA IGLESIA LLEVARÁ A LA JUSTICIA A LOS ABUSADORES.

“La Iglesia llevará a la justicia a los abusadores”


El papa pronuncia un tibio discurso de clausura de la cumbre contra los abusos donde evita concretar medidas y decepciona a las víctimas.

El papa Francisco ha clausurado esta mañana la histórica cumbre sobre abusos a menores en el Vaticano. Su discurso, tras una larga misa en la Sala Regia del palacio pontificio, era el colofón de estos cuatro días de tormenta de ideas entre 190 líderes religiosos. Los más optimistas esperaban anuncios, “medidas concretas y eficaces”, como él mismo señaló al inicio de la cumbre que hacía falta tomar, también la asunción de algunos de los términos más claros y rotundos que reclaman las víctimas de forma global. Pero no llegó nada de eso. El Papa dedicó la primera parte de su alocución a situar el problema de los abusos también fuera del ámbito la Iglesia citando estadísticas de todo tipo que lo avalasen. La realidad es que difícilmente podía anunciar grandes medidas pocas horas después de terminar los debates. No había tiempo para diseñarlas. Pero se echó de menos la concreción que al comienzo del encuentro él mismo reclamó y una mayor centralidad de las víctimas en la cuestión, que se sintieron decepcionadas tras escucharle.
El arranque del discurso dio la sensación de presentar el problema como una cuestión global extendida más allá de la Iglesia. El Papa lo comparó con las violaciones a menores por parte del clero con prácticas culturales del pasado como “el sacrificio de humanos con fines religiosos”. Luego extendió el problema a otras esferas de la sociedad. “La primera verdad que emerge de los datos disponibles es que quien comete los abusos, o sea las violencias (físicas, sexuales o emotivas) son sobre todo los padres, los parientes, los maridos de las mujeres niñas, los entrenadores y los educadores. Además, según los datos de Unicef de 2017 referidos a 28 países del mundo, 9 de cada 10 muchachas, que han tenido relaciones sexuales forzadas, declaran haber sido víctimas de una persona conocida o cercana a la familia”. Lamentablemente no pudo proporcionar las de los abusos en la Iglesia, porque el Vaticano, pese a que las conoce perfectamente y están en posesión de la Congregación para la Doctrina de la Fe, todavía se niega a hacerlo.
El Papa no propuso ningún cambio en la ordenación jurídica. Tampoco pudo escucharse alguna novedad en sus palabras respecto a todo lo ya dicho anteriormente (de hecho citó el discurso ante la curia del pasado diciembre para la parte más contundente): "La Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes. La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso". Pero no especificó si eso significa implantar la obligatoriedad global de trasladar a la justicia ordinaria todos los casos. Luego abrió la disertación a problemas que no tienen un impacto directo —o no son primordiales— sobre el tema tratado estos días como "el turismo sexual" o "la pornografía infantil".
El principal problema, señalan todos los expertos y víctimas, es la negligencia, intencionada o no, de los obispos en el cumplimiento de su obligación. Y, sobre todo, la manera en que la Iglesia actuará para castigarles: la famosa rendición de cuentas. Por eso estaban convocados a Roma estos días. Pero no se escuchó ninguna idea sobre cómo afrontar una cuestión que en la Congregación para la Doctrina de la Fe, órgano que investiga todos los casos, tienen situada con precisión. Se habló, eso sí, de castigar a los abusadores. “Deseo reiterar ahora que "la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes. La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso". 
El Papa y sus asesores consideran que la legislación canónica actual —especialmente con la carta apostólica Come una madre amorevole— ya es una herramienta suficiente para combatir los abusos y el encubrimiento de los obispos. Hace falta, sostienen, cambiar la mentalidad de los prelados. Hay que buscar entre líneas para encontrar algunos cambios. “Por eso ha crecido actualmente en la Iglesia la conciencia de que se debe no solo intentar limitar los gravísimos abusos con medidas disciplinares y procesos civiles y canónicos, sino también afrontar con decisión el fenómeno tanto dentro como fuera de la Iglesia”. Una frase de la que se se podría deducir algún avance a la hora de implementar la obligatoriedad de todas las diócesis de trasladar a la justicia civil los casos de abusos. Pero sin una concreción mayor.El Papa fijó, eso sí, los ocho ámbitos en los que se centrará la Iglesia, especialmente las conferencias episcopales, para combatir el problema. Lo más concreto fue la formación de los seminaristas y el refuerzo de las líneas de prevención en las conferencias episcopales. “La aplicación de parámetros que tengan valor de normas y no solo de orientación. ¡Normas! Ningún abuso debe ser jamás encubierto ni infravalorado (como ha sido costumbre en el pasado), porque el encubrimiento de los abusos favorece que se extienda el mal y añade un nivel adicional de escándalo. De modo particular, desarrollar un nuevo y eficaz planteamiento para la prevención en todas las instituciones y ambientes de actividad eclesial”.
Francisco es acosado de forma permanente por el sector ultra de la Iglesia, que le acusa de haber consentido la proliferación de casos de abusos por su supuesta cercanía con el sector homosexual del Vaticano. De ellos sí se acordó en su discurso. el objetivo de la Iglesia será escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se encuentren. La Iglesia, para lograr dicho objetivo, tiene que estar por encima de todas las polémicas ideológicas y las políticas periodísticas que a menudo instrumentalizan, por intereses varios".
Las víctimas de abusos quedaron decepcionadas tras escuchar el discurso. Miguel Hurtado, portavoz de la asociación española Infancia Robada, cree que se trata de “una bofetada a las víctimas”. “Es un discurso que se pasa la mitad del tiempo hablando de lo que sucede fuera de la Iglesia. Evade la responsabilidad. Cuando habla de la Iglesia, habla del Diablo, como si la víctima fuera la Iglesia. El Diablo son los obispos que han encubierto los abusos. Ha externalizado el problema, como si no fuera por culpa de la estructura de poder vaticana, que ha preferido defenderse a si misma que proteger a los menores. Ni siquiera habla de rendición de cuentas, de cómo castigar a los obispos que no cumplen con su deber”.

Los ocho puntos del Papa para combatir los abusos

1. La protección de los menores. Cambiar la mentalidad para combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la Iglesia".
2. Seriedad impecable. La Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes y nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso.
3. Una verdadera purificación. Transformar los errores cometidos en oportunidades para erradicar este flagelo y jamás caer en la trampa de acusar a los otros.
4.La formación. La exigencia de la selección y de la formación de los candidatos.
5. Reforzar y verificar las directrices de las Conferencias Episcopales. Aplicación de parámetros que tengan valor de normas y no solo de orientación, y que ningún abuso debe ser jamás encubierto ni infravalorado.
6. Acompañar a las personas abusadas. La Iglesia tiene el deber de ofrecerles todo el apoyo necesario, valiéndose de expertos en esta materia.
7. El mundo digital. La protección de los menores debe tener en cuenta las nuevas formas de abuso sexual. Que en las normas jurídicas vaticanas aprobadas en 2010 -donde fueron añadidos como nuevos casos de delitos la adquisición, la retención o divulgación de material pornográfico- se eleve la de edad inferior a 14 años.
8. El turismo sexual. Se necesita la acción represiva judicial, pero también el apoyo y proyectos de reinserción de las víctimas de dicho fenómeno criminal.
LA IGLESÍA DEBE PURIFICAR SUS PECADDOS PERO LOS CURAS VIEJOS YA NO ENTRAN EN PASO

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