Las cuentas no responden a ninguna de las dudas sembradas por los papeles manuscritos de Bárcenas.
El resumen de sus cuentas que publicó ayer el Partido Popular sigue dejando abiertas más preguntas que respuestas. Cuatro folios para cuatro años no pueden dar demasiada información, sobre todo si lo que se trata de esclarecer es hasta qué punto los papeles manuscritos por el extesorero del PP, Luis Bárcenas, constituían el reflejo de una caja paralela en la que se recogían donaciones irregulares y de donde salían pagos a los miembros de la cúpula del partido. Con todo, lo que sí muestran las cuentas es que el Partido Popular es una empresa rentable y saneada, con un cómodo colchón de liquidez y un endeudamiento bajo en relación con su patrimonio.
Lo primero que sorprende es que cuentas de hace más de cuatro años aún no fueran públicas. Las empresas que cotizan en Bolsa tienen un plazo de dos meses para publicar sus resultados y de cuatro para entregar sus cuentas anuales completas auditadas. El resto de sociedades mercantiles tiene un plazo algo mayor, pero no suele superar el año. Que los partidos políticos no publiquen sus balances con rapidez y el Tribunal de Cuentas las audite con mayor premura es algo que probablemente debería exigirse legalmente.
Las cuentas anuales de las empresas comprenden no solo el balance y la cuenta de resultados (la página por cada año que ayer publicó el PP) sino también la memoria (cientos de páginas en ocasiones), el informe anual de gobierno corporativo (si cotizan en Bolsa), el informe de auditoría y el informe de gestión. Todos estos documentos suelen arrojar mucha más información que las meras cifras en un estadillo. De nuevo, que las empresas estén obligadas a ser mucho más transparentes que los partidos políticos es motivo de reflexión.
Ciñéndonos a los datos publicados, el Partido Popular contabilizó unos ingresos de 427 millones y un resultado de 28,5 millones entre 2008 y 2011. Su año más brillante fue el primero, con un beneficio de 10,1 millones y el peor, 2011, cuando ganó solo 2,2 millones. Pero un partido político no es una empresa y lo que importa al PP es que en 2008 perdió las elecciones y en 2011 las ganó. Por lo demás, esa rebaja del beneficio se produce a pesar de que el partido logró ingresos récord de 135,6 millones en 2011, en un 88,5% procedentes de subvenciones. En las cuentas del PP apenas figuran donativos: 4,7 millones en cuatro años. La explicación a la caída del beneficio está en que echó el resto en publicidad y relaciones públicas (41,4 millones contabilizados) en un año en que hubo elecciones territoriales y generales y declaró también unos gastos de personal récord de 34,8 millones, con un crecimiento del 11% en ese año.
El PP ha ido reduciendo su endeudamiento, de modo que a cierre de 2011 tenía una posición muy saneada. Los 33 millones pendientes de cobrar de la Administración cubrían con creces los préstamos bancarios a costo plazo de 29,3 millones (aparentemente para financiar la campaña de las generales). Su deuda a largo plazo es de 48,5 millones, pero su inmovilizado neto es de 69,9 millones y el partido tenía en caja, bancos e inversiones financieras a corto plazo 22,6 millones. El patrimonio neto del partido (activo menos pasivo exigible) es de unos 46 millones.
Todo muy bien. ¿Y qué? Las cuentas publicadas ayer no responden a ninguna de las dudas sembradas por los papeles de Bárcenas. ¿Había una caja paralela con aportaciones de las empresas que vulneraban la normativa? ¿Salían de ella pagos a los miembros de la cúpula del PP, como reflejan esos papeles manuscritos? ¿Se ingresaba el dinero sobrante de esas supuestas entregas irregulares en la cuenta de donativos del partido? O, por bajar a lo concreto y comprobable, ¿están contabilizados en el partido los múltiples apuntes que las cuentas de Bárcenas recogen y que han sido reconocidos por sus destinatarios? ¿Por qué el sobresueldo que ha reconocido cobrar el exconsejero de Salud de Navarro, Calixto Ayesa, se entregaba en metálico a Jaime Ignacio del Burgo en Madrid para que este se lo llevase a Pamplona? Durante días, el PP se ha negado sistemáticamente a aclarar ese y otros extremos sobre su contabilidad. Mientras no lo haga, no podrá presumir de transparencia.
El vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, dijo ayer que las cuentas “demuestran que el PP es un partido saneado, decente, escrupuloso y muy transparente”. De los cuatro adjetivos, las cuentas publicadas ayer solo demuestran el primero. El PP es un partido saneado. Y bastante rentable.
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