VOLANTAZO DEL GOBIERNO ANTE LA CONFESIÓN DE OTEGI.

 Volantazo del Gobierno ante la confesión de Otegi: «Que no voten los Presupuestos»

En el Gobierno creen que Otegi intenta rebajar «para los suyos» sus palabras del pasado lunes en Aite y los socialistas tratan de distanciarse de Bildu y descartan vincular los Presupuestos con la política penitenciaria.

Volantazo del Gobierno en un intento por no quedar a merced del relato de EH Bildu sobre la dependencia, más bien chantaje, al que pretende someter a Pedro Sánchez a cambio de un apoyo duradero y estable. Hasta el punto de garantizarle poder agotar esta legislatura y darle apoyo para la siguiente. Un plan a largo plazo con ramificaciones en la política vasca. Fuentes del Ejecutivo aseguran que «la política penitenciaria no se puede condicionar al apoyo de los Presupuestos», y tratan de poner distancia asegurando que si van a ir por esa línea lo mejor es «que no los voten». Pero, a la vez, desde el Ejecutivo insisten en que Bildu «nunca» ha pedido nada sobre los presos en la negociación presupuestaria: «Jamás lo han hecho», dicen.

La secuencia de los acontecimientos dibuja a un Gobierno oscilando de la satisfacción a la desafección y la ansiedad. Los socialistas quieren navegar en la segunda parte de la legislatura por debates económicos y sociales. Si la cuestión de ETA, en el caso del País Vasco, o la del independentismo, en el caso catalán, cobran protagonismo tiene que ser en marcos que Sánchez pueda controlar: reconciliación, futuro y unidad. Esos son los sintagmas en los que los socialistas se mueve con comodidad. El marco del perdón, aunque Otegi no pronunciase esa palabra, cumplía esa premisa para los socialistas.

Pero todo se rompió. El lunes por la mañana, tras la declaración de Aiete, el PSOE apostaba por elevar la legitimidad de su posición sacando al exlendakari Patxi López a valorar las palabras de Otegi. Él marcó el mensaje fuerza que los socialistas expandieron de forma unánime. «Un punto de inflexión», dijo el PSOE. López le dio gran trascendencia a ese mensaje: «Cuando uno sabe lo que cuesta dar un paso en ese mundo, pues valora este reconocimiento que era el que llevábamos años reclamando los demócratas».

Pero en la tarde del lunes suceden dos cosas sustanciales que obligarán al Gobierno a empezar a modular su postura desde el martes y hasta este miércoles. La reacción del PNV aparece horas después que la del PSOE. Expresándose de forma mucho más crítica y escéptica respecto de las verdaderas intenciones de Bildu. Como telón de fondo de estas dos reacciones se encuentra la batalla de posiciones en la política vasca y la amenaza a la hegemonía del PNV que supondría un tripartito de izquierdas.

Pero lo más relevante sucede un poco después. En Eibar, en un encuentro con militantes de EH Bildu, según ha desvelado hoy El Correo, Otegi vincula directamente su apoyo al Gobierno con la excarcelación de los presos: «Tenemos 200 presos. Y tienen que salir de la cárcel. Y si para eso hay que votar los Presupuestos, los votaremos sin ningún problema. Así de alto y claro os lo decimos».

El mensaje empieza a extenderse. Nadie en el Gobierno reconoce si esa misma tarde se enteraron de las palabras de Otegi, pero varias fuentes apuntan a que estaban «preparados para algo así», aunque no de forma tan nítida ni inminente. Estas fuentes del Gobierno ven a Otegi hablando para su «parroquia» porque, para muchos, «pudo haberse pasado de frenada y ahora trata de rebajar ante los suyos». Pero desde luego no estaban preparados ni para la crudeza de las palabras de Otegi ni, especialmente, para la publicidad de las mismas. «Es una ocurrencia», dicen desde el Gobierno. «Lo están pasando un poco mal», corroboran desde una de las formaciones aliadas del Ejecutivo en el parlamento.

«Deben pedir perdón y dar pasos más allá»

Los socios explican así el giro que el Ejecutivo que se empezó a visibilizar el martes en la rueda de prensa del Consejo de Ministros. Cuando la portavoz, Isabel Rodríguez, dijo lo siguiente: « Nos parece un paso insuficiente, deberían de pedir perdón y pasar de la palabra a los hechos, y también deberían condenar los homenajes a los etarras que salen de prisión, porque revictimizan a los que sufrieron el terrorismo, el Gobierno siempre estará con las víctimas, tienen que pedir perdón y dar pasos más allá». Un endurecimiento significativo respecto a lo que Patxi López había dicho el lunes.

Hasta este miércoles en el Congreso de los Diputados el nerviosismo era evidente. Sánchez lo ha negado con un «no rotundo» cuando el líder del PP, Pablo Casado, le preguntaba por esa transacción de presos por presupuestos. Las vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera eludían responder al respecto. Pero diferentes fuentes del Gobierno se han afanado a lo largo de la mañana en desvincular la política penitenciaria de los Presupuestos

Hasta el punto de que se traslada que el apoyo de Bildu no es imprescindible. El Ejecutivo dice estar centrado en sus socios principales, en referencia a ERC y PNV. Con ellos en el voto afirmativo, la coalición llegaría a 174 diputados. Y la aprobación de los Presupuestos estaría garantizada ya que solo se necesitarían dos votos más de los partidos pequeños.

La cuestión ha virado. De la satisfacción inicial por las palabras del pasado lunes a la incomodidad manifiesta en el PSOE. Con una recién estrenada unidad interna, las costuras del partido vuelven a estirarse por esta cuestión. Verbalizada hoy en primer lugar por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page: «Los demócratas nos estamos dispuestos a heredar la propaganda de Bildu como antes teníamos que sufrir la de ETA. Quien hace un planteamiento tan inmoral como el de cambiar presupuestos por presos, está explicando por qué no tuvo ningún problema en convivir con la violencia».

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