El efecto psicológico que 'El Juego del calamar' tiene sobre nuestra conducta
El consumo de programas violentos sí incrementa la probabilidad de agredir a otras personas, ya sea física o verbalmente
La comunidad científica lleva años estudiando los efectos de la violencia televisada. Y es que este aparato ofrece modelos de comportamiento que pueden ser imitados por la sociedad. Esto llevó a crear guías de buenas prácticas dirigidas a los medios de comunicación con el fin de proteger a la población de los efectos psicológicos que pueda conllevar esta exposición.
Candela Molina, psicóloga en Cepsim, explica el éxito de series como 'El juego del Calamar', la entrega de Netflix que se ha hecho viral, y la razón por la que nos 'enganchan' tanto: «La exposición a series violentas tiene efectos inmediatos. En el corto plazo son comunes la ira y el miedo; y aunque sean desagradables, el hecho de sentir una emoción intensa suele resultar atrayente e incluso placentero, lo que favorece que queramos seguir consumiendo este contenido». En el caso de ser imágenes agresivas pero ficticias, la huella emocional será menor que las de aquellas que sean reales. No obstante, lo habitual es que estas sensaciones –expone Molina– no cambien significativamente nuestra manera de pensar, comportarnos o la personalidad de forma inmediata.
En una investigación publicada por la Media Violence Commission en 2012, se demostró que el consumo de programas violentos sí incrementa la probabilidad de agredir a otras personas, ya sea física o verbalmente. «Esto no sucede de manera directa, porque el espectador suele dar significado a lo que está viendo, tratando de conocer o entender lo que está pasando en la serie e, incluso, se evalúa a sí mismo, sus propios límites y la realidad», apunta esta psicóloga. Por lo que los posibles efectos van a depender de las actitudes, la ética y posición que asuma cada uno, porque no somos meros receptores de información, sino intérpretes que tomamos una posición moral ante lo que estamos viendo.
El problema está en que cuando se viralizan estos contenidos, se produce una desensibilización ante la violencia, las personas dejan de reaccionar frente a imágenes de este tipo y se habitúan a ellas. «Minimizar y normalizar la violencia resulta desadaptativo en una sociedad donde la violencia no es una necesidad, un fin o un medio. Es decir, en un país en guerra, normalizar la violencia resultaría hasta cierto punto adaptativo, porque es el pan de cada día y algo que afrontar y con lo que las personas tienen que lidiar para sobrevivir. En cambio, en una sociedad garante del bienestar social, desensibilizarse ante la violencia, la legitima de manera innecesaria, generando ceguera ante la injusticia social y deshumanizando a la comunidad», manifiesta Molina. La consecuencia es que disminuye la empatía entre las personas y ese sentimiento de pertenencia y comunidad.
¿Cómo afecta a los más jóvenes?
Niños y adolescentes son más vulnerables a estos efectos, pues se encuentran en un periodo más sensible en cuanto a su desarrollo emocional, intelectual, cultural, moral y social. Además, reciben las influencias externas de un modo más acrítico. Las imágenes violentas –comenta Molina– favorecen las agresiones entre los jóvenes y aumentan los comportamientos de alto riesgo, incluido el consumo de alcohol y tabaco, el inicio temprano de la actividad sexual, o el desarrollo de hábitos de alimentación poco saludables. También se ha demostrado que los jóvenes más agresivos se exponen más a medios violentos. No obstante, no todos los individuos son iguales ante un mismo evento, ni la violencia mediática es el único factor que influye en la agresividad juvenil.
El hecho de que los jóvenes puedan imitar los diferentes juegos que aparecen en esta serie, «tiene que ver con que interiorizan esos modelos y esas experiencias como algo deseable, normalizando la violencia», señala la psicóloga. Este tipo de fenómenos son grupales y surten efecto, no por el placer de agredir, sino porque hay unos espectadores dando like, validando y reforzando este tipo de comportamientos; se trata de obtener un refuerzo social.
Hay que tener cuidado y seguir siempre que sea posible los siguientes consejos, ya que algunos autores destacan que estos efectos pueden llegar a modificar la personalidad de los más jóvenes al comprobar que con estos comportamientos violentos pueden obtener las cosas que desean.
Guía de buenas prácticas
- Visualizar y discutir el contenido
- Enseñar habilidades críticas de visualización
- Limitar el tiempo que pasan expuestos
- Que el progenitor sea también un modelo de consumo responsable
- Enfatizar actividades alternativas
- Crear un entorno 'sin medios electrónicos' también
- Evitar el uso de los medios como 'canguros electrónicos'
- Especial cuiado con que la violación y el acoso sexual sean representados como crímenes y no como actos de pasión
- Prestar atención a los casos de ciberbullying, mostrando tolerancia cero
Al final, en 'El juego del calamar' los verdaderos jugadores somos los propios espectadores, pues hemos decidido hacer de la serie un gran éxito. «Este es quizá el aspecto más preocupante o que habla de la sociedad que nos constituye, que puede o bien poner fin al juego –dejar de verlo, pues tras el primer capítulo se decide parar– o bien alimentar la violencia como ha sucedido», expresa Molina.
¿POR QUE TENEMOS UNA SOCIEDAD TAN LOCA?
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