El paraíso sepultado por la lava: casas turísticas, viviendas, fincas y un colegio
Algunos alojamientos usaban como reclamo las vistas al volcán. Hoy, ya no existen. Recorremos algunos de los lugares que se llevó la erupción en La Palma
La Casita Estrellada usaba como reclamo para los turistas las vistas a un «volcán privado». Un nuevo volcán finalmente ha acabado engullendo la pequeña casa rural en la isla de La Palma, como ha ocurrido con una docena de alojamientos turísticos, casi dos centenares de viviendas y otras tantas edificaciones agropecuarias, además de un colegio de educación primaria.
Los alojamientos turísticos son pequeñas viviendas de la zona rehabilitadas o casitas levantadas en medio de un paraíso convertido hoy en un infierno. Finca Paraíso, por ejemplo, contaba con dos pequeñas viviendas de unos 50 metros cuadrados completamente renovadas hace tres años, aptas para dos personas cada una, con vista panorámica al océano y a la montaña que se la tragó. La Casita Estrellada, por el contrario, era de nueva creación. Ya no está. Ni Villa Casablanca, como lamenta en su página de reservas, «destruida el 20 de septiembre por la lava del volcán aún sin nombre».
Hasta una docena de estas residencias turísticas han quedado bajo la lava, según el análisis de la zona sepultada perimetrada por Copérnicus, el sistema de seguimiento de emergencias de la Unión Europea vía satélite. También ha afectado a una tienda de kitesurf y, lo más importante, ha sepultado el colegio público de educación primaria Los Campitos, donde estudiaban 23 niños y niñas de entre 3 y 12 años.
La directora del centro, Ángeles Nieves, comunicó a los padres la trágica noticia: «Están desoladas. El 70% de las familias lo han perdido todo en el barrio de Los Campitos». Según el análisis de Copérnicus, 348 edificaciones han quedado abrasadas, 186 residenciales y 162 dedicadas a otros usos, fundamentalmente agropecuarios. Con 154 hectáreas sepultadas hasta el martes por la noche, la lava continúa su recorrido hacia el mar, asegurando más destrucción.
La Finca Flora, en Los Llanos de Aridane, de momento se ha librado de la lava. «Estamos a salvo y la lava todavía fluye más allá de nuestra propiedad a una corta distancia. Esperemos que siga así», cruzan los dedos sus dueños, Bianka y Sören, en un comunicado publicado en su página web. «Nuestros pensamientos y condolencias están con todos nuestros amigos y vecinos, algunos de los cuales lo han perdido todo», lamenta la pareja alemana, que deja un rayo de esperanza en mitad del horror vivido: «Deseamos poder abrir de nuevo el año que viene».
SE TORNÓ EN INFIERNO.
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