El juez con más sanciones y menos sentencias pierde la toga
Llamaba «gordo, feo y calvo» a funcionarios de la Audiencia Nacional, a los que obligaba a dirigirse a él como «señoría ilustrísima»
En su último destino dictaba poco más de 30 sentencias al año, cuando la media de los jueces españoles es de 240
El Consejo General del Poder Judicial, el órgano de gobierno de los jueces españoles, ha decidido una medida tan contundente como infrecuente: despojar de la toga y expulsar de la carrera judicial al magistrado de nuestro país que acumulaba más sanciones.
El protagonista de este desenlace es el titular del Juzgado de Instrucción Número 5 de Tarragona, Manuel Arce Lana, de 64 años, que termina así una polémica trayectoria profesional salpicada de expedientes disciplinarios y sanciones cada vez más graves hasta llegar a la más drástica de todas para cualquier juez.
Algunos datos y episodios recogidos en los expedientes de sus 30 años por los juzgados y tribunales españoles evidencian la «absoluta e inadmisible dejación de funciones» que al final le han costado la toga.
Manuel Arce llegó a ser titular del Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo Número 4 de la Audiencia Nacional, donde en 2010 fue sancionado con siete meses de empleo y sueldo por acumular hasta 500 resoluciones pendientes, algunas con más de cuatro años de retraso. En ese mismo juzgado también se le abrió un expediente disciplinario por insultar a los funcionarios, a los que llamaba «gordo, feo o calvo» y les obligaba a dirigirse a él como «señoría ilustrísima».
El único consuelo para los trabajadores de ese juzgado de la Audiencia Nacional es que, según explicaron ellos mismos, Arce no solía aparecer por allí antes de las dos del mediodía, lo cual sin embargo no evitó que hasta 26 de ellos pidieran el cese o la baja por ansiedad y depresión.
Ese expediente terminó en otra sanción de empleo y sueldo, pero el Tribunal Supremo la revocó poco después porque el procedimiento disciplinario caducó.
Como las sanciones eran cada vez más y más graves, incluyendo la pérdida de destinos, Manuel Arce inicio un éxodo itinerante por distintos juzgados del país, como los de Baracaldo (Vizcaya), Almería y Tarragona, donde llegó en 2019.
De hecho, permanecía apartado de su último destino de forma cautelar desde principios de este año, cuando se le abrió el expediente que ha terminado con su expulsión definitiva, entre otras cosas por dictar poco más de 30 sentencias al año, cuando la media general de sus compañeros es de 240 y algunos de su misma jurisdicción actual (Familia) rondan las 1.000.
No en vano, los jueces españoles alcanzan tasas de resolución muy similares a sus compañeros de la UE, según las estadísticas comunitarias. Y ello a pesar de que en España hay casi la mitad de jueces que en la media europea: 12 por cada 100.000 habitantes frente a 21, lo que coloca a nuestros togados entre los más resolutivos de la UE.
La expulsión definitiva
No era la primera vez que el CGPJ se planteaba ese castigo para este magistrado. De hecho, esa posibilidad ya fue propuesta por otros promotores de las acciones disciplinarias a las que se ha enfrentado Manuel Arce. Pero esta vez el CGPJ sí ha puesto pie en pared para decir basta.
La expulsión de Arce se aprobó en el pleno ordinario del pasado jueves por 14 votos a 7. Un tercio de los miembros del Consejo General del Poder Judicial entendía que ese castigo era excesivo, aunque previamente reconocieron la gravedad del caso.
Lo excepcional de esta medida se explica con otros dos datos: Arce era el juez con más expedientes disciplinarios, nada menos que 15. También es el único juez expulsado durante todo el mandado del actual CGPJ, el más largo de su historia por la falta de acuerdo entre PSOE y PP desde 2018.
LA JUSTICIA ESTA MUY DAÑADA
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