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sábado, 19 de diciembre de 2020

UNA SOCIEDAD SIN VALORES Y MATERIALISTA NOS VENDE LA EUTANASIA.

 PARA TIEMPOS DIFÍCILES LA EUTANASIA UNA SALIDA AL SUFRIMIENTO FÍSICO Y  EMOCIONAL.

Theo Boer, teólogo protestante y bioeticista, apoyó en un principio la ley de la Eutanasia en los Países Bajos. Su experiencia en un Comité Regional de Revisión entre 2005 y 2014 le hizo cambiar de opinión: "El impacto es enorme. La muerte se está convirtiendo cada vez más en un proyecto. Y disminuye nuestro nivel de tolerancia al sufrimiento, a depender de cuidados y a la vulnerabilidad".

"En 20 años estaréis como en Holanda" –nos pone en aviso–. Los que quieren legalizar la eutanasia son ingenuos. Pero también están gravemente equivocados. Mirad, en mi país no teníamos ningún ejemplo. Pero vosotros tenéis que mirar bien a los sistemas holandés y belga, y veréis dónde vais a estar dentro de 20 años. Mirad a los médicos holandeses: en 2001, el 11% se negaba a practicar eutanasias; en 2016, había subido al 19%. ¿Se han hecho todos religiosos? ¡Al contrario! Están viendo que la eutanasia ya no es necesaria dado el excelente nivel de cuidados paliativos. Ven que la tarea del médico no debería ser matar sino aliviar. Sienten la presión creciente de enfermos y familiares, y señalan medios alternativos para que la gente acabe con su vida sin ayuda de un médico".

"Todavía hay miles de casos de terminación de la vida –algunos incluso sin petición previa– que no se declaran ni se evalúan por los comités. Creo que hemos visto que la oferta crea demanda. La tragedia no se puede regular legalmente. Otra consecuencia negativa es que nuestra definición de lo que es una vida que merece ser vivida se ha vuelto más limitada: una vida con salud, autonomía, abundancia, independencia y una participación activa en el mercado laboral. Si no cumple estos requisitos, muchos la consideran demasiado dura como para seguir viviendo".

¿Existe la pendiente deslizante? "Al comienzo del proceso de legalización, los defensores de la eutanasia argumentan que es necesaria para evitar terribles agonías en el lecho de muerte. El siguiente paso es dejar al paciente definir lo que para él es "una muerte terrible". Si permitimos la eutanasia para el dolor extremo, ¿por qué no también para un final de la vida sin dolor en el que el paciente rechaza una espera sin sentido y depender de cuidados ajenos? Un paso más es considerarla un derecho del paciente en vez de un último recurso excepcional. El cuarto peldaño es permitirla no solo para evitar una muerte terrible, sino también vidas terribles, extendiéndola a cualquier enfermo, incluso con una esperanza de vida larga. Aquí nos acercamos peligrosamente a un conflicto con los programas de prevención del suicidio".

Como ven, poco que añadir.

Otra fuente: "Los médicos mostraron su preocupación por 'la inexistente frontera' para determinar si una persona está 'muerta en vida' o hay esperanza de superar la enfermedad". "Denuncian que Holanda pretende extender la eutanasia a cualquier persona mayor de 75 años. Un proyecto de ley contempla también la muerte asistida para las personas que están cansadas de la vida o deprimidas. La alianza Care Not Killing ha condenado enérgicamente un proyecto de ley de fin de vida holandés que extendería la eutanasia a cualquier persona mayor de 75 años, incluso si no tiene enfermedad o discapacidad, informa ICN".

"Holanda abre el debate sobre la 'pastilla letal' para los mayores que estén 'cansados de vivir'". "Un estudio encargado por el Gobierno holandés revela que de todas las personas que dijeron querer morir, un tercio pediría ayuda médica con el suicidio, mientras que dos tercios prefieren morir en su casa si se les proporcionan las sustancias necesarias".

Después de esa experiencia holandesa, que poco podemos añadir de cosecha propia, salvo recalcar: No tiene que ver con la moralidad religiosa, es sencillamente sensibilidad y un apostar por la ciencia, la investigación, no claudicar ante la enfermedad y apostar por la vida, por la sanación y no por el envenenamiento. Saldrá más económico acogerse a un protocolo de muerte que investigar y curar.

Más que aplaudirnos (como hicieron los diputados) por facilitar la muerte a los débiles y desesperados, debemos sentirnos defraudados con nosotros mismos. Facilitar al débil la muerte no es avance en nada, es retroceso y es de cobardes; ya que ninguno de los acordantes lo pondrá a prueba sobre sí mismo para dar ejemplo: Ni hará de verdugo, ni de víctima; lo legalizan para que otros hagan de verdugos por ellos. ¡Venga, sean coherentes!

Están confrontando eutanasia con sufrimiento, no es posible, existen los suficientes fármacos para paliar el dolor. Otra contradicción: si alguien se intenta suicidar, intentarían evitarlo, pero ningún reparo en que un profesional (que está para sanar) haga todo lo contrario que le dicta su código deontológico: podrida sociedad.

Es una ley cobarde, insensible e insolidaria. Sabemos todos que existen casos de especial tratamiento y sensibilidad, donde quizás el "suicidio asistido" tendría mejor encaje que el abrir las puertas de Pandora hacia el apostar por muerte a la carta.

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