EL HONOR YA NO EXISTE
Llamadme romántico, pero siempre he creído en el honor, un concepto reservado actualmente para las epopeyas cinematográficas o las novelas fantásticas.
Para mí, es mucho más que un resquicio de tiempos antiguos. Es una manera de ver el mundo, un modo de tratar al prójimo y una forma de hacer que engrandece la vida misma y refuerza el alma.
Puede ser que el hecho de haber desterrado este concepto de nuestras vidas se deba a la propia dificultad que conlleva mantenerlo intacto. Puede ser que la sociedad acelerada y capitalista del siglo XXI vea en el honor un freno de mano para el desarrollo global. Puede ser que el sistema premie el orgullo y penalice el honor. Puede ser que los gobernantes que debieran ser ejemplos de personalidad y principios hayan visto que, si el honor fuera un factor electoral, viviríamos en la anarquía más absoluta.
El mundo entero está sumido en la crisis global más grave desde los principios de la historia. Por primera vez desde el inicio de la era tecnológica, el ser humano se siente (nada más lejos de la realidad) vulnerable.
Me pregunto dónde está el honor de nuestra clase política, dónde quedaron los tiempos en que los líderes lideraban y el pueblo creía ciegamente en esas almas y mentes brillantes.
Podemos y debemos, amigos y amigas, recuperar el sentido del honor.
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