EL PENSADOR...
SIN SER ADIVINO SE VE...
Vientos huracanados golpean por los cuatro costados el barco de la Transición, construido con la lealtad de partidos y personas con carácter y sentimientos de Estado.
El ansia enfermiza de poder se disfraza con caretas de justicia universal.
El ansia enfermiza de poder se alía con el sueño de riqueza gratuita para todos.
El ansia enfermiza de poder es capaz de destrozar su propio espejo para no verse a sí mismo.
Vuelve el "señuelo" de venganza... Celebraciones partidistas de odios enterrados... Educación politizada... Muerte selectiva... Religión de escaparate... Moralidad al gusto...
¡¡España troceada!!... ¡¡Deportes por barriadas!!... ¡¡Fuerzas del Estado confinadas!!... ¡¡Promesas de gobernantes sin escrúpulos!!... ¡¡Salarios irreales!!...
¡¡Abortemos!!... ¡¡Vaciemos la España heredada!!... Extraños vendrán y al grito de "justicia y derecho universal" enterrarán nuestro pasado... Ocuparán nuestra "España vaciada"
Y ante tantos desmanes...
Los socialistas, que se dicen de bien y responsables: ¡calladitos... que perdéis los privilegios!... ¡Ladrar, pero sin morder!...
Los de centro-derecha, los liberales, los de derecha firme vagan murmurando "amenazas de cuello blanco"... ¡Haremos... Iremos... No consentiremos...!, pero prudencia... Prudencia... (esa que en los libros de historia se conoce como cobardía institucional).
Queremos futuro volviendo a los principios del Frente Popular... Queremos prosperidad copiando lo peor de cada país... Queremos respeto internacional haciendo cola en el confesionario...
Vergüenza nos tendría que dar, como país, permitiendo y consintiendo que las instituciones del Estado se utilicen y manipulen al gusto de nacionalistas retrógrados.
¿Qué futuro queremos para una España troceada... con leyes y normas según territorios... con una sanidad provinciana... con una economía según comunidades... con una legislación laboral al gusto del populismo...?
¿Qué España queremos?
¡Señores políticos!... Su responsabilidad, muy bien pagada, sepan utilizarla con dignidad y firmeza.
¡Señores de púrpura y cruz! ¡Qué pena! El devenir nos está enseñando que hasta Dios es utilizado. Mejor dicho, ustedes lo están utilizando.
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