Maduro negocia privatizar la petrolera PDVSA por falta de dinero para reflotarla
La oferta se dirige a la rusa Rosneft, la italiana Eni y Repsol según Bloomberg; cualquier acuerdo requiere la aprobación del Parlamento de Guaidó.
La crisis económica de Venezuela sigue apretando la soga que tiene el régimen de Nicolás Maduro atada al cuello. El chavismo en un intento de minimizar sus tensiones, está considerando privatizar la pulverizada estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) pero con una participación mayoritaria de grandes corporaciones internacionales como la rusa Rosneft, la italiana Eni SpA y la española Repsol a cambio de activos, según información publicada por la agencia Bloomberg. Pero el Ejecutivo controlado por la cúpula chavista no lo tiene tan fácil: la propuesta debe ser aprobada por la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional porque es la única manera de conseguir la seguridad jurídica en cualquier inversión. Por lo que el Parlamento, que está en manos de Juan Guaidó, tendría la última palabra.
«Todo debe hacerse con licitaciones. No puede el presidente asignar a dedo contratos porque quienes reciban estos contratos quedarían desprotegidos jurídicamente. Por lo tanto, yo no creo que ninguna empresa esté dispuesta a correr los riesgos de hacer una inversión que después pudiese ser desconocida por no haberse cumplido con los pasos previstos por la Constitución de Venezuela y las leyes», dijo a ABC el economista venezolano, José Toro Hardy. El también experto en temas petroleros afirmó que PDVSA efectivamente necesita una inversión de empresas privadas pero no como lo podría estar haciendo Maduro.
Pocas opciones
De la que en 1998 -fecha de llegada del chavismo- era la tercera empresa en el mundo en capacidad de refinanciación, y procesaba 3,3 millones de barriles diarios de petróleo, actualmente apenas queda una sombra. PDVSA procesa apenas 700.000 barriles por día, según el último informe de la OPEP. Venezuela, país con las mayores reservas petroleras de todo el mundo, ve con preocupación cómo su valiosa empresa ha quedado ninguneada por la mala gestión del Gobierno, la desenfrenada corrupción, las políticas públicas erradas y la caída en los precios del petróleo. Maduro no ha tenido más opción que dirigir la mirada hacia España, Italia y Rusia para salir del atolladero, pero queda por ver si las tres empresas europeas aceptan la tentadora oferta del líder chavista.
Para Hardy, reflotar la empresa petrolera exige alrededor de 30.000 millones de dólares por año durante los próximos 10 años, para recuperar el nivel de producción que tenía PDVSA hace dos décadas. Pero el Estado venezolano está en bancarrota y hace mucho tiempo que no está en sus manos levantar la capacidad productiva de la compañía. El diputado opositor y presidente de la Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional, Elías Matta, aseguró en octubre que para recuperar la industria petrolera, y para que se pueda volver a producir al menos dos millones de barriles, se necesita una inversión de entre 180.000 y 200.000 millones de dólares.
Saldar deudas
Por la falta de efectivo en Venezuela, Repsol comenzó a recibir petróleo venezolano como pago por las deudas que acumula el país gobernado por Maduro con España. Siendo un socio de empresas mixtas, junto con el chavismo y Eni, en proyectos de gas, en el centro de Venezuela, Repsol ha decidido recibir en pago crudo venezolano y de esta manera no incurrir en las sanciones de Estados Unidos. En noviembre, la Administración de Donald Trump amenazó al Gobierno de Pedro Sánchez con sanciones si llegase a apoyar al régimen de Maduro. Las posibles sanciones que puso el Departamento del Tesoro sobre la mesa irían dirigidas contra el Banco de España y otras entidades donde está depositado el dinero de personas vinculadas con el Gobierno venezolano.
La multinacional presidida por Antonio Brufau explicaba a finales del año pasado que Repsol «ha adoptado las medidas necesarias para continuar su actividad en Venezuela, incluyendo la recepción periódica de crudo en pago de deudas, con pleno respeto a la normativa internacional de sanciones, y está haciendo un seguimiento constante de su evolución y, por tanto, de los eventuales efectos que pudieran tener sobre las señaladas actividades». Para mediados de 2019, Respol había recibido el pago del 45% de la deuda que tiene con la empresa Venezuela, cuyo monto inicial era de 2.200 millones de euros.
En 2017, la compañía española invirtió cerca de 695 millones de euros en la Faja Petrolífera del Orinoco y hasta noviembre de 2018 no habían recibido una compensación. Sin embargo, el régimen de Maduro aceleró el pago y para noviembre del año pasado, España estaba recibiendo 378.000 toneladas de petróleo, una importación que casi se iguala con la de 2015 cuando llegaron 379.000 toneladas, según los datos oficiales de Cores. Las estimaciones de Repsol en torno al cargamento de petróleo venezolano en cada buque, supone una entrada de entre 80 y 120 millones de euros.
Los intereses de Vladimir Putin podrían no estar únicamente enfocados en el petróleo venezolano. Las deudas que tiene Venezuela con Rusia también han sido saldadas como lo ha hecho con Repsol. En 2017, la empresa venezolana tenía una cuenta pendiente con Rosneft de 4.600 millones de dólares. En 2018, esa deuda se había reducido a la mitad. Y en cuestión de un año, a Rusia solo le faltaba recuperar 800 millones de dólares por parte de Venezuela, según Reuters.
¿QUÉ COMUNISMO ES ESE?
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