50 médicos cuestionan el informe que exime a los facultativos de la muerte de Andreas tras 75 horas atada
La joven asturiana murió de meningitis en la unidad psiquiátrica de un hospital de Oviedo después de que le diagnosticaran por error una enfermedad mental.
No hubo mala praxis por parte de ninguno de los médicos que atendieron a Andreas Fernández González, la joven que falleció a causa de una meningitis y una miocarditis en 2017 tras estar atada 75 horas a una cama en la unidad psiquiátrica del Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA). Es la principal conclusión del informe que finalmente han emitido los forenses del juzgado encargados de determinar si hubo negligencia por parte de los siete facultativos denunciados e investigados. Sin embargo, el documento, al que ha tenido acceso este periódico, cuenta con algunas incongruencias en sus nueve páginas, contradicciones que han señalado 50 médicos y profesionales sanitarios —de los cuales 16 son psiquiatras— en un informe alternativo elaborado de manera voluntaria y que ha sido presentado también como prueba en el caso.
Aitana, hermana de la fallecida, denunció por la vía penal a siete de los médicos que trataron a Andreas, que están acusados de homicidio por imprudencia profesional grave: “Hubo una dejación total de funciones. No es que pusiesen medios para ver qué le pasaba y aun así no diesen con la causa. Es que no le hicieron pruebas, a pesar de que ella siempre decía que tenía algo orgánico. Asumieron que tenía una patología psiquiátrica y no trataron de descartar una enfermedad orgánica que pudiese provocar los síntomas que mi hermana mostraba, tal y como se debería hacer según los protocolos”, explica Aitana.
Desde que el caso fue reabierto en febrero de 2018 y la denuncia admitida a trámite, los siete denunciados por negligencia han declarado en calidad de investigados. El proceso judicial, que está en fase de instrucción, estaba a la espera de la llegada del informe forense, que fue emitido el 27 de mayo. El pasado martes 4 de junio, la acusación presentó las alegaciones. Alejandra Gutiérrez, abogada defensora, ha pedido la impugnación del informe forense por “las numerosas contradicciones que presenta, así como la omisión de información y errores que comete”. Además, presentaron ese otro informe externo.
No hubo mala praxis por parte de ninguno de los médicos que atendieron a Andreas Fernández González, la joven que falleció a causa de una meningitis y una miocarditis en 2017 tras estar atada 75 horas a una cama en la unidad psiquiátrica del Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA). Es la principal conclusión del informe que finalmente han emitido los forenses del juzgado encargados de determinar si hubo negligencia por parte de los siete facultativos denunciados e investigados. Sin embargo, el documento, al que ha tenido acceso este periódico, cuenta con algunas incongruencias en sus nueve páginas, contradicciones que han señalado 50 médicos y profesionales sanitarios —de los cuales 16 son psiquiatras— en un informe alternativo elaborado de manera voluntaria y que ha sido presentado también como prueba en el caso.
Aitana, hermana de la fallecida, denunció por la vía penal a siete de los médicos que trataron a Andreas, que están acusados de homicidio por imprudencia profesional grave: “Hubo una dejación total de funciones. No es que pusiesen medios para ver qué le pasaba y aun así no diesen con la causa. Es que no le hicieron pruebas, a pesar de que ella siempre decía que tenía algo orgánico. Asumieron que tenía una patología psiquiátrica y no trataron de descartar una enfermedad orgánica que pudiese provocar los síntomas que mi hermana mostraba, tal y como se debería hacer según los protocolos”, explica Aitana.
Desde que el caso fue reabierto en febrero de 2018 y la denuncia admitida a trámite, los siete denunciados por negligencia han declarado en calidad de investigados. El proceso judicial, que está en fase de instrucción, estaba a la espera de la llegada del informe forense, que fue emitido el 27 de mayo. El pasado martes 4 de junio, la acusación presentó las alegaciones. Alejandra Gutiérrez, abogada defensora, ha pedido la impugnación del informe forense por “las numerosas contradicciones que presenta, así como la omisión de información y errores que comete”. Además, presentaron ese otro informe externo.
Los hechos
Andreas, de 26 años, acudió por primera vez al HUCA el martes 18 de abril de 2017 de madrugada. El informe médico de ese día apuntaba “fiebre y amigdalitis desde hacía dos semanas” y amoxicilina como medicación. Aunque recibió el alta, Andreas volvió ese mismo día por la tarde porque escuchaba ruidos —alucinaciones auditivas—, aunque era consciente de que no eran reales, tal y como consta en el informe médico de esa consulta. Dicho informe reitera el anterior e incluye los antecedentes familiares como posible explicación a los ruidos y a su nerviosismo: “Madre con esquizofrenia, padre con depresión mayor”.
Andreas vuelve al HUCA el miércoles 19 y también el jueves 20. Ese jueves por la noche, recomiendan su ingreso en la planta de Psiquiatría, a lo que Andreas accede de manera voluntaria. Pero al día siguiente por la mañana, ya viernes 21, Andreas quiere irse, por lo que el ingreso se torna involuntario. Además, por su “estado de agitación”, se pauta contención mecánica. Andreas permaneció atada a la cama desde el viernes 21 —a las 13.38, según el informe médico— hasta el momento de su muerte, el lunes 24 de abril a primera hora de la tarde. Es decir, unas 75 horas seguidas sin poder moverse.
Según la Ley de Enjuiciamiento Civil, el hospital tiene obligación de informar al juzgado competente lo antes posible del ingreso involuntario (así como de cualquier medida que suponga la privación de libertad del paciente, como sería la contención mecánica), pero siempre en un plazo máximo de 24 horas. Según consta en el auto, el hospital no informó hasta el sábado a las siete de la tarde, cuando habían transcurrido alrededor de 30 horas. El forense que evaluó a Andreas para ver si procedía el ingreso involuntario y la contención acudió el domingo 23, y emitió su informe favorable a la decisión del hospital la mañana del día siguiente. La juez firmó la autorización el martes 25, sin saber que Andreas había fallecido el día anterior.
El mismo forense de guardia que evaluó a Andreas el domingo fue el encargado de realizar el levantamiento del cadáver y la autopsia. Por eso, la abogada Alejandra Gutiérrez ha pedido también impugnar la autopsia al considerar que “debía ser otra persona ajena al caso de Andreas quien la realizase”; y porque “no recogió las muestras de tejido como indica el protocolo”: “Las metió en formol, por lo que los tejidos quedaron inservibles y el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) no pudo determinar si una infección fue la causa de la muerte”. Gutiérrez cree que si la meningitis hubiese sido de origen bacteriano significaría que la infección —no diagnosticada al ingreso de Andreas pero de la cual ya había síntomas— se habría extendido a la sangre, provocando también la miocarditis de la paciente y, por tanto, su muerte.
Según el informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, todos los virus estudiados dieron negativo. Sin embargo, este organismo no pudo comprobar o descartar una infección como causa de la muerte, ya que las muestras estaban “alteradas y degradadas” al haber sido introducidas en formol. Para realizar los análisis pertinentes habrían necesitado “muestras en fresco, según consta en las normas para la preparación y remisión de muestras de objeto de análisis por el INTCF”, explica el documento.
Durante los casi cuatro días de ingreso, Andreas permaneció “somnolienta”, “llega al nivel de postración” y “no responde a estímulos verbales ni táctiles”, según los informes médicos de esos días. Además, tenía picos de fiebre a pesar de que se le administraron antitérmicos durante todo este periodo. El lunes 24 a primera hora de la tarde, Andreas entró en parada cardiorrespiratoria y falleció a las 17.17.
Conclusiones y errores del informe forense
El informe realizado por dos forenses y emitido hace unos días concluye "que se trata de una muerte natural, que la causa fundamental es compatible con una miocarditis de curso y debut súbito, que no ha habido incumplimiento alguno de la lex artis por ninguno de los médicos que intervinieron, que se han realizado las pruebas necesarias, que el internamiento en la unidad de Psiquiatría fue procedente”.
Aunque la autopsia determina que la causa de la muerte fue “una meningitis linfocitaria + miocarditis”, el informe forense solo estima la miocarditis, una afección que, según apuntan, no podía ser detectada porque su aparición habría sido repentina y fulminante.
Al cotejar el informe forense con el informe médico, se detectan algunos errores. Por ejemplo, señala que el lunes 24 a las 12.00 presentaba “temperatura de 38.2º”, pero unas páginas más abajo dice: “La fiebre fue febrícula siempre menor de 38 grados”. Según el historial clínico, Andreas alcanzó o sobrepasó los 38º de fiebre hasta en cinco ocasiones durante su ingreso.
Los forenses también señalan que "no hubo manifestación alguna de signos meníngeos ni rigidez nucal, ni manchas dérmicas, ni cefaleas, ni vómitos, ni rigidez de cuello, ni fiebre”. Pero Andreas sí que tuvo fiebre. Además, una médica de urgencias que prefiere mantenerse en el anonimato sostiene: "No se puede saber si por ejemplo tenía o no rigidez nucal o rigidez de cuello porque no se le realizó ninguna exploración física. Puede que no la tuviera, pero lo cierto es que al no haberlo comprobado, no podemos saber si tenía esos síntomas o no”.
Además, el informe forense apunta que el valor de la Proteína C Reactiva (que se eleva cuando hay inflamación en todo el cuerpo) estaba normalizada cuando ingresó el viernes 21. No obstante, según la analítica de ese día —la última que se le realizó a Andreas—, la PCR estaba en 2.8 (los valores normales están entre 0 y 0.5).
Respecto al incumplimiento de la ley por parte del hospital al informar al juzgado del ingreso involuntario excediendo el plazo de 24 horas, los forenses no se han pronunciado.
Por su parte, Javier Álvarez, representante legal de los siete médicos denunciados, ha preferido no hacer declaraciones sobre el informe, favorable para su defensa. También el HUCA ha declinado pronunciarse al respecto.
50 médicos discrepan del informe forense
La juez del caso, que está en fase de instrucción, es quien deberá tomar la decisión ahora, con el informe forense en la mano, sobre si continúa adelante o se cierra. Para evitar lo segundo, Aitana y su abogada han presentado un “contrainforme elaborado y firmado de manera voluntaria por 50 médicos y profesionales del ámbito sanitario, de los cuales 16 son psiquiatras”.
En primer lugar, critican el diagnóstico psiquiátrico que recibe Andreas cuando la ingresan: “Episodio disociativo y personalidad frágil”. “No existen según las clasificaciones internacionales”, apuntan los 50 firmantes del informe. “En el caso concreto de la paciente, con este síndrome confusional, sobre todo si se asocia a fiebre, está indicado descartar una infección del sistema nervioso central antes de atribuir los síntomas a un origen psiquiátrico”.
Además de lo que los 50 médicos consideran un “error diagnóstico”, se han pronunciado sobre el trato que recibió Andreas en la unidad psiquiátrica del HUCA: “Si se aplica de forma simultánea la contención mecánica y farmacológica [como ocurrió en este caso], el paciente solo puede estar contenido hasta que empiece a hacer efecto el fármaco. El tiempo máximo es de 72 horas, aunque la mayoría de protocolos recomiendan que no debe ser prolongado por encima de 12 horas. Es evidente, por los cursos clínicos de la historia, que en el caso de Andreas no se siguió dicho protocolo de forma adecuada”.
Varios colectivos en defensa de los derechos de las personas con problemas de salud mental —como Hierbabuena o ActivaMent Catalunya— han elaborado otro informe en el que señalan que “aunque el diagnóstico hubiese sido cierto, el trato recibido contravenía los derechos humanos”. A este documento se han adherido diversos organismos, entre ellos la Asociación Española de Neuropsiquiatría y la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental.
SE PROTEGEN UNOS A OTROS SON MUY CORPORATIVISTAS Y LA ADMINISTRACIÓN LOS PROTEGE QUE NO CAIGAS EN MALAS MANOS QUE DE ESTO ABUNDA MUCHO.
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