Albert Boadella: «Si los independentistas hicieran las leyes, yo estaría en la cárcel»
El dramaturgo y presidente de Tabarnia en el exilio critica la decisión de la Justicia alemana al liberar a Puigdemont: acusa a los jueces de haber actuado «al margen» de los tratados de la Unión Europea
Cuando tenía diez años y era un emigerante español en París, Albert Boadella (Barcelona, 1943), dramaturgo y hoy presidente de Tabarnia en el exilio, se emocionó al escuchar un pasodoble. Echaba de menos España, algo inconcebible para los independentistas catalanes a los que hoy combate con su histriónico humor. Entre viaje y viaje a Waterloo ha escrito un libro, «¡Viva Tabarnia!» (Espasa), en el que explica los motivos de lanzarse a una campaña contra el secesionismo que le ha costado la antipatía de muchos en su tierra natal por defender la unidad de España.
¿Ha escrito Boadella el «Manifiesto tabarnista» con este libro?
El texto es un repaso a los motivos por los que aparece Tabarnia, que son motivos muy antiguos. Tabarnia es consecuencia de todo un proceso de cierta desesperación que sienten la mitad de catalanes; los que se han encontrado muchos años sin voz, acomplejados ante un poder ideológicamente despótico. Tabarnia es una salida catártica para mucha de esta gente con una mirada divertida, satírica.
En el libro relaciona constantemente el populismo con el indepentismo.
Sí, lo que sucede ahora no es nuevo. Durante el siglo XX Cataluña tuvo en ciertos momentos una actitud desleal y muy desagradable ante España. Esto tiene un lado xenófobo y de superioridad frente al resto de españoles enormemente desagradable. Esto lo hemos sufrido durante los últimos 35 años; es algo de lo que mi padre ya me hablaba y supongo que su padre haría lo mismo con él. No viene de 1714, como dicen los independentistas, sino del final del siglo XIX con los nacionalismos europeos. A partir de aquí Cataluña, con cosas como el desastre de Cuba, se coloca en una posición de superioridad con respecto al resto de España, al que considera más pobre, más cutre y más desorganizado. Este sentimiento pervive con el paso de generaciones y es una cosa que no lleva a buen fin. El nacionalismo en España ha provocado alrededor de 1.000 muertos.
¿Qué dice usted de lo que ocurre en Cataluña cuando sale de España?
Yo siempre hablo de que hay una enfermedad colectiva, como fueron el fascismo en Italia o el nacional socialismo en Alemania, aunque con circunstancias históricas que nada tienen que ver (...) Están fanatizados por un dios, Cataluña, y todo es fantasía. Todo está basado en ficción; en un ficción histórica, en unos agravios de ficción por parte del resto de los españoles. Ellos piensan que un ciudadano de Madrid, cuando se levanta, lo primero en lo que piensa es en qué putada les va a hacer a los catalanes. Lo digo parodiando pero es un poco esto.
¿Por qué eligieron el humor como caballo de batalla de Tabarnia?
La única posibilidad contra los independentistas, además de las políticas, es colocarles ante el espejo y decirles que esto que hacemos, ellos lo hacen aún peor.
¿Y qué ha pasado con la Justicia alemana al liberar a Puigdemont?
Nos hemos encontrado con unos jueces que han jugado un papel al margen de los tratados de la Unión Europea (UE), que no ponen en duda los tribunales de otros países democráticos (...) Los independentistas, además, han dado mucha publicidad a sus patrañas. Han pintado a España como el país de los herederos de Franco y eso tiene su predicamento en otros países. Todos tenemos tópicos sobre otros países y sobre España se piensa que la mitad somos toreros, la otra mitad flamencos y también que Franco sigue rondando por ahí. El Estado no se ha preocupado de promover la razon, que no vende tanto como la mentira.
¿Se considera más español que Rajoy y más catalán que Puigdemont?
(Ríe) Tanto Rajoy como yo estamos contentos de ser españoles. No creo que Rajoy lo esté más que yo ni yo más que él. Más catalán que Puigdemont no sé, pero más patriota sí, sin duda. Yo busco las cosas mejores para la tierra en la que nací y él busca las mejores cosas para él.
¿Baraja meterse en política?
No. Yo he tenido una actuación indirecta en política que fue la fundación de Ciudadanos, pero a partir del momento en que fue partido, me desentendí (...) Prefiero estar al margen y decir lo que pienso sin traicionar las esencias del partido.
¿Puede salir una obra de teatro de todo el lío secesionista o no hay remedio para esto?
Soy optimista por naturaleza. España es un país que tiene una fuerza indiscutible. Es una potencia y espero que eso sea suficiente para que los dementes dejen de dar la lata. Pueden seguir considerando que España es una dictadura, pero por lo menos que no tengan poder.
¿Alguno de estos «dementes» le ha confesado que se ríe con las acciones de Tabarnia?
No, esos no. El sentido del humor no va con las sectas. Ellos son una secta y las sectas no tienen sentido del humor. Los nacionalismos, mucho menos y si te pones enfrente... Si ellos tuvieran poder, a mí me habrían metido en la cárcel. A mí me protege la Constitución, las leyes democráticas españolas; pero si fueran las suyas, me habrían expulsado del país o me habrían metido en la cárcel. Me habrían metido en un proceso por traidor a las esencias del independentismo.
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