“EL YUGO DEL SIERVO”
No me pongáis yugos a mi cuerpo
Ni cadenas, ataduras, barrotes o rejas
No me obliguéis a aceptar la injusticia.
Flagelareis mi cuerpo, romperéis mis huesos
Pero mi mente será como un pájaro
Libre que entonará el canto de la libertad.
Con ella no podréis, es mía y solo mía
No me haréis callar aunque la mordaza
Impida pedir justicia, gritaré y gritaré,
Con ígneo fuego en mis ojos.
Ya me cortéis las cuerdas bucales
Mi sangre sobre la arena seguirá
Clamado justicia al Dios Universal.
Mi cuerpo se enervará tembloroso
En común unión y rebelión contra
Lo injusto, mezquino, la tortura
sutil.
No doblareis mis viejas rodillas aunque
Me partáis las piernas con calumnias
No doblaré mi cabeza en reverencia
Aunque me la aplastéis con una gran piedra.
He luchado por la justicia en vida.
En mi losa quiero que figure el epitafio
Aquí yace quien vivó y murió
Defendiendo la dama de la venda.
Manteniendo con sus obras el equilibrio
De su balanza con el deseo de que
El platillo de la honradez justa pese
Desequilibrando al de las mezquindades humanas.
Me enterrareis clamando al Dios del universo
Mi dios Divino que todo lo ve y puede
Con los brazos estirados, rígidos
Por la ira y el rigor de la muerte.
Y si no hay justicia tendréis
Que romperme los huesos de mis brazos
Para que mis manos no emerjan crispadas
De la fría y húmeda tierra
clamando
Al estrellado firmamento la Eterna Justicia.
Autor: José Ángel Miyares Valle
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